El juego de las expectativas: por qué son fundamentales en la economía
Santiago Bulat
Mariano Enriquez
1. Expectativas. Los economistas han reconocido desde hace mucho que las expectativas juegan un papel destacado en la toma de decisiones y que son algo fundamental en la teoría macroeconómica. Esto sucede porque la planificación es central en la vida cotidiana y las decisiones sobre qué auto comprar y qué planes de educación, de vivienda y de ahorro se tendrán, quedarán determinadas por la expectativa de rédito que se tengan. De igual forma, las empresas deciden dónde ubicar sus fábricas, oficinas y dónde hacer sus proyectos en base a su capacidad de desarrollo futuro. ¿Cómo se definen las expectativas?
2. Adaptativas y racionales. En los años 70 muchos economistas criticaban el rol que otros profesionales le asignaban a las expectativas. La principal crítica tenía que ver con que los modelos económicos fallaban en tener en cuenta que las personas modificaban sus comportamientos a medida que las decisiones de gobierno en materia de política monetaria y fiscal era también modificadas. Ahí ocurrió un quiebre y originaron dos tipos de modelos. Están las expectativas racionales, que implican que las personas conocen y aprovechan toda la información disponible al formular su visión de futuro. Esto se contrapone con el pensamiento sobre las llamadas expectativas adaptativas, que sugieren que las personas basan su comportamiento económico en decisiones y hechos del pasado.
3. Inflación. Las expectativas sobre variables macroeconómicas juegan un papel clave en la teoría económica y en las políticas públicas. El Banco Central, en su rol de mantener el valor de la moneda a través del control de la inflación, intenta influenciar en las expectativas de las personas para convencerlas de que se está haciendo lo correcto. Las expectativas de inflación son fundamentales para que un proceso de desinflación sea exitoso. Esas expectativas están afectadas por el presente y por lo que se espera en el futuro. En economías con inflación baja, el cambio de precios no es permanente como sí sucede en economías con alta inflación, donde los actores tratan de adaptarse a lo que “les viene ocurriendo” en meses anteriores y se anticipan para no quedar desacoplados del resto de precios. En segundo lugar, las expectativas se ven afectadas por el futuro. Del “esto ya pasó” al “va a volver a pasar” si no hay cambios. Empresas y personas reaccionan ante la falta de respuesta y de cambios de rumbo, para cubrirse, mejorando sus decisiones de inversión y de consumo, respectivamente.
4. Rol. Más allá de su relación con la inflación, las expectