Milei refuerza un giro en política internacional
Dialogó en la Casa Blanca con un asesor de Biden; promueve un nuevo alineamiento
Rafael Mathus RuizMilei posa junto a Jake sullivan (a su izquierda en la foto) tras el encuentro en la Casa Blanca
WASHINGTON (De nuestro corresponsal).– El presidente electo, Javier Milei, se reunió ayer en la Casa Blanca con el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, en un encuentro que fue calificado como “excelente” por ambas partes y que escenifica lo que el propio Milei definió como “un nuevo encuadre de la Argentina dentro de las naciones que respetan la libertad”.
Sullivan es un funcionario clave de la administración de Joe Biden y, según trascendió después del encuentro, se mostró especialmente interesado en conocer los planes del futuro gobierno tanto en materia económica como de política internacional. Milei, que estuvo acompañado por Nicolás Posse y Luis Caputo, vuelve hoy al país.
WASHINGTON.– Javier Milei salió del Hotel Hay-Adams, saludó a un puñado de simpatizantes que se habían acercado a saludarlo –“¡la casta tiene miedo!”, cantaron–, se subió a una camioneta Cadillac negra y salió hacia la Casa Blanca, donde fue recibido por el asesor de Seguridad Nacional de Joe Biden, Jake Sullivan, y Juan González, principal asesor de la administración demócrata para América Latina. Una hora después, regresó al hotel jubiloso tras cosechar una primera señal de respaldo por parte del gobierno de Biden para encarar la nueva y crítica negociación con el FMI.
“Fue una excelente reunión. Estamos muy satisfechos y muy contentos con lo que ocurrió en la reunión”, afirmó a la prensa argentina el libertario al término del encuentro en la Casa Blanca, al que asistieron todos los miembros de la comitiva libertaria. “Hemos hablado de la situación económica y social de la Argentina en este momento y también hemos hablado de lo que será el nuevo encuadre internacional de la Argentina dentro de las naciones que respetan la libertad”, abundó.
La crítica situación de la economía argentina consumió una buena parte de la reunión con Sullivan y González, que se extendió por alrededor de una hora. Pero Milei, Sullivan y sus colaboradores también dieron vuelta la página, resetearon el vínculo bilateral y delinearon una agenda de trabajo que tendrá como punto de partida la negociación con el Fondo. Sullivan le dijo a Milei que hará todo lo posible para ayudar a que esa negociación tenga un desenlace favorable para la Argentina, indicaron fuentes del entorno de Milei, e incluso habló de “extender el financiamiento”. En la reunión también se discutió el papel que puede jugar la Argentina en el mercado de litio, de energía y semiconductores. Y Milei dijo que se posicionará a favor de las democracias liberales y el libre mercado, una postura que cuadra con la batalla global que ha planteado Biden con las autocracias. Milei expresó “su mirada sobre la agenda geopolítica internacional alineada con Occidente y su defensa de los valores de la libertad”, dijo el comunicado oficial de la Oficina del Presidente.
Esa nueva postura diplomática, que ofrece un contraste con la mirada del gobierno de Alberto Fernández, aparece como una de las llaves de Milei para abrir el vínculo con la Casa Blanca. La defensa de las democracias liberales en particular aparece como un punto de diferenciación –entre otros– respecto de Donald Trump, por quien el libertario ha expresado su admiración y con quien ya dialogó tras su victoria. Ese espacio de concordia parece opacar, por ahora, las divergencias o los roces que pueden despuntar en los mensajes sobre derechos humanos o respecto de la lucha contra el cambio climático. De hecho, el presidente electo enfatizó el buen momento que compartió con los funcionarios de Biden. “Absolutamente, muy confortable”, remarcó, sobre el clima de la conversación.
Tras la reunión en Casa Blanca, Milei volvió al hotel, se cambió y salió al aeropuerto junto con su hermana, Karina, y su mano derecha, Santiago Caputo, para emprender el regreso a Buenos Aires a continuar con la transición. Hubo tiempo para una parada luego de la Casa Blanca, antes del retorno al hotel: el monumento a Abraham Lincoln, donde se tomaron una foto. Milei la publicó luego en su cuenta de Instagram con su eslogan en mayúsculas: “VIVA LA LIBERTAD CARAJO”.
Luego de la reunión en la Casa Blanca, Posse y Caputo fueron al Fondo. Por la mañana, habían estado en el Tesoro con el embajador norteamericano en Buenos Aires, Marc Stanley. “Fue una muy buena reunión”, dijo Caputo sobre el encuentro en el Tesoro, al regresar al hotel.
