El rol paterno se ha vuelto más sensible e involucrado con la crianza y las tareas del hogar
"Hubo un reformulación del lugar del padre en lo cotidiano. Lo que observo sobre todo en los últimos tiempos es que hay un mayor interés en la cuestión de género -dice el psicólogo Luciano Lutereau, autor del libro Más crianza, menos terapia (Paidós)-. Por empezar, hay un acercamiento de los padres a las hijas. Muchos las acompañan a las marchas de #NiUnaMenos o a las de las de legalización del aborto. Sin duda, los debates actuales movilizan las estructuras psíquicas inconscientes como el machismo. La cuestión de género es un paso más en este tipo de crianza más comprometida. La mayor participación en la crianza te lleva a eso", sostiene el psicólogo y docente universitario, que agrega que en el modelo patriarcal había una clara preferencia por los hijos varones, que eran considerados una continuidad del padre. "La esperanza o las expectativas de éxito estaban centradas en el varón. Hoy de ninguna manera es así".
Un estudio de la consultora Trendsity habla sobre las nuevas paternidades con perspectiva de género. Allí destacan que las conquistas conseguidas por las mujeres en los últimos tiempos provocaron cambios en el posicionamiento de los varones y que estos, a su vez, trajeron cambios significativos en la educación de los hijos en relación con el género, como ser criar varones más comprometidos con las tareas hogareñas. "El estereotipo del hombre asociado a la masculinidad hegemónica hoy es fuertemente cuestionado. Nos encontramos con nuevas masculinidades que poseen roles más sensibles, presentes, involucrados con la crianza y más conectados con la familia y el hogar", aseguran las directoras de la consultora, Mariela Mociulsky y Ximena Díaz Alarcón.
En este sentido, Diego Siekiera, cofundador de Simones, la empresa de bolsos, mochilas y accesorios que tienen a perros como protagonistas, sostiene que su hijo Félix, de 4 años, lo busca más a él que a su mujer para cuestiones relacionadas con la casa. "Soy obsesivo de la limpieza y con Félix limpiamos, cocinamos, nos gusta compartir ese tiempo en casa. Él me busca más a mí para algunas cuestiones hogareñas que a la mamá. Por ejemplo, yo me ocupo de cuidar el jardín y eso es algo que a él le encanta y que hacemos nosotros dos. Siempre buscamos cosas para hacer juntos, estamos en un gran momento de conexión, compartimos mucho tiempo. En casa todos hacemos todo, se encarga el que puede o el que llega antes, no tenemos roles preestablecidos", asegura Diego, papá también de Eloy, un bebé de 4 meses.
El de Diego o Alejandro no son casos aislados. Más bien, responden a una lógica que hoy empieza a instalarse y que pueden moldear un nuevo inconsciente colectivo. "A nivel social surgen representaciones de nuevas masculinidades que logran cruzar fronteras de género tradicionales. Por ejemplo, hombres ejerciendo su paternidad de forma mucho más comprometida y sensible con el cuidado de los otros a través de la presencia en la crianza, en las tareas domésticas y en la atención de las necesidades de su pareja. Sin embargo, ese modelo hoy convive con una representación tradicional del varón y ambos están en tensión", plantea Eugenia Tarzibachi, directora de Gendersity, el área de género de Trendsity.
En todo caso, sostiene Lutereau, esta tensión responde al hecho de que esta es una generación en transición, educada con valores tradicionales que busca transmitir los nuevos. "Los efectos de esta crianza se van a ver más adelante. Los niños educados con esta perspectiva serán los que terminen de conformar la generación bisagra, la que logre cambiar las cosas", asegura.
Valores que se transmiten
Además de criar hijos varones más conectados con cuestiones hogareñas, también los padres buscan transmitirles valores como la igualdad (73%), la tolerancia y el respeto por las diferencias (53%), la sinceridad (47%) y la bondad (44 por ciento). Las emociones, que sobre todo en los hombres suelen ser objeto de censura (en general se les pide a los niños pequeños que repriman el llanto cuando se lastiman o se enojan) son una parte importante de este tipo de crianza basada en la perspectiva de género.
"En casa no hay género que influya en las emociones. En nuestro caso, yo puedo llorar y emocionarme más que mi mujer, sobre todo cuando se trata de música que es nuestro gran cable a tierra -dice Sebastián-. Para mis hijas los hombres se emocionan y esto no es nada raro. En todo lo que hacemos juntos, en familia, la conciencia de género se refleja. Por suerte, quedó lejos la idea de que el trabajo duro es solo para el hombre y la emoción y la sensibilidad para la mujer. El valor que quiero para mis hijas es el respeto, sin duda incluye la igualdad y la equidad. Si partimos del respeto como valor, la igualdad viene por sí sola", reflexiona el productor musical.
En lo que tiene que ver con varones que dejan aflorar las emociones, Lutureau explica: "La crianza tradicional ofrecía una clara distinción entre emociones, que caían del lado materno, y cuestiones más estructurales o rígidas, que caían del lado paterno. Pero este tipo de crianza viene a modificar los lugares tradicionales de lo femenino y lo masculino. El varón y la mujer comienzan a separarse de estas nociones. Un ejemplo claro es el lugar de poder que hoy ocupan muchas mujeres. Eso antes estaba asociado al hombre, la mujer que aspiraba a un lugar de poder era vista como fálica. Hoy no", afirma el docente de la UBA que dicta cursos en los que se redefinen y resignifican las cuestiones de género y hasta se cuestionan conceptos clásicos del psicoanálisis como el complejo de Edipo por "misógino". "Hay varios conceptos de Freud que hablan del contexto histórico en el que fueron formulados. Nosotros tratamos de repensarlos desde esta nueva perspectiva histórica", afirma el psicólogo.
Diego asegura que con su mujer dirigen la empresa familiar a la par. "Desde el día uno, Laura maneja los negocios como yo o aún mejor. Tanto en casa como en la empresa las responsabilidades y los logros son compartidos. No hay uno por encima del otro. Me parece que este es el mejor ejemplo que se le puede transmitir a un hijo cuando se trata de criar con conciencia de género", asegura el empresario.
Sin embargo, aún en los hombres más abiertos y con mayor apertura cuesta dejar atrás las estructuras con las que fueron criados. "Hay varones muy progresistas que reproducen las diferencias de género con las que fueron criados en la infancia. El caso paradigmático es el de la castración de la mujer, la culpa. Cuando hay un femicidio muchos piensan ?algo habrá hecho'. Yo mismo a veces me enfrento con situaciones que me plantea mi hijo de 4 años que me obligan a recalcular -admite Lutereau-. Un día salió del jardín disfrazado y yo le dije ?qué lindo duende' y él me contestó que era una princesa con total naturalidad. Yo creo que son los hijos, más que los padres, los que nos enseñan perspectiva de género. El tema es que nosotros, con nuestras estructuras psíquicas distintas, nos dejemos enseñar".
L. R.
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