sábado, 7 de marzo de 2020

LO IMPORTANTE EN LA EDUCACIÓN ...(PARTE III )


Hay que volver a una escuela que hable claro

Gustavo F. Iaies
El país se debe una discusión colectiva acerca de los contenidos y valores que la educación ha de transmitir
Todos aguardan el comienzo de clases y miran la escuela esperando cambios; incluso los docentes y directivos también tienen expectativas de que eso ocurra.
El Ministerio está preocupado por el comienzo de clases porque ingresa en una paritaria con los gremios docentes al modo de un déjà vu, cuyo desenlace todos conocen, por repetido.
Y ahí está el "futuro de los chicos y de los jóvenes", que no parece sentirse tocado o con riesgos de cambios, como si nada de lo que ocurre en la sociedad lo afectara. Estamos en una sociedad que ha desligado sus decisiones del futuro, al que deja correr y encontrar su camino, olvidando el sentido de aquella frase de Borges: "El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que haremos en él".
Cada uno está en su juego, habla de lo suyo con sus interlocutores habituales y los chicos y jóvenes siguen ahí, esperando que esta sociedad piense en el porvenir, más allá de la repetición del pasado. Pareciera que las reflexiones son individuales, y lo mismo las demandas y expectativas: no aparecen en espacios colectivos o públicos en los que reflexionemos acerca de qué futuro queremos darles y cómo lo haremos.
Tenemos casos de bullying, aunque no sea un fenómeno tan masivo. Esta problemática nos invita a pensar en una idea de autoridad adulta que ordene, que transmita pautas. No se trata de la vieja autoridad, sino de una que explique cuándo se puede y cuándo no, que converse, pero que defina parámetros claros, que cuide.
Hay familias que reflexionan sobre las ventajas de enviar a sus hijos a las salas de tres años, a escuelas de doble escolaridad, cercanas o lejanas de su domicilio. Parece claro que contar con más tiempo de escolaridad siempre será mejor, si el chico está bien en la escuela, si se trata de un ámbito que lo cuida y le enseña. ¿Qué tenemos pensado para él si no va a la escuela? Mientras tanto, es bueno proteger la calidad y cantidad del tiempo escolar, el que tengamos para ofrecerles.
¿Es bueno que hagan tareas en sus hogares? ¿Es necesario instalar en la escuela el modelo del mérito? Sin duda, que los estudiantes adquieran un orden será fundamental; que puedan organizarse para hacer tareas escolares, también para otras actividades, los ayudará en la vida a plantearse metas y orientarse para alcanzarlas. El mérito es un valor, parece interesante premiar el esfuerzo personal y grupal, antes que otros logros menos vinculados a lo que cada uno hace consigo mismo y su proyecto.
¿Tenemos que pensar innovaciones en esta era digital? ¿Nuevas cosas que aprender en la escuela? En principio, parecería interesante focalizar la visión, fijar prioridades, tener claro lo que los jóvenes deben ir aprendiendo, para dar otro paso hacia adelante. Empecemos por buscar una escuela en la que todos lleguen a leer, comprender, escribir, resolver problemas matemáticos, incorporar valores para vivir armónicamente en la sociedad. Después pensaremos en nuevos aprendizajes, en cambios estructurales.
Los problemas no deberían ser debatidos en grupitos, sino que deberíamos construir discusiones colectivas, públicas, para acordar un proyecto acerca de qué buscamos como sociedad para la educación de nuestros chicos y jóvenes.
Luego, el mundo educativo podrá ver técnicamente cómo lo hacemos, pero definamos como sociedad lo que buscamos, contenidos y valores.
Requerimos una sociedad que pueda conversar, debatir, acordar, que pueda priorizar a nuestros chicos y jóvenes por encima de las urgencias de cada uno. Si seguimos corriendo detrás de nuestras obsesiones, será muy difícil ayudarlos.
Buena parte de los problemas educativos los empezamos a resolver con adultos que asuman su rol, individual y colectivamente, y que generen un marco social para crecer.
Ese mundo adulto donde se corre "como loco" detrás de los temas no da tranquilidad ni seguridad. Una sociedad en la que familias, escuela, ministerios discuten los temas sin un plan explícito para hacerlo deja a los chicos solos.
La gran ventaja de nuestra vieja escuela pública era su capacidad de emitir voces ordenadoras, aceptadas por el mundo adulto. La escuela que ponía a los chicos de plantón en el patio, que les hacía lavar la boca con agua y jabón, que retaba a las chicas por el largo de la pollera estaba equivocada, pero era muy clara y aceptada por todos.
Necesitamos volver a una escuela que hable con claridad, que no viva en el escenario de la opinión de cada uno, del debate o de la descalificación, que piense desde el respeto por los otros.
Más allá de las diferencias, construyamos un mundo adulto que merezca ser respetado y, desde allí, cuide, aporte parámetros y apoye una escuela que enseñe.
Probablemente resulte arduo lograr estos acuerdos, instalar el respeto y la tolerancia en la conversación adulta, pero va a permitirnos construir una visión de cómo educar a los chicos. Vale la pena que hagamos el esfuerzo.

Director de la Escuela de Gestión Educativa - Eseade

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