Milei llegó anoche a Washington proveniente desde Nueva York y se instaló cerca de las 21, hora local, en el Hay-Adams, un histórico hotel de lujo ubicado frente a la Plaza Lafayette, en el lado opuesto de la Casa Blanca. Milei ingresó al hotel junto con su hermana y Caputo, y unos pasos detrás se sumó luego el resto de la comitiva, que integran Gerardo Werthein, Caputo y Posse. Con ellos también llegó al hotel Stanley, quien los acompaña en su gira.
Su visita a la Casa Blanca ocurrió un día después del almuerzo de Milei en Nueva York con el expresidente Bill Clinton y Chris Dodd, asesor especial para las Américas del presidente Biden. “Tuvimos un excelente almuerzo con Chris Dodd y Bill Clinton en el que les expresamos nuestra visión para la Argentina y los cambios que hacen falta”, dijo anoche Milei al llegar al hotel. Luego del encuentro con Sullivan, volvió a Buenos Aires. Las reuniones técnicas –o “protocolares”, en la mirada de la comitiva– quedaron en manos de Caputo, quien se encamina a ocupar la oficina del 5º piso del Ministerio de Economía.
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Con Caputo y Posse, el Fondo pidió planes para “reforzar urgente la estabilidad”
Los asesores de Milei tuvieron su primera reunión con Gita Gopinath y fueron recibidos en el Tesoro
WASHINGTON (De nuestro corresponsal).– Luis “Toto” Caputo y Nicolás Posse dejaron la Casa Blanca a pie y caminaron en dirección al Fondo Monetario Internacional (FMI), distante apenas un par de cuadras. Fue una de las imágenes que dejó el paso de Javier Milei y su comitiva por Washington: durante todo el día, Caputo y Posse se movieron como una pareja inseparable, una dupla en la cual Milei depositó la confianza de encarar los contactos con el Fondo y el Tesoro, y que se encamina a ocupar un lugar estelar en su futuro gobierno.
A media mañana, Caputo y Posse dejaron el Hotel Hay-Adams junto con el embajador norteamericano en Buenos Aires, Marc Stanley –prácticamente un miembro más de la comitiva de Milei–, y fueron hasta el Tesoro, a su primera reunión. “Fue una muy buena reunión”, dijo Caputo sobre ese encuentro, al regresar al hotel, sin detener la marcha ni dar más detalles. “Excelente reunión”, completó Stanley, también sin dar más detalles. Caputo y Posse acompañaron por la tarde a Milei a la Casa Blanca, y después fueron al Fondo, donde vieron a la subdirectora gerente, Gita Gopinath, y a Rodrigo Valdés y Luis Cubeddu, los dos funcionarios del staff con quienes Caputo debería renegociar el programa argentino, virtualmente congelado.
“Han debatido los complejos retos que se enfrenta el país y los planes para reforzar urgentemente la estabilidad y sentar las bases de un crecimiento más sostenible”, indicó un portavoz del FMI sobre la reunión. “Ambos equipos seguirán colaborando estrechamente en el futuro”, completó.
Además de Valdés, director del Departamento del Hemisferio Occidental,y Cubeddu, subdirector, en la reunión estuvieron Ashvin Ahuja, jefe de misión para la Argentina, y Ben Kelmason, el representante del Fondo en el país.
Las reuniones en el Tesoro y el Fondo fueron calificadas de “protocolares” en la comitiva de Milei, pero lejos de una simple presentación comenzaron a perfilar el trabajo que comenzará el 10 de diciembre luego de que Milei se calce la banda presidencial, y Caputo, seguramente, se mude al quinto piso del Palacio de Hacienda. El Fondo solo puede negociar con autoridades de un país y con futuros presidentes o ministros. A sabiendas de que la Argentina aparece en un estado delicadísimo y el tiempo apremia, tanto desde el gobierno de Joe Biden como del Fondo dejaron en claro su predisposición a cooperar.
La nueva negociación con el FMI arranca bajo una enorme presión: en diciembre y enero, la Argentina tiene que pagar casi 4000 millones de dólares para poder mantener el programa vigente a flote y encarar la nueva renegociación con el organismo. Sólo en diciembre, el nuevo gobierno de Milei deberá afrontar un pago de 900 millones de dólares, y esos dólares todavía no están.
El primer contacto cara a cara de Caputo y Posse con el staff llegó unos días después de que Milei mantuvo una charla virtual por alrededor de una hora con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. Milei dijo que esa charla había sido “excelente” y el Fondo se había mostrado colaborativo para resolver los problemas de la economía.
