lunes, 19 de marzo de 2018

NUESTRO SENTIDO HOMENAJE


MURIÓ STEPHEN HAWKING
Stephen Hawking: el hombre que nos acercó a las estrellas

Fue un científico brillante, autor de best sellers mundiales y una personalidad que inspiró a multitudes con su curiosidad y su coraje F
Stephen Hawking, el hombre cuya mente le permitió vagar por el cosmos anclado a su silla de ruedas, y desafiar algunos de los problemas más profundos de la ciencia moderna -el origen del universo y la naturaleza de la gravedad- murió ayer en su casa de Cambridge.

Tenía 76 años, pero su muerte le había sido anunciada a los 22, cuando luego de un diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) le anticiparon que le quedaban dos años de vida y la enfermedad avanzaba velozmente reduciendo al mínimo sus capacidades físicas.
A pesar de eso, asombrosamente preservadas sus facultades mentales, el físico británico hizo hallazgos notables y se convirtió en una figura célebre en los medios de comunicación. Su vida juvenil fue contada en un film (La teoría del todo) cuyo protagonista recibió el Oscar; fue invitado a los programas de entrevistas de más rating de la TV anglosajona; se convirtió en personaje de Los Simpson y de The Big Bang Theory; experimentó la falta de gravedady dio conferencias a multitudes.
"Estamos profundamente entristecidos -escribieron sus tres hijos, Lucy, Robert y Tim, en un comunicado-. Era un gran científico y un hombre extraordinario, cuyo legado sobrevivirá por muchos años. Su coraje y persistencia, su brillo y humor, inspiraron a millones en todo el mundo. En una ocasión dijo: 'El universo no sería gran cosa si no fuera el hogar de la gente a la que amas'. Siempre lo extrañaremos".
Explicaba los más abstrusos problemas de la física con un humor y en un lenguaje que atraían a los no científicos. Se las arregló para llevar una vida profesional y personal asombrosamente activa: postuló teorías científicas, escribió libros, se casó dos veces y tuvo tres hijos.
En 2016, anunció en Nueva Yotk una iniciativa de exploración espacial Fuente: Archivo
Celebró su cumpleaños número 60 en un globo aerostático, y a los 65 experimentó la falta de gravedad en un avión especialmente equipado. Cuando se le preguntaba por qué se aventuraba a tales riesgos, contestaba que quería "demostrar que tener discapacidades físicas no significaba estar también espiritualmente discapacitado".
Aunque su familia vivía en Londres, Stephen llegó al mundo en Oxford, donde no caían las bombas alemanas, el 8 de enero de 1942. Su padre, Frank, era un biólogo especializado en enfermedades tropicales, hijo de un rico hacendado que había quebrado durante la depresión de principios del siglo XX. Su madre, Isobel, fue la segunda de siete hermanos y trabajaba de secretaria cuando conoció a Frank. Stephen tuvo tres hermanos: dos mujeres y un varón.
Aunque sus compañeros de clase lo apodaban "Einstein", se recordaba a sí mismo como un chico sin ninguna capacidad especial. "A los doce años, uno de mis amigos apostó con otro una bolsa de caramelos a que nunca llegaría a nada", contó en Agujeros negros y pequeños universos (Planeta, 1994).
Quería estudiar matemática, pero en su lugar eligió física. Su tutor recordaría que "no tenía muchos libros y tampoco tomaba notas. Por supuesto, su mente era completamente diferente".
Los primeros síntomas de ELA aparecieron a los 22 años, cuando llegó a Cambridge para hacer un doctorado. La noticia lo devastó: los médicos le pronosticaron solo algunos meses de vida y él pensó que no tenía sentido obtener un doctorado. Pero lentamente la enfermedad se fue estabilizando y en 1965 se casó con Jane Wilde, una estudiante de lenguas (que, según confesó, "le dio una razón para vivir"), se graduó y se convirtió en profesor del Caius College. Contrariamente a todo lo previsto, ese fue el punto de partida de una prolífica vida científica.
En los primeros años, se concentró en el estudio de los agujeros negros, una región del espacio llamada "singularidad", cuyo campo gravitatorio es tan fuerte (para la relatividad de Einstein) que ni la luz puede escapar de ella y en la que se llegaría al final del tiempo. La frontera de este objeto singular recibe el nombre de "horizonte de sucesos".
Una de las conclusiones más sorprendentes de Hawking fue que los agujeros negros no son completamente negros, sino que pueden escapar de ellos partículas y radiación, como si fuesen un cuerpo caliente. Esa radiación recibió el nombre de "radiación de Hawking".
