sábado, 20 de marzo de 2021

PENSAR VERDE



Greta Thunberg: “Si elegimos la vida, es hora de empezar a actuar”
La joven activista sueca, líder de una campaña global para generar conciencia sobre la grave crisis climática, opina que “todavía es posible evitar las peores consecuencias”
por Hugo Alconada Mon Fragmento de la entrevista completa, disponible en www.lanacion.com.ar/2558661
Decidida. Con 18 años, Greta opina que “nadie es demasiado pequeño para marcar la diferencia”
Greta Thunberg cumplió 18 años, aunque por su físico menudo y su rostro aniñado parece más joven aún. Hasta que habla. A partir de ese momento, cuesta recordar que es todavía una adolescente, que vive en Suecia con sus padres, su hermana y un perro, y que tiene que rendir materias como cualquier estudiante. Porque cuando habla, sus facciones cambian, endureciéndose, se vuelve asertiva y mira a los ojos. No duda. Exige.
“¡Debemos comenzar a tratar la crisis climática como una crisis y a tomar medidas para detenerla!”, dirá  durante una conversación en exclusiva, vía Zoom. “Nunca debemos subestimar el poder de una persona y especialmente el poder de los jóvenes. Los jóvenes tienen el poder de cambiarlo todo”, dirá en una conversación en la que lanzará varias afirmaciones absolutas o cargará contra lo que define como la “traición” de las generaciones mayores, pero en la que también mostrará un notable sentido común. “Mientras disfrute lo que hago, continuaré”, planteará, tras dos años largos bajo el ojo público internacional.
 Sus comentarios se alinean con lo que plantea en las redes sociales, uno de sus activos, donde lidera una campaña de repercusión global.
–Publicó un video al cumplirse los cinco años del Acuerdo de París, el 10 de diciembre, lamentando las promesas vacías de los líderes globales. ¿Podemos cambiar eso?–Sí, claro. Tenemos los medios para cambiar todo, pero no si continuamos por la misma senda. Desde que se firmó el acuerdo de París hemos visto algunos cambios, pero las acciones que realmente se necesitan aún están lejos de implementarse. ¡Debemos comenzar a tratar la crisis climática como una crisis y a tomar medidas para detenerla! Si no, solo seguiremos hablando de futuros objetivos, tan hipotéticos como distantes. Nada más que bonitas promesas que no se cumplen.
 Por eso tenemos que presionar a las personas en el poder para que hagan algo. –Sin embargo, los líderes de la Unión Europea acordaron en diciembre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 en, como mínimo, el 55%. Es una buena noticia y un avance, ¿no?
–No está lo suficientemente cerca de donde debemos estar para estar alineados con los acuerdos de París o con los objetivos para limitar el calentamiento global a 1,5°C o menos. He hablado con esos líderes y ellos dicen que tenemos que avanzar despacio. Pero incluso si esa reducción del 55% fuera suficiente –lo que no es así-, tampoco es que el objetivo de reducción de emisiones sea realmente del 55% porque incluye muchas lagunas y excepciones.
–¿Cómo impacta esta pandemia en los esfuerzos globales contra el cambio climático? Y dado que al fin comienzan a distribuirse las vacunas, ¿hay algo que le preocupe a medida que dejemos atrás el Covid-19?
–Nada en realidad. Tenemos que aceptar lo que nos venga, supongo, así que no me preocupo por el futuro. En cambio, sí trato de hacer todo lo posible para cambiar las cosas para mejor. Por supuesto, un problema muy grande en estos momentos es que no estamos tratando la crisis climática como una crisis y solo estamos hablando, por ejemplo, de estos objetivos de reducción del 55%. Se ve como ambicioso, pero es muy problemático porque la gente no se da cuenta de lo que realmente significan estas cosas.
