Otra forma de pensar el desafío del #Metoo
N. M.
Como un ladrón en pleno día Slavoj Zizek anagrama Traducción: Damià alou 288 páginas $ 1495
“¿Qué quiere una mujer?”, recuerda Slavoj Žižek (Liubliana, 1949) que se preguntaba Sigmund Freud. “Un amo, pero un amo al que ella pueda dominar y manipular”, responde el filósofo a través de Jacques Lacan. De esta manera, en su último libro traducido al español (y publicado en idioma original en 2018, lo cual deja, al menos, otros tres más nuevos a la espera), el autor esloveno reinstala bajo la perspectiva psicoanalítica lo que el sentido común suele acotar a las versiones más tranquilizadoras y superficiales de lo bueno y lo malo. En este caso, el tema es el #Metoo y la exclusión (de cuyos problemas se ocupan varias páginas de Como un ladrón en pleno día) de “los elementos de violencia y dominación en el contacto sexual”, un objetivo que resultaría loable si no fuera porque “la sexualidad, el poder y la violencia se entrecruzan de una manera mucho más íntima de lo que esperamos”.
En tal caso, advierte Žižek añadiendo otra perspectiva marxista, lo que el #Metoo debería evitar al discutir los términos del “sexo contractual” es limitar la lucha feminista a la vida pública de los ricos y los famosos, para lo cual tendría que encontrar (y a la distancia, de una manera u otra, probablemente lo haya hecho) el modo de contagiar “las vidas diarias de millones de individuos normales”.
Sin embargo, detrás de estos inteligentes (y ya previsibles) “análisis žižekianos”, Como un ladrón en pleno día construye su verdadera novedad al concentrarse en ideas que, aunque más complejas que las habituales en el repertorio estándar del más conocido Žižek “mediático”, permiten entender por qué este intelectual fue uno de los pocos capaces de pensar casi en tiempo real el impacto de la pandemia desatada en 2020.
Como un ladrón en pleno día Slavoj Zizek anagrama Traducción: Damià alou 288 páginas $ 1495
“¿Qué quiere una mujer?”, recuerda Slavoj Žižek (Liubliana, 1949) que se preguntaba Sigmund Freud. “Un amo, pero un amo al que ella pueda dominar y manipular”, responde el filósofo a través de Jacques Lacan. De esta manera, en su último libro traducido al español (y publicado en idioma original en 2018, lo cual deja, al menos, otros tres más nuevos a la espera), el autor esloveno reinstala bajo la perspectiva psicoanalítica lo que el sentido común suele acotar a las versiones más tranquilizadoras y superficiales de lo bueno y lo malo. En este caso, el tema es el #Metoo y la exclusión (de cuyos problemas se ocupan varias páginas de Como un ladrón en pleno día) de “los elementos de violencia y dominación en el contacto sexual”, un objetivo que resultaría loable si no fuera porque “la sexualidad, el poder y la violencia se entrecruzan de una manera mucho más íntima de lo que esperamos”.
En tal caso, advierte Žižek añadiendo otra perspectiva marxista, lo que el #Metoo debería evitar al discutir los términos del “sexo contractual” es limitar la lucha feminista a la vida pública de los ricos y los famosos, para lo cual tendría que encontrar (y a la distancia, de una manera u otra, probablemente lo haya hecho) el modo de contagiar “las vidas diarias de millones de individuos normales”.
Sin embargo, detrás de estos inteligentes (y ya previsibles) “análisis žižekianos”, Como un ladrón en pleno día construye su verdadera novedad al concentrarse en ideas que, aunque más complejas que las habituales en el repertorio estándar del más conocido Žižek “mediático”, permiten entender por qué este intelectual fue uno de los pocos capaces de pensar casi en tiempo real el impacto de la pandemia desatada en 2020.
“Estamos en mitad de un cambio radical”, escribe Žižek en 2018, “ya que lo que asoma en el horizonte es la insólita posibilidad de que una intervención subjetiva provoque una catástrofe ecológica, una funesta mutación biogenética o un desastre nuclear o militar-social semejante”. La única prioridad, por lo tanto, es entender lo que el capitalismo del siglo XXI nos obliga a repensar si queremos evitar la comodidad pasiva del victimismo.
Y Žižek no duda: hoy tenemos que repensar cuáles son nuestros nuevos “bienes comunes”, que si a la sombra de las ideas sobre la técnica de Martin Heidegger, hasta hace unos meses, podíamos llamar “red digital” (donde se controlan todos nuestros datos), con plena certeza, ya ocurrido el desastre sanitario y económico, hoy podríamos llamar “patentes para las vacunas contra el coronavirus”.
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