Para el célebre astrofísico argentino Juan Martín Maldacena, que incluso firmó unpaper con Hawking, su principal contribución fue este descubrimiento. "Los agujeros negros son una geometría del espaciotiempo -explica-. La teoría clásica afirma que el área del horizonte de un agujero negro siempre crece (este es un teorema que también probó Hawking). Pero para la mecánica cuántica el agujero negro pierde energía y el área del horizonte puede disminuir. De hecho, el agujero negro podría desaparecer totalmente. O sea que los agujeros negros se pueden 'evaporar'."
"Esto -añade Maldacena- no se verificó experimentalmente para estos objetos, pero hay un efecto muy similar que se produce en un universo en expansión. La radiación de Hawking nos dice que cuando hay un horizonte hay también una temperatura. En un universo en expansión constante, también hay un 'horizonte' que nos separa de lo que está tan lejos que una señal no nos puede llegar nunca. Esto es relevante para el principio del universo".
Maldacena sigue: "El horizonte da lugar a una temperatura y esto hace que el universo tenga pequeñas fluctuaciones en su geometría. A gran escala, nuestro universo es aproximadamente uniforme, pero a escalas más chicas, no. Un fenómeno muy similar a la radiación de Hawking opera al principio del universo y da origen a la formación de galaxias, estrellas y planetas".
Para Jorge Pullin, físico argentino que trabaja en la Universidad de Luisiana, Estados Unidos, al unir la mecánica cuántica (que rige en el reino subatómico) y la relatividad general, Hawking planteó "el problema más importante de la física teórica fundamental, porque pone a prueba la teoría cuántica, la teoría de la relatividad general y la termodinámica en sus regímenes más extremos".
Hawking también se destacó en la divulgación. Una breve historia del tiempo se mantuvo en la lista de best sellers de The Sunday Times durante 237 semanas y vendió diez millones de copias. Lo siguieron El universo en una cáscara de nuez, Brevísima historia del tiempo y George's treasure hunt ( Jorge y la búsqueda del tesoro cósmico), escrito con su hija Lucy.
Recibió innumerables distinciones. Se vio obligado a hablar a través de un sintetizador y a comunicarse por medio de una computadora que controlaba con un solo músculo de su mejilla, pero su mente le permitió remontarse hasta los confines del cosmos.
Una enfermedad progresiva
A los 22 años, a Stephen Hawking le diagnosticaron una esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad progresiva que afecta a las neuronas motoras. La patología compromete de manera completa el sistema motor voluntario, caracterizándose por atrofia y disminución de la fuerza de los músculos de los miembros, del tronco, de la deglución, de la fonación y de la respiración. En la Argentina se atienden por esta enfermedad 13 hombres por cada 10 mujeres.
Confinado en una silla de ruedas mientras su mente vagaba por el universo,Stephen Hawking hizo varios aportes que cimentaron su relevancia en la escena científica.
La teoría de la relatividad general, de Einstein, había llevado a concluir que existían regiones del universo, los agujeros negros, donde la gravedad se hace tan intensa que ni siquiera la luz puede escapar de su atracción. El propio Einstein dudó de su existencia, pero como indicarían numerosas evidencias más tarde, estaba equivocado.
"Hawking trabajó sobre todo en dos áreas: agujeros negros y cosmología -cuenta Gonzalo Torroba, investigador del Conicet en el Instituto Balseiro y ganador del Premio Bunge y Born a Jóvenes Científicos 2017-. Básicamente sus aportes fueron en problemas donde la gravedad y los efectos cuánticos (los que rigen el zoológico subatómico) pasan a ser muy importantes."
Las ecuaciones de la relatividad general, la teoría planteada por Einstein en 1915, implican que el universo se expande. Y dado que Einstein desarrolla el concepto de espaciotiempo como una unidad, eso quiere decir que si uno va para atrás en el tiempo, el universo se contrae y su densidad aumenta y eventualmente se vuelve infinita. Es lo que se conoce como el "Big Bang", o la gran explosión inicial. "Pero existían dudas de si ese comportamiento era debido a las simplificaciones hechas en el estudio de este fenómeno -explica Jorge Pullin, investigador argentino que trabaja en la Universidad Estatal de Luisiana (marido de Gabriela González, la física, también argentina, que anunció la primera detección de ondas gravitacionales)-. En la década del 60, Hawking y Roger Penrose probaron poderosos teoremas matemáticos que mostraban que dicho comportamiento pasa en general y es inevitable dentro de la teoría de la relatividad general".