–¿Podría esta pandemia funcionar como una llamada de atención, mostrándonos que si no actuamos rápido y coordinadamente podemos padecer otros y más serios traspiés globales?
–Tal vez. Habrá cosas que podamos aprender de esta pandemia. Y muchos hablan de la oportunidad de cambiar las cosas. Pero no deberíamos verlo como una oportunidad. Será una elección que tendremos que tomar. En este momento estamos en una encrucijada. Tendremos que elegir qué puerta abrir, por así decirlo.
–¿Podemos ejercer más presión contra los tomadores de decisiones?
–Sí, claro, porque tenemos la suerte de vivir en democracias y en democracias, la gente tiene el poder. Si queremos cambiar, debemos exigir ese cambio y es muy probable que se produzca. ¡Quienes están en el poder no actúan sin una presión real de la gente!
–¿Cree, por ejemplo, que algo va a cambiar con Joe Biden en la presidencia de Estados Unidos en vez de Donald Trump, con quien usted protagonizó varios cortocircuitos públicos, incluso por las redes sociales? –Definitivamente. Se trata de un gran cambio. Y sí, algo puede cambiar, pero la presión debe estar ahí. No podemos relajarnos y pensar que todo irá bien. Tenemos que seguir presionando, tal vez incluso más ahora que antes.
–¿Cuál es su mensaje para los jóvenes de la Argentina y América Latina?
–Que nadie es demasiado pequeño para marcar la diferencia y nunca debemos subestimar el poder de una persona y especialmente el poder de los jóvenes. Los jóvenes tienen el potencial de cambiarlo todo. Tenemos que trabajar juntos y presionar internacionalmente a nuestros líderes mundiales. Necesitamos entender dónde estamos y la traición de las generaciones mayores y las personas en el poder que nos dejaron gente deprimida y que continúan haciéndolo, mientras continúan con sus palabras vacías.
–¿Cómo lidia con la hipocresía, las palabras vacías, las promesas incumplidas?
–No me molestan. Quiero decir, así es como funciona el mundo. Hoy tengo que aceptar que he estado en tantas reuniones y todo es “Sí, sabemos que no podemos hacer esto”, “Tenemos que esperar”, “No puedo hacer esto por mi cuenta”, “Tenemos que movernos lentamente y llegar a un compromiso” y así sucesivamente. Cuando empecé no sabía cómo funcionaba. Tampoco es que estuviera esperando que el mundo, de repente, dijera “¡Oh, no! ¡Reduciremos nuestras emisiones!”, con todos celebrando. Eso no sucederá. Por eso debemos aumentar la presión, porque el trabajo de los funcionarios electos es hacer lo que sus votantes le ordenen.
–¿Y cómo lidia con la presión? ¿Cómo lleva esto de interactuar con jefes de Estado, medios de comunicación de todo el mundo, las redes sociales y tanto más?
–No lo sé… es solo que no me lo tomo muy en serio [sonríe]. Si no, me volvería paranoica. Suelo pensar: “Está bien, lo estoy haciendo voluntariamente”. Mientras disfrute lo que hago, continuaré. Si quisiera dejar de hacerlo, podría. Por supuesto, no es tan fácil, porque hay muy poca gente haciéndolo. Los jóvenes sentimos que debemos hacer algo para compensar la inacción de los demás. Entonces, si alguien desea ayudarme, involúcrese.
–¿Cuáles son las preguntas que deberíamos hacernos ahora?
–¿Cuáles son nuestras prioridades? ¿Qué estamos dispuestos a hacer por nuestros hijos? ¿Qué estamos dispuestos a hacer para que, cuando miremos hacia atrás, nos recuerden como personas que hicimos todo lo que pudimos?
-¿Cree que todavía estamos a tiempo de evitar la catástrofe climática?
–Sí, definitivamente. Todavía es posible evitar las peores consecuencias, y eso depende de nosotros. Afrontamos una opción: ¿Elegimos la codicia o la vida? Y si elegimos la vida, es hora de empezar a actuar.

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