Hace 130 años, el inventor estadounidense de origen judío alemán Emile Berliner patentó el gramófono, un dispositivo que resultaría determinante para la difusión masiva de la música grabada.-Por si fuera poco, también fue responsable de la popularización del inconfundible logotipo del perrito que mira atentamente un gramófono.
Emil Berliner (1851-1929) nació en Hanover, Alemania. A los 19 años de edad, para evitar ser enrolado como soldado en la guerra franco-prusiana, emigró a Estados Unidos, donde su nombre se “americanizó” a Emile. Tras una breve estancia en Washington, se mudó a Nueva York, donde empezó a trabajar como repartidor de periódicos y limpiando botellas, aunque su verdadero interés siempre fueron los inventos tecnológicos, concretamente los relacionados con la electricidad y el sonido.
En 1876 asistió en Filadelfia a una de las entonces comunes exhibiciones de inventos y descubrimientos científicos, donde quedó fascinado con el dispositivo telefónico de Alexander Graham Bell. Inspirado, decidió dedicarse por completo a la invención de nuevos mecanismos de reproducción y transmisión del sonido, entre los que es importante mencionar un aparato precursor del micrófono. En 1886 empezó a experimentar con diversas maneras de grabar el sonido, tomando como base el mecanismo del fonógrafo inventado en 1877 por Thomas Alva Edison
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