Martín Caparrós presentó Todo por la patria
El periodista explicó por qué eligió el año 1933 para ubicar su novela y remarcó la importante influencia del tango y el fútbol en ella. Además, declaró haber encontrado la inspiración necesaria en la saga del comisario Montalbano, escrita por el italiano Andrea Camilleri, y reveló que Jorge Luis Borges aparece con asiduidad en su libro.
Dos son los motivos por los que Martín Caparrós decidió situar Todo por la patria en el año 1933. El primero de ellos se halla en la atracción que sentía por aquella época en la que el tango era algo vivo. “Es muy decisivo en nuestra cultura pero nosotros ya lo conocimos de museo. Hace medio siglo se escribieron los últimos tangos buenos”, sostiene. La segunda razón tiene que ver con la desaparición de Bernabé Ferreyra, el por entonces nueve de River y jugador más caro del fútbol argentino.
“Sacó campeón a River en el 1932, pero parece que era un poco tosco. Metía goles y más goles y se transformó en una especie de ídolo. El diario Crítica instituyó una medalla de oro para el primer arquero que le aguantara un partido entero sin que le hicieran ningún gol. En enero del ’33 desapareció de un día para el otro. Resulta que se había ido a su pueblo porque quería que le dieran más plata. Primera rebelión económica de un jugador de fútbol en Argentina. Esa escena me pareció interesante. Mezclando el tango con esta rebelión de la fiera Ferreyra y con las ganas que tenía de escribir una novela policial”, cuenta.
La historia sigue la vida de “El pibe” Rivarola, un buscavida desempleado de treinta y pocos años que tiene una hija a la que no puede ver. Un amigo suyo es dealer de Bernabé Ferreyra y se encuentra en un meollo ya que este le debe mucho dinero. “Rivarola se ofrece para mediar un poco porque quiere hacer algo por su amigo otro poco porque no sabe que hacer con su vida y cree que de ahí puede sacar alguna ventaja. Ahí empieza su historia”, afirma el escritor.
Otro personaje recurrente de Todo por la patria es el propio Jorge Luis Borges. Caparrós asegura en tono jocoso que aparece retratado “como una especie de gordito gilún” debido a que no tenía buena suerte con las mujeres. “El único consuelo que nos ha dejado Borges es lo mal que le iba con las mujeres. Aparece con alguna frecuencia porque quiere levantarse, entre otras, a la misma mujer que el pibe Rivarola”, agrega.
Sobre la reconstrucción de época y el esplendor de Buenos Aires de aquel entonces, el autor concluye: “Es una manera de escribir sobre una ciudad que está todavía más lejos de mí de lo que está Buenos Aires ahora. Es una ciudad del momento en que todavía Buenos Aires se creía esa gran capital del sur que se iba a llevar todo por delante. La decadencia comenzó antes del ascenso”.
Sobre la reconstrucción de época y el esplendor de Buenos Aires de aquel entonces, el autor concluye: “Es una manera de escribir sobre una ciudad que está todavía más lejos de mí de lo que está Buenos Aires ahora. Es una ciudad del momento en que todavía Buenos Aires se creía esa gran capital del sur que se iba a llevar todo por delante. La decadencia comenzó antes del ascenso”.
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