La conversación, indicaron a la fuentes cercanas a Milei, duró nacion alrededor de una hora y abarcó
algunos de los problemas más críticos que enfrenta la economía, incluidos la apertura del “cepo” y la unificación cambiaria, el ajuste fiscal inmediato y el de mediano plazo, con eje en la reforma del Estado, la modernización del mercado laboral, y cómo resolver los desequilibrios en el balance del Banco Central y abordar el frente inflacionario.
Esa charla virtual, primero, y la reunión que ayer mantuvieron Caputo y Posse con el staff marcaron el puntapié de una nueva negociación, la tercera desde que la Argentina volvió a golpear la puerta del Fondo a principios de 2018, en medio de la corrida cambiaria que se llevó puesto el programa de Mauricio Macri.
El Fondo siempre reclamó un plan “sólido y creíble”. Luego de cuatro años de trabajo con el gobierno de Alberto Fernández, el Fondo se prepara ahora para arrancar prácticamente de foja cero con el equipo de Milei, un presidente que parece dispuesto a atacar los problemas estructurales con una intensidad inédita. Pero las negociaciones con el Fondo siempre ofrecen motivos para la tirantez, y Luis Caputo, expresidente del Banco Central y exministro de Finanzas de Macri, no es un personaje desconocido en los pasillos del organismo. Aunque la eventual designación de Caputo como ministro de Economía fue muy bien recibida por los mercados, su gestión al frente del Central estuvo marcada por los choques con el staff del FMI, que en ese momento tenía como referentes principales para la Argentina a Alejandro Werner y Roberto Cardarelli.
A diferencia de sus dos antecesores, Macri y Fernández, Milei tendrá un margen mucho más estrecho en el Fondo, pero encontrará una predisposición similar. Rodrigo Valdés reiteró hace poco el reiterado pedido de un plan “sólido y creíble”, con un fuerte respaldo político. Y Jay Shambaugh, subsecretario para Asuntos Internacionales del Tesoro y un colaborador de la secretaría del Tesoro, Janet Yellen, dijo en un discurso en septiembre que el Fondo “debe estar dispuesto a retirarse si un país no toma las medidas necesarias” para ser eficaz, un mensaje unívocamente leído como un punto aparte con la Argentina. Pero Milei también llega con una visión –y un paquete de reformas– mucho más alineada con la filosofía del FMI que la de Fernández, o, incluso, la de Macri.
WASHINGTON (De nuestro corresponsal).– El presidente electo, Javier Milei, se reunió ayer en la Casa Blanca con el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, en un encuentro que fue calificado como “excelente” por ambas partes y que escenifica lo que el propio Milei definió como “un nuevo encuadre de la Argentina dentro de las naciones que respetan la libertad”.
Sullivan es un funcionario clave de la administración de Joe Biden y, según trascendió después del encuentro, se mostró especialmente interesado en conocer los planes del futuro gobierno tanto en materia económica como de política internacional. Milei, que estuvo acompañado por Nicolás Posse y Luis Caputo, vuelve hoy al país.
WASHINGTON.– Javier Milei salió del Hotel Hay-Adams, saludó a un puñado de simpatizantes que se habían acercado a saludarlo –“¡la casta tiene miedo!”, cantaron–, se subió a una camioneta Cadillac negra y salió hacia la Casa Blanca, donde fue recibido por el asesor de Seguridad Nacional de Joe Biden, Jake Sullivan, y Juan González, principal asesor de la administración demócrata para América Latina. Una hora después, regresó al hotel jubiloso tras cosechar una primera señal de respaldo por parte del gobierno de Biden para encarar la nueva y crítica negociación con el FMI.
“Fue una excelente reunión. Estamos muy satisfechos y muy contentos con lo que ocurrió en la reunión”, afirmó a la prensa argentina el libertario al término del encuentro en la Casa Blanca, al que asistieron todos los miembros de la comitiva libertaria. “Hemos hablado de la situación económica y social de la Argentina en este momento y también hemos hablado de lo que será el nuevo encuadre internacional de la Argentina dentro de las naciones que respetan la libertad”, abundó.