Colapso gravitacional
Diego Mazzitelli, investigador del Conicet y del Instituto Balseiro, coincide: "Hawking pudo demostrar que, bajo condiciones muy generales, cuando se produce un colapso gravitacional, una concentración muy grande de materia y energía, se va a formar una singularidad". Y agrega Torroba: "De alguna manera probó matemáticamente la teoría del Big Bang comparándolo con los agujeros negros, como un punto donde todo el universo colapsa. Se había observado que el universo se iba expandiendo, pero no se había probado que la singularidad (una región del espaciotiempo donde la curvatura, y la densidad de masa o energía se vuelven infinitas) fuera inevitable. Eso le dio mucho respaldo a la idea del Big Bang".
Después, en los años setenta, Hawking avanzó en el intento de vincular la relatividad general con la mecánica cuántica estudiando qué ocurría con las partículas subatómicas en la proximidad de un agujero negro.
Después, en los años setenta, Hawking avanzó en el intento de vincular la relatividad general con la mecánica cuántica 
"Uno sabe que para la física clásica, un agujero negro es algo que no deja escapar nada -prosigue Mazzitelli-. Cuando se atraviesa el 'horizonte de sucesos' [el borde], ya no puede volver hacia atrás. Lo que descubrió Hawking y por lo que se hizo más famoso fue que cerca del horizonte de un agujero negro puede haber creación de pares de partículas y antipartículas, y puede pasar que una caiga y otra no".
"Cuando uno incorpora estos efectos cuánticos, se da cuenta de que no ocurre como planteó Einstein, que pensaba que nada puede salir de un agujero negro; en realidad no son completamente negros, sino que emiten radiación. Es la llamada 'radiación de Hawking' -dice Torroba-. Y eso permitió preguntarse qué pasa con la información y los agujeros negros, ¿se pierde o se recupera? La física clásica dice que todo se pierde, mientras que la mecánica cuántica dice que la información se conserva. Si uno quiere reconciliar ambas teorías es necesario considerar estos fenómenos".
Radiación y energía
La radiación de Hawking no pudo detectarse porque es un efecto pequeñísimo para un agujero negro. "Las evidencias astrofísicas que avalan la existencia de agujeros negros son apabullantes para objetos que tienen varias masas solares, pero la radiación es absolutamente despreciable -detalla Mazzitelli-. Tiene más bien una importancia conceptual, porque da lugar a paradojas relacionadas con el desarrollo de una teoría cuántica de la gravitación. Comprenderla más profundamente puede ayudar a entender mejor cómo compatibilizar la cuántica con la gravedad".
Pero ese descubrimiento ya planteó preguntas fascinantes. "La radiación se lleva energía -ilustra Pullin-, lo que implicaría que el agujero negro pierde masa, lo que a su vez implica que su temperatura aumenta. El proceso pareceria sugerir que el agujero negro se puede evaporar completamente. Eso genera la pregunta de adónde fue a parar todo lo que cayó dentro del agujero negro en su formación. Lamentablemente el cálculo de Hawking no permite estudiar completamente el proceso, solo sus instantes iniciales. Aun hoy dia no tenemos un entendimiento detallado del mismo. En mi opinión este es el problema más importante de la fisica teórica fundamental porque pone a prueba la teoria cuántica, la teoría de la relatividad general y la termodinámica en sus regímenes más extremos".
Paradójicamente, mientras la figura del científico era aclamada por multitudes y se convertía en un ícono de la cultura pop, en ocasiones se minimizaban sus aportes entre los físicos. No es el caso de Torroba: "Mostró que el Big Bang y los agujeros negros son problemas importantes y que podemos empezar a combinar la mecánica cuántica y la relatividad general -afirma-. Muchas de las preguntas que estamos haciendo hoy día son motivadas por problemas que él resolvió. No desarrolló una teoría nueva, pero abrió caminos y planteó paradojas y soluciones que todavía estamos discutiendo. Mi opinión personal fue que debería haber recibido un Nobel".
Para Pullin, Hawking de algún modo sucumbió a su propia popularidad. "Fue sin duda una figura verdaderamente importante -explica-.Alguna gente quizá apunta a que el nivel de celebridad que tuvo lo puso ante los ojos del público como alguien totalmente por encima de los demás cuando otros físicos de similar nivel son menos conocidos. Pero eso sucede, en mayor o menor medida, con otros científicos cuando adquieren una presencia pública. Alguna gente reacciona negativamente ante estas cosas. Por ejemplo, se comenta que Carl Sagan no fue electo a la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos pese a que la mayoría consideraba que tenia méritos para ello, por la celebridad que había adquirido por su trabajo de divulgación en televisión. En el caso de Hawking, aun después de 40 años no hemos podido clarificar algunos de los interrogantes que su trabajo abrió".

