La voz íntima se oye en libros, canales de YouTube y recitales
A la vera de la interpretación y de otras artes, como la música o el dibujo, la escritura se convirtió en una práctica frecuente y natural para esta serie de artistas de la escena
cinco perfiles en verso
Norma Aleandro
estrenará un canal de youtube
“escribo desde toda la vida y sigo haciendo poesía todo el tiempo”
Inés Estévez
planea una próxima publicación
“el milagro de la existencia se explica desde la ciencia, pero la auténtica fuente es poética”
Carla Quevedo
publicó medio centenar de poemas
“comencé a escribir poesía, como todo lo que hago, buscando la aprobación ajena”
Vera Spinetta
recientemente se editó “eclosión”
“la biblioteca de mi mamá y mi papá fueron material de inspiración y exploración”
Noemí Frenkel
también trabaja en una novela
“Hice mi carrera como actriz, pero el deseo por la literatura siempre estuvo”
“Al alba quiero morir, al alba color de rosa, con las ventanas abiertas, cubierta de mariposas”. Diez años tenía Norma Aleandro cuando escribió estos versos para un poema que resultó premiado en un concurso de poesía en Chile, donde entonces trabajaban sus padres. A los ocho, Inés Estévez ya leía de Poe a García Lorca y fue durante la escuela primaria cuando empezó a dar forma a sus primeros intentos de poesías y letras de canciones. Para Noemí Frenkel, Vera Spinetta y Carla Quevedo, el despertar poético fue asimismo temprano, en la adolescencia.
Actrices de distintas generaciones comparten el deleite por la escritura, ejercicio que les permite desplegar su voz interior y un goce no mediado por un personaje, como les ocurre en la actuación. Escriben de forma rutinaria, algunas hicieron publicaciones recientes y otras prevén futuras compilaciones.
¿Qué es la poesía? “Creo que es parte de la conformación del universo. No habría vida sin poesía. Todo el milagro de la existencia podrá explicarse desde la ciencia, pero la auténtica fuente es poética, musical e insondable”, opina Inés Estévez. “Al escribir poesía no pienso, solo siento y derramo ese borbotón en el papel. Lo musical incide, necesito que exista una fluidez en la lectura que tiene mucho de melodía. Y los finales suelen ser rotundos. Es inexplicable y tiene mucho de mágico”, revela la actriz, también cantante.
A Carla Quevedo, la palabra escrita le permite explorar las temáticas que le interesan y su propia historia. “La poesía tiene impacto: son textos breves que condensan una imagen de una manera muy potente. La escritura es el primer lugar que habité y que sentí propio. Cuando escribo o leo algo mío, me siento completa. Es algo que nace de mí, mi voz, mi mensaje. Y es distinto de la actuación, donde nunca dejo de ser un instrumento para contar la historia de otra persona”, reflexiona. Me peleé a los gritos con el manager del spa (Trópico) es el título del primer libro de la intérprete, de 31 años, que supo ponerse en la piel de Alicia Muñiz en la serie Monzón y que fue también protagonista de la tira El Maestro junto a Julio Chávez. El volumen reúne medio centenar de poemas, algunos en inglés, escritos entre Buenos Aires, Nueva York, Montevideo y Los Ángeles, escritos desde 2015 y atravesados por dosis de humor, honestidad, ironía. “Con sensibilidad y desapego, Carla habla de la tristeza, la soledad, el amor y los perros, del desasosiego existencial disimulado en un feed de Instagram. En los personajes, Carla se esconde, y en el idioma se encuentra”, señalan los editores Fermín Huisman y Manuela Frers.
A Norma Aleandro, que también dibuja, la poesía le permite expresar sentimientos, pensamientos, deseos, “volar” por donde quiera. “Me provoca sensaciones muy distintas a cuando actúo y me lleva a lugares muy personales”, señala la célebre actriz. “¿Puedo decir algo?”, acota su esposo, Eduardo Le Poole. “Para ella, la escritura es el lugar del placer, del bienestar, de la armonía”. En el terreno de la poesía, la protagonista de El hijo de la novia ha publicado Poemas y cuentos de Atenazor (2000), Diario secreto (1991) y Puertos lejanos (2000). Y pronto estrenará un canal de YouTube, donde dará lectura a escritos literarios propios y ajenos: Norma en la nube.
Vera Spinetta escribió Eclosión (Planeta) entre octubre y diciembre de 2018, poemas que nacieron en medio de una angustia profunda que le imposibilitaba hacer otra cosa. “Me despertaba, escribía, comía, me iba a dormir, y así dos meses. Preferí, quizá por primera vez en la vida, asumir ese estado y sin querer lo transformé en algo que me cambió la vida. Después de leer los 70 poemas escritos, vi una unidad y decidí publicar. Supongo que condensé toda esa oscuridad y mutó en luz, como un propio nacimiento, una transmutación”, cuenta la menor de las hijas de Luis Alberto Spinetta, que supo dar vida a un libro completamente “libre” en sí. “No toqué su dinámica ni estructura. Así como salió, se lee. Es espontáneo, no tiene corrección. La editorial permitió que sea tal cual estaba escrito. Para mí era importante que prevaleciera su esencia”, remarca la protagonista de Soledad, primera película de Agustina Macri, a cuyo desgarrador personaje dedica uno de sus escritos. Spinetta (1991) escribe casi a diario, “en lo posible en papel y lapicera”, desde los 14 años, “como algo natural”, basado en una necesidad de expresión “intensa”. “Mi mamá es una gran lectora, así como lo era mi papá. Ambos me guiaron siempre en muchos sentidos y sus bibliotecas me fueron material de inspiración y exploración”, señala.
Con perspectiva de género
Noemí Frenkel escribe poesía y narrativa, y actualmente cursa la licenciatura en Artes de la Escritura en UNA. “Cuando salí del colegio, me anoté para estudiar letras, pero era plena dictadura y el contexto de la facultad era un espacio que sentía muy represivo, para nada un lugar de expansión, entonces empecé a estudiar teatro, que me permitía jugar y expresarme de una manera mucho más libre en ese momento. Hice mi carrera como actriz pero ese deseo por la literatura siempre estuvo y ahora es una etapa en que le puedo dar espacio para desplegarlo”, cuenta la actriz de Últimas imágenes del naufragio y De fulanas y menganas, que lleva dos años trabajando en una novela. Frenkel participa en ocasiones en lecturas y disfruta al descubrir cómo circula la poesía en la ciudad.
En el hogar de la infancia de Inés Estévez no había televisión, pero sí una gran biblioteca, que reunía los libros de sus padres y de sus respectivas familias. “Había todo tipo de textos. A los ocho años ya leía desde Poe hasta García Lorca y más tarde me fasciné por la poesía rioplatense. De Borges siempre me atrapó más su poesía que sus cuentos”, apunta la actriz, autora de poemas, cuentos y letras de canciones. Inés escribe formalmente desde los 17 años, con tentativas recientes de encarar publicaciones.
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