En un ejercicio a tono con el bicentenario de la independencia, Eugenio Díaz Bonilla, del International Food Policy Institute de Washington, contabilizó que desde 1912 a 1983, el país tuvo alternativamente gobiernos civiles y militares.
Según sus estimaciones, hasta 1975, cuando una profunda crisis política derrumbó la economía, el PBI argentino representaba la mitad del PBI de EE.UU. En 2001 esa proporción cayó al 21%.
Díaz Bonilla destaca que acabamos de vivir la primera transición democrática de un partido a otro sin una crisis profunda.
Pero, con una historia de grandes rupturas, “Argentina puede perder la oportunidad de convertirse en un país desarrollado”, dijo
Aquí sus pensamientos:
• “Los países que en las últimas décadas fueron capaces de generar transformaciones económicas y sociales a un ritmo acelerado, tuvieron como denominador común el haber podido definir una visión de mediano plazo y la han implementado mediante estrategias de gobierno con metas cuantificables y planes con objetivos para plazos más cortos.
Ese ejercicio se concretó dentro de esquemas institucionales de diálogo público-privado. La teoría del desarrollo más reciente enfatiza la necesidad de esa construcción institucional.
• “El Consejo Nacional Económico y Social de Irlanda tuvo un papel fundamental para llegar a consensos sobre la orientación de la economía, y el desarrollo de una metodología para asegurar que dicho diálogo llegue a resultados. Otros ejemplos son Finlandia, Malasia y Singapur.
En América Latina Colombia y México han avanzado.
Se trata de abrir un diálogo con los actores políticos, el sector privado, sindicatos, y la sociedad civil, que permite pensar en la agenda de desarrollo de mediano y largo plazo.
• “El caso más paradigmático es Japón, que desde la posguerra, es pionero en instituciones para un consenso entre el gobierno y los privados”.
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