La crítica situación de la economía argentina consumió una buena parte de la reunión con Sullivan y González, que se extendió por alrededor de una hora. Pero Milei, Sullivan y sus colaboradores también dieron vuelta la página, resetearon el vínculo bilateral y delinearon una agenda de trabajo que tendrá como punto de partida la negociación con el Fondo. Sullivan le dijo a Milei que hará todo lo posible para ayudar a que esa negociación tenga un desenlace favorable para la Argentina, indicaron fuentes del entorno de Milei, e incluso habló de “extender el financiamiento”. En la reunión también se discutió el papel que puede jugar la Argentina en el mercado de litio, de energía y semiconductores. Y Milei dijo que se posicionará a favor de las democracias liberales y el libre mercado, una postura que cuadra con la batalla global que ha planteado Biden con las autocracias. Milei expresó “su mirada sobre la agenda geopolítica internacional alineada con Occidente y su defensa de los valores de la libertad”, dijo el comunicado oficial de la Oficina del Presidente.
Esa nueva postura diplomática, que ofrece un contraste con la mirada del gobierno de Alberto Fernández, aparece como una de las llaves de Milei para abrir el vínculo con la Casa Blanca. La defensa de las democracias liberales en particular aparece como un punto de diferenciación –entre otros– respecto de Donald Trump, por quien el libertario ha expresado su admiración y con quien ya dialogó tras su victoria. Ese espacio de concordia parece opacar, por ahora, las divergencias o los roces que pueden despuntar en los mensajes sobre derechos humanos o respecto de la lucha contra el cambio climático. De hecho, el presidente electo enfatizó el buen momento que compartió con los funcionarios de Biden. “Absolutamente, muy confortable”, remarcó, sobre el clima de la conversación.
Tras la reunión en Casa Blanca, Milei volvió al hotel, se cambió y salió al aeropuerto junto con su hermana, Karina, y su mano derecha, Santiago Caputo, para emprender el regreso a Buenos Aires a continuar con la transición. Hubo tiempo para una parada luego de la Casa Blanca, antes del retorno al hotel: el monumento a Abraham Lincoln, donde se tomaron una foto. Milei la publicó luego en su cuenta de Instagram con su eslogan en mayúsculas: “VIVA LA LIBERTAD CARAJO”.
Luego de la reunión en la Casa Blanca, Posse y Caputo fueron al Fondo. Por la mañana, habían estado en el Tesoro con el embajador norteamericano en Buenos Aires, Marc Stanley. “Fue una muy buena reunión”, dijo Caputo sobre el encuentro en el Tesoro, al regresar al hotel.
Milei llegó anoche a Washington proveniente desde Nueva York y se instaló cerca de las 21, hora local, en el Hay-Adams, un histórico hotel de lujo ubicado frente a la Plaza Lafayette, en el lado opuesto de la Casa Blanca. Milei ingresó al hotel junto con su hermana y Caputo, y unos pasos detrás se sumó luego el resto de la comitiva, que integran Gerardo Werthein, Caputo y Posse. Con ellos también llegó al hotel Stanley, quien los acompaña en su gira.
Su visita a la Casa Blanca ocurrió un día después del almuerzo de Milei en Nueva York con el expresidente Bill Clinton y Chris Dodd, asesor especial para las Américas del presidente Biden. “Tuvimos un excelente almuerzo con Chris Dodd y Bill Clinton en el que les expresamos nuestra visión para la Argentina y los cambios que hacen falta”, dijo anoche Milei al llegar al hotel. Luego del encuentro con Sullivan, volvió a Buenos Aires. Las reuniones técnicas –o “protocolares”, en la mirada de la comitiva– quedaron en manos de Caputo, quien se encamina a ocupar la oficina del 5º piso del Ministerio de Economía.
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Con Caputo y Posse, el Fondo pidió planes para “reforzar urgente la estabilidad”
Los asesores de Milei tuvieron su primera reunión con Gita Gopinath y fueron recibidos en el Tesoro
WASHINGTON (De nuestro corresponsal).– Luis “Toto” Caputo y Nicolás Posse dejaron la Casa Blanca a pie y caminaron en dirección al Fondo Monetario Internacional (FMI), distante apenas un par de cuadras. Fue una de las imágenes que dejó el paso de Javier Milei y su comitiva por Washington: durante todo el día, Caputo y Posse se movieron como una pareja inseparable, una dupla en la cual Milei depositó la confianza de encarar los contactos con el Fondo y el Tesoro, y que se encamina a ocupar un lugar estelar en su futuro gobierno.
A media mañana, Caputo y Posse dejaron el Hotel Hay-Adams junto con el embajador norteamericano en Buenos Aires, Marc Stanley –prácticamente un miembro más de la comitiva de Milei–, y fueron hasta el Tesoro, a su primera reunión. “Fue una muy buena reunión”, dijo Caputo sobre ese encuentro, al regresar al hotel, sin detener la marcha ni dar más detalles. “Excelente reunión”, completó Stanley, también sin dar más detalles. Caputo y Posse acompañaron por la tarde a Milei a la Casa Blanca, y después fueron al Fondo, donde vieron a la subdirectora gerente, Gita Gopinath, y a Rodrigo Valdés y Luis Cubeddu, los dos funcionarios del staff con quienes Caputo debería renegociar el programa argentino, virtualmente congelado.