El día anunciado desde hace más de medio siglo llegó: murió Stephen Hawking, legendario heredero de la cátedra Lucasiana de Cambridge.
Su carrera científica alcanzó las cotas más altas. Demostró matemáticamente la inexorabilidad del Big Bang y de los agujeros negros en la teoría de la Relatividad General de Einstein. Explicó el mecanismo por el que la materia no está dispersa en el universo sino formando galaxias. Y, sobre todo, en un alarde de ingenio, creatividad y elegancia inigualables, encontró un ángulo ciego en la encarnizada lucha que sostienen la Mecánica Cuántica y la Relatividad General, ambas correctas y a la vez inconsistentes entre sí, para demostrar que los agujeros negros no son tan negros. Son cuerpos calientes que acabarán evaporándose, llevándose así, quizás, toda la información engullida durante su oscura existencia.
El científico genial fue también un comunicador de la ciencia que logró un imposible: vender millones de ejemplares de un texto que aborda esta clase de cuestiones, que al tiempo que generan mucha intriga en el público, aparecen muy alejadas de su realidad cotidiana. El comunicador de la ciencia estelar dio paso al personaje. Ese de fama planetaria que empezó a ser habitué en series de televisión y cuyas opiniones vertió, con mayor o menor acierto, sobre una diversidad de temas.
El Hawking que me guardo para mí es el de las distancias cortas. La persona generosa, con un tesón desbordante y un afán ciego por honrar la vida. Un hombre apasionado, melómano y culto. Siempre deseoso de hacer cosas nuevas. Un brillante socialista inglés de humor pícaro, acentuado por sus ojos vivaces y de mirada diáfana. Hace poco lo vimos horrorizado por el Brexit, consciente del ridículo artificio que representan las fronteras.
Hawking fue un enamorado del universo. Dedicó su vida a intentar comprenderlo. Lo hizo con la ominosa sombra de la muerte sobre sus hombros. Desde la inmovilidad de su silla, como el caballero de El séptimo sello, se jugó cada día de su vida con la parca en un tablero de ajedrez. Le ganó siempre. Hasta que cumplió la edad de su admirado Albert Einstein. En cuanto vio despuntar el día en el que se celebraría el aniversario de su nacimiento, el hombre que vio la luz el mismo día en que murió Galileo tuvo la certeza de que había llegado el momento de cerrar el círculo perfecto y dejó caer su rey sobre el tablero.

Stephen Hawking superstar: sus apariciones en Los Simpson, Star Trek y The Big Bang Theory
Stephen Hawking fue uno de los científicos más populares de todos los tiempos. Además, tenía un gran sentido del humor, lo que lo llevó a participar de series de TV como Los Simpson, Star Trek y The Big Bang Theory.
Stephen Hawking en Springfield
Hawking en Los Simpson
En el capítulo Salvaron el cerebro de Lisa, de la décima temporada de Los Simpson, el científico hace una aparición en uno de los mejores episodios de la serie. En un chiste monumental, Homero lo confunde con el editor de la revista Hustler, Larry Flint.
Hawking explicó que cuando le propusieron participar del programa aceptó inmediatamente, por es "el mejor show de la televisión estadounidense".
Stephen Hawking explica su aparición en Los Simpson
Hawking tuvo participaciones en otros capítulos de la serie, aunque no tan protagónicos: El Especial de Noche de Brujas de Los Simpson X (temporada 11), Ray el contratista (temporada 16), ¡Para, o mi perro dispara! (temporada 18) y El Musical de la Escuela Primaria (temporada 22).
STAR TREK
Stephen Hawking en Star Trek2:16
En el episodio 26 de la sexta temporada de Star Trek, la Nueva Generación, Stephen Hawking aparece jugando al poker con los hologramas de Albert Einstein e Isaac Newton.
The Big Bang Theory
Su participación en The Big Bang Theory
En el capítulo 21 de la quinta temporada de The Big Bang Theory, Sheldon conoce al popular científico, quien se muestra interesado en una de sus teorías.
La teoría del todo
Trailer de La teoría del todo
Además, Hawking tuvo una exitosa película biográfica, La teoría del todo, basada en sus propias memorias. El actor que interpretó su vida fue el británico Eddie Redmayne, quien ganó el Oscar por esa película.
N. B y J. E. 

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