jueves, 21 de mayo de 2020

NUNCA OLVIDAR


Se cumplen 60 años de la captura de Adolf Eichmann en Argentina
El secuestro del jerarca nazi pudo generar una ruptura diplomática entre Argentina e Israel, lo que se evitó gracias a la intervención de la canciller israelí Golda Meir, quien envió una carta personal al presidente Frondizi para normalizar las relaciones.

- El 11 de mayo de 1960 fue capturado en Argentina el funcionario nazi Adolf Eichmann, quien desde la conferencia de Wannsee, el 21 de enero de 1942, hasta la derrota de la Alemania nazi, planificó y controló el traslado de los judíos a los campos de exterminio. Eichmann se encontraba en el país desde 1950 con un pasaporte falso que llevaba el nombre ficticio de Ricardo Klement.
Eichmann había sido detenido por tropas estadounidenses al finalizar la Segunda Guerra Mundial, pero poco tiempo después logró escapar. Cuando se supo la gravedad de sus actos y su participación crucial en la matanza de seis millones de judíos, el criminal nazi huyó a Sudamérica gracias a las redes que ayudaban a los alemanes a escapar de Europa, en lo que se conoció como “la ruta de las ratas”.

El pasaporte falso con el que Eichmann logró escapar de Europa y radicarse en Sudamérica.
Es así como Eichman llega a la Argentina en 1950, con un pasaporte de la Cruz Roja, emitido en Italia, mediante la gestión del Obispo Alois Hudal. Comenzó a trabajar en empresas de capitales alemanes, y al poco tiempo se trasladó a la provincia de Tucumán, donde se reunió con su familia. Promediando la década del 50′, regresó a Buenos Aires y comenzó a trabajar en la empresa Mercedes Benz Argentina como electricista. Se instaló en una zona poco poblada de San Fernando, en una casa que no tenía agua corriente ni luz eléctrica en la calle Garibaldi.

Eichmann vestido de “gaucho” en 1955.
Uno de sus hijos, que también había adoptado el apellido Klement, comenzó a salir con la hija de una sobreviviente del Holocausto, a quien le confesó que su apellido real no era ese sino Eichmann. Lothar Hermann, el padre de la chica, supo de quien se trataba, y acudió a la fiscalía alemana que se ocupaba de los criminales de guerra, la que le hizo llegar la información a “buscadores de nazis” y a funcionarios israelíes.

Lothar Hermann.
Al oir la noticia, los servicios de inteligencia israelíes envían miembros a Buenos Aires, que confirman que Ricardo Klement es nada menos que Adolf Eichmann. Tras informar a las autoridades, el por aquel entonces director del Mossad, Isser Harel, recibió la orden directa del primer ministro israelí, David Ben Gurión, de capturarlo y trasladarlo a Israel, en absoluto secreto.
Harel envía a un grupo de agentes a Buenos Aires entre fines de abril y principios de mayo que comienzan a vigilar a Eichmann, un hombre muy meticuloso que diariamente regresaba a su domicilio a las 18, viajando en transporte público, del que se bajaba y caminaba hacia su hogar.

Un documento otorgado a Eichmann en Tucumán con el nombre de Ricardo Klement.
El 11 de mayo, pasadas las 18, Klement/Eichmann desciende del vehículo de transporte público, y cuando comienza a caminar hacía su casa es enfrentado por uno de los agentes del Mossad, que lo llama Eichmann. Como este intenta escapar, forcejean e intervienen otros agentes que lo introducen en un automóvil y lo llevan a un departamento acondicionado para su cautiverio, en donde es interrogado y acepta ser Eichmann, bajo un estricto control médico.
Díez días después, mediante un ardid, y disfrazado como un miembro de la tripulación del avión de El Al dormido por estar borracho, Eichmann es introducido a la aeronave, que sin problemas despega y llega a Israel. Poco después, fue el mismo Harel quien informó a Ben Gurión del éxito de la operación, y a su vez fue este último quien comunicó al Parlamento y a toda la población que un grupo especial capturó a uno de los comandantes nazis que planificaron y ejecutaron la Solución Final, la operación que determinó el asesinato de millones de judíos.

El juicio a Eichmann, realizado en Israel en 1961.
La captura de Eichmann generó un gran debate en la Argentina, poniendo en una posición muy dificultosa al presidente Arturo Frondizi, quien había sido un ferviente antinazi, y debía reclamar al estado judío que devolviera a un criminal de guerra alemán, sabiendo que cuando Alemania había solicitado la extradición de otros nazis identificados que vivían en la Argentina, el proceso judicial se había vuelto tan engorroso que los acusados habían logrado escapar, como había sido el caso de Joseph Menguele.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas emitió el 23 de junio de 1960 la Resolución 138 diciendo que la transferencia de Adolf Eichmann a Israel había sido “una violación a la soberanía” de Argentina, y que “si fuesen repetidos, podrían poner en peligro la paz internacional y la seguridad”. Por esto, se solicitó a Israel la reparación adecuada “en concordancia con la Carta de las Naciones Unidas y las reglas de la ley internacional”.
Por su parte, el gobierno israelí sostuvo que el tema no era de incumbencia del Consejo de Seguridad y que debía solucionarse mediante negociaciones bilaterales directas, que fue lo que finalmente sucedió.
Si bien originalmente el gobierno argentino planteó la posibilidad de ruptura de las relaciones diplomáticas, y declaró “persona no grata” al embajador Arieh Levavi, tiempo después la canciller israelí, Golda Meier, envió una carta personal al presidente Frondizi, y las relaciones diplomáticas se normalizaron
A. J. N. 

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