sábado, 7 de marzo de 2020

LÍNEAS DE TIEMPO,


El amor que no osa decir su nombre pero se canta
"Maldita sea, estos chicos son todos iguales: cambiás de chico como cambiás de carril.": en el estribillo, una rabieta contra el amor líquido y las relaciones fugaces.
 El que canta es un hombre que se queja de la falta de compromiso de otros hombres y en esta época eso no debería ser una gran novedad si no fuera porque el cantante es un artista pop de Malasia, un país donde la homosexualidad está prohibida por ley y los gays sufren condenas de multas, cárcel, torturas o la muerte. A los 23 años, Alextbh es presentado como "el primer popstar queer malayo", y eso supone una revolución en la nación asiática de mayorías musulmanas, a la que él pone el cuerpo: sentenciados por una ley que es un resabio del colonialismo británico, gays, lesbianas y trans sufren ataques físicos y asesinatos de odio.

Aun con su proyección de moderno tigre asiático, Malasia es uno de los setenta países del mundo donde la homosexualidad es ilegal (más todavía: el estado de Kelantan incluye la sodomía como uno de los delitos punibles de ser castigados con la pena de muerte). Nacido como Alex Bong en Kuala Lumpur, Alextbh es un exestudiante de ingeniería que ahora no se considera un mártir ni un ejemplo: apenas, la punta de un iceberg. En su ciudad natal hay una pequeña pero irreductible comunidad LGBTQ+ que está haciendo oír sus voces y en sus canciones influenciadas por el R&B clásico, y un ritmo que invita a la siesta o el cuchareo, él narra sin vueltas los dilemas de los romances masculinos. En el contexto de su país es un acto de valentía: no esquiva el bulto (perdón). Toda una legión de artistas gays les cantaron a novias improbables o disimularon el género de su deseo por la indistinguible segunda persona del singular (tú): sin embargo, en la hermosa balada "Stoop So Low", Alextbh lamenta aquello de que "estos chicos son todos iguales", en "Mornings (See You Again)" relata los dilemas matutinos después de un levante nocturno y en "Superstore" recuerda una cita memorable con otro hombre en un bar londinense: la posibilidad del beso o la caricia en público, algo impensado en su país.

Puede que el amor aún no ose decir su nombre en Malasia, pero se expresa en estas canciones. Con más de 30 millones de reproducciones en Spotify y una gira como telonero del astro Khalid, Alextbh tiene la ímproba tarea del profeta: cambiar vergüenza por orgullo. El primer popstar queer malayo es el portavoz de una generación y, si es cierto que nuestra educación sentimental está moldeada por las canciones de amor, esta revolución será musicalizada.

N. A. 

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