HABÍA UNA VEZ....

Después de las emociones de las últimas horas, no me pidan que recite la formación del equipo argentino, que opine sobre la astucia técnica de Sampaoli o sobre la conveniencia de incluir a veteranos o jóvenes en el equipo titular que mañana, a las 10, se medirá con la selección de Islandia. Pero acaba de empezar el Mundial de fútbol y por un mes hasta a los que no tenemos ni idea nos será difícil hablar de otra cosa. Los programas de radio y de TV, las tapas de los diarios y revistas, las redes sociales y hasta los vecinos que se crucen con nosotros en la verdulería y el supermercado se ocuparán de "educarnos" sobre las alternativas de esta competencia que galvaniza a media humanidad.
Como en cada hebra de la trama de nuestro presente, la ciencia también participa en este espectáculo a un tiempo primario e insoslayable. Tanto que, más allá de las novedades tecnológicas del videoarbitraje y de la pelota (la Telstar 18, dotada de un chip que se comunica a corta distancia con los teléfonos inteligentes y con un diseño geométrico de solo seis gajos pegados entre sí que le otorgan una esfericidad casi completa), varios equipos de matemáticos desarrollaron modelos para calcular las probabilidades que tiene cada equipo de levantar la copa.
Uno de ellos es el que dio a conocer el diario El País, que de acuerdo con un sistema de puntuación Elo (similar al del ajedrez) otorgó una cierta fortaleza a cada selección y la combinó con datos de los jugadores y de 150 selecciones nacionales para "correr" 10.000 simulaciones de los partidos. En este programa, Brasil resultó ganador el 17,9% de las veces; Alemania, el 15,6%, y España el 15,3%. La Argentina ganó en el 11,3% de las oportunidades.
Pero en la patria de Maradona y Messi, donde millones de fanáticos sucumben bajo la depresión cuando el equipo pierde, no podíamos quedarnos atrás... Aquí, un grupo del Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA también atacó el problema con herramientas matemáticas y computacionales. Liderado por Guillermo Durán (que alguna vez confesó que se dedicó a la matemática porque no tuvo nivel para jugar al fútbol en primera, y desde hace varios años programa con éxito el calendario de las tres ligas profesionales y las juveniles de Chile), lo hizo calculando una fuerza de ataque y de defensa para cada equipo sobre la base de los partidos ya jugados de cada selección a partir del Mundial 2010 y agregando algunos anteriores para las selecciones que no llegaban a los 100 juegos en los últimos ocho años.


Después, hicieron sintonía fina dándoles más importancia a los resultados recientes, cuatro veces más relevancia a los partidos mundialistas que a los amistosos, les otorgaron un plus por locales y otros pequeños ajustes, y simularon el torneo no 10.000, sino... ¡un millón de veces!
Los investigadores llegaron a la conclusión de que Brasil tiene aproximadamente el 20,29% de probabilidades de salir campeón, a España le corresponde el 15,38%; a Alemania, el 12,43%; a la Argentina, apenas el 8,79%, y a Francia, el 7,87%. Antes de empezar a jugar, porque después las chances se van modificando (quienes quieran seguir las actualizaciones pueden hacerlo en www301060.exactas.uba.ar), la Argentina tiene 86,85% de posibilidades de llegar a los octavos; 55,14%, a cuartos; 31,23%, a semifinales, y 16,85%, a la final.
Tal vez los números parezcan poco alentadores, pero Durán (que con sus colegas resultó finalista del Premio Franz Edelman, considerado el Nobel de la "investigación operativa") los ve desde otra óptica: son el resultado de un millón de ensayos, explica, pero el Mundial se juega una sola vez. Así como Brasil tiene el 20% de probabilidades de salir campeón, también tiene el 80% de quedar en el camino. Después de todo, como dicen los "burreros", en la cancha se ven los pingos. La suerte no está echada. ¡Y que gane el mejor!

N. B.