Autorretrato sin mí, de Fernando Aramburu
El autor de Patria y la intimidad
Hace poco más de una década el multifacético artista francés Édouard Levé publicó un libro extremadamente singular, Autorretrato, en el que una primera persona del singular poderosa y expansiva se desplegaba en incontables afinidades y antipatías. El autorretrato, sin la frecuente solemnidad de la autobiografía, es una suerte de subgénero menor, un mecanismo fundamental, múltiple, que redimensiona lo descriptivo. No se trata de contar episodios, sino de dialogar por medio de rápidos trazos con un núcleo que suele mostrarse esquivo o imposible de reducir.
El español Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959), en su nuevo libro, escrito al calor del resonante suceso de Patria -una lúcida novela sobre el conflicto vasco- se halla lejos de los extremos de Levé y, sin embargo, el conjunto de abordajes con que pretende retratar a ese yo inasible, el suyo, no carece en modo alguno de originalidad, ni asimismo de belleza.
No resulta extraño que Aramburu haya optado por esta suerte de reclusión o de retorno a la intimidad luego de convertirse, gracias a Patria, en un fenómeno mundial. Otros, después de un sismo así, optan por el silencio, o este se les impone. Autorretrato sin mí, contra todo, no solo le permitió al autor preguntarse una y otra vez quién era en realidad al margen de los laureles y los fuegos de artificio, sino que además produjo un objeto literario que tiene en la hibridez uno de sus mayores logros.
Aramburu evita en general el anecdotario o la peripecia y, cuando lo transita, elige abordarlos de un modo elíptico, como si lo más importante no fuesen los hechos sino sus resonancias, las ideas que dispararon, los sentimientos que encendieron. Se trata de un texto eminentemente nostálgico -la recurrencia del término, a lo largo de las páginas del libro, no es casual-, y particularmente poético gracias al modo en que Aramburu se desprende de sí mismo y se observa, mesurando los sentimientos y los recuerdos desde una perspectiva en la que se vuelve una y otra vez un extraño, para luego recuperarse y volver a ser "uno solo".
Dividido en seis bloques, Autorretrato sin mí consta de piezas breves, de no más de dos o tres páginas aireadas, en las que el autor de Años lentos sobrevuela lo esencial de su vida, desde los vínculos más cercanos hasta la pasión por los libros, una relación que se establece por fuera de su hogar familiar y que al principio funciona como un espacio secreto, no prohibido, pero sí privado.
De su universo íntimo, la figura del padre es la que toma mayor protagonismo. Primero como una presencia silenciosa, con el rumor de la muerte hablándole al oído (en "El viejo") y, luego, en otros textos en los que destila humanidad; con todo, el padre es siempre una presencia algo enigmática, cuya verdad se completa y comprende tardíamente en el libro cuando Aramburu le dedica unas últimas y tristes pinceladas.
La pareja del autor desde hace treinta y cinco años, a quien apoda la Guapa, asoma de vez en cuando, una suerte de salvadora que enterró a los otros hombres que nunca llegó a ser y que lo obligó a llevar su cotidianidad en la lengua de Goethe y de Kafka. Pero quizás uno de los textos más bellos es el que dedica a un antiguo amor, con el que se reencuentra fugazmente en una presentación de libros. La mujer se acerca con un ejemplar para que se lo firme, le pregunta si la recuerda, él afirma y escribe una dedicatoria casi impersonal. La mujer se va. "En esto, a cinco o seis pasos, sabiéndose tal vez mirada, vuelve el rostro. Veo entonces, asomado al hondo fulgor de sus ojos, retozar a los hijos comunes que no nacieron".
Luego, las "Invivencias", como las llama, se multiplican y ayudan a contener la tensión entre lo que es y lo que no fue, lo que ha dejado de ser pero todavía no ha desaparecido, y ese "aprendizaje de la muerte" que representa el simple acto de respirar. "Serás yo, mal que te pese", se dice a sí mismo en una ocasión, repasando su vida y, acaso, intuyendo su muerte.
Autorretrato sin mí
Fernando AramburuTusquets
182 páginas $ 299
J. M. B.
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