“Han debatido los complejos retos que se enfrenta el país y los planes para reforzar urgentemente la estabilidad y sentar las bases de un crecimiento más sostenible”, indicó un portavoz del FMI sobre la reunión. “Ambos equipos seguirán colaborando estrechamente en el futuro”, completó.
Además de Valdés, director del Departamento del Hemisferio Occidental,y Cubeddu, subdirector, en la reunión estuvieron Ashvin Ahuja, jefe de misión para la Argentina, y Ben Kelmason, el representante del Fondo en el país.
Las reuniones en el Tesoro y el Fondo fueron calificadas de “protocolares” en la comitiva de Milei, pero lejos de una simple presentación comenzaron a perfilar el trabajo que comenzará el 10 de diciembre luego de que Milei se calce la banda presidencial, y Caputo, seguramente, se mude al quinto piso del Palacio de Hacienda. El Fondo solo puede negociar con autoridades de un país y con futuros presidentes o ministros. A sabiendas de que la Argentina aparece en un estado delicadísimo y el tiempo apremia, tanto desde el gobierno de Joe Biden como del Fondo dejaron en claro su predisposición a cooperar.
La nueva negociación con el FMI arranca bajo una enorme presión: en diciembre y enero, la Argentina tiene que pagar casi 4000 millones de dólares para poder mantener el programa vigente a flote y encarar la nueva renegociación con el organismo. Sólo en diciembre, el nuevo gobierno de Milei deberá afrontar un pago de 900 millones de dólares, y esos dólares todavía no están.
El primer contacto cara a cara de Caputo y Posse con el staff llegó unos días después de que Milei mantuvo una charla virtual por alrededor de una hora con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. Milei dijo que esa charla había sido “excelente” y el Fondo se había mostrado colaborativo para resolver los problemas de la economía.
La conversación, indicaron a la fuentes cercanas a Milei, duró nacion alrededor de una hora y abarcó
algunos de los problemas más críticos que enfrenta la economía, incluidos la apertura del “cepo” y la unificación cambiaria, el ajuste fiscal inmediato y el de mediano plazo, con eje en la reforma del Estado, la modernización del mercado laboral, y cómo resolver los desequilibrios en el balance del Banco Central y abordar el frente inflacionario.
Esa charla virtual, primero, y la reunión que ayer mantuvieron Caputo y Posse con el staff marcaron el puntapié de una nueva negociación, la tercera desde que la Argentina volvió a golpear la puerta del Fondo a principios de 2018, en medio de la corrida cambiaria que se llevó puesto el programa de Mauricio Macri.
El Fondo siempre reclamó un plan “sólido y creíble”. Luego de cuatro años de trabajo con el gobierno de Alberto Fernández, el Fondo se prepara ahora para arrancar prácticamente de foja cero con el equipo de Milei, un presidente que parece dispuesto a atacar los problemas estructurales con una intensidad inédita. Pero las negociaciones con el Fondo siempre ofrecen motivos para la tirantez, y Luis Caputo, expresidente del Banco Central y exministro de Finanzas de Macri, no es un personaje desconocido en los pasillos del organismo. Aunque la eventual designación de Caputo como ministro de Economía fue muy bien recibida por los mercados, su gestión al frente del Central estuvo marcada por los choques con el staff del FMI, que en ese momento tenía como referentes principales para la Argentina a Alejandro Werner y Roberto Cardarelli.
A diferencia de sus dos antecesores, Macri y Fernández, Milei tendrá un margen mucho más estrecho en el Fondo, pero encontrará una predisposición similar. Rodrigo Valdés reiteró hace poco el reiterado pedido de un plan “sólido y creíble”, con un fuerte respaldo político. Y Jay Shambaugh, subsecretario para Asuntos Internacionales del Tesoro y un colaborador de la secretaría del Tesoro, Janet Yellen, dijo en un discurso en septiembre que el Fondo “debe estar dispuesto a retirarse si un país no toma las medidas necesarias” para ser eficaz, un mensaje unívocamente leído como un punto aparte con la Argentina. Pero Milei también llega con una visión –y un paquete de reformas– mucho más alineada con la filosofía del FMI que la de Fernández, o, incluso, la de Macri.
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