El cine de terror, un grito contra el racismo
Todo pelo es político. En 1989, a la joven Anna le dicen que para triunfar en televisión debe tener el cabello lacio como una sueca aunque ella sea negra y tenga una porra mota hirsuta. Primero la rapan. Después le ponen extensiones sedosas y entonces empieza la pesadilla: el pelo de canecalón cobra vida propia y se convierte en un postizo asesino. Esa es la delirante trama de Bad Hair, la película que se estrena en estos días y que, en la línea de Huye o Nosotros y junto con Antebellum y la remake de Candyman, confirma un fenómeno de época: en el cine, el género negro ya no se identifica con el policial existencialista sino con el terror inteligente porque estas películas exploran el universo de la negritud y suman los gritos de miedo a un reclamo colectivo. ¡Basta de racismo!
Los asesinatos de George Floyd y Breonna Taylor, y las revueltas populares surgidas después, coinciden con el estreno de tres películas que revitalizan el género de miedo con narrativas afroamericanas. Tiene sentido: históricamente, ser negro en los Estados Unidos fue una historia de terror. "Para los negros de este país, cómo sobrevivir es una fábula que necesitamos ver", dice la guionista Tananarive Due en el documental Horror Noire: a History of Black Horror, que repasa la lista de asesinos cinematográficos que siempre mataban al muchacho negro antes de ensañarse con la rubia pechugona: "La cuestión sustancial que tomo del terror es: '¿Cómo me defiendo?'". Si el terror en Hollywood nació con el miedo a los negros (en 1915, la película El nacimiento de una nación mostró a los integrantes del Ku Klux Klan como héroes que masacraban a los villanos interpretados por actores blancos con las caras tiznadas con corcho), en el siglo que siguió lo negro denotó maldad. Pero ahora las películas reinterpretan los argumentos clásicos del género, sean un elemento inanimado que cobra vida o un loco con una motosierra, para denunciar la supremacía blanca, el racismo institucional y los abusos del patriarcado.
En Bad Hair, el pelo se rebela ante años de esclavitud: ¿hasta cuándo deberá domesticarse para ser libre? En la paradoja se resume uno de los dilemas de las minorías: cómo obtener los derechosw de las mayorías sin resignar singularidad o independencia. El miedo es catártico y ofrece un alivio aun cuando se trate de una invasión de ladrones de cuerpos. "No hay nada más terrorífico que el pecado original norteamericano, que fue esclavizar a los negros y robarles sus cuerpos", dijo la cantante y actriz Janelle Monáe, protagonista de Antebellum: "No sé cuánto más terror se puede tener".
Listamanía
Cinco películas que reinventan el terror negro
Bad Hair. Una fábula sobre la sumisión y la rebeldía en el dilema de una joven que debe planchar su cabello para triunfar en la televisión de los 80.
Antebellum. La sensacional Janelle Monáe como una escritora exitosa que queda atrapada en un reality que recrea la época y los métodos de la esclavitud.
Candyman. Secuela de un pequeño gran clásico de 1992: ahora escrita por Jordan Peele (Huye), devuelve a la vida al monstruo que azota la ciudad de Chicago.
Nosotros. Ellos o nosotros, en la pesadilla de una familia afroamericana que es asediada por sus dobles durante unas vacaciones idílicas en la playa.
Huye. La película que inició el fenómeno: Jordan Peele ganó el primer Oscar a un guionista negro por la terrorífica visita de un joven a la familia de su novia.
Huye. La película que inició el fenómeno: Jordan Peele ganó el primer Oscar a un guionista negro por la terrorífica visita de un joven a la familia de su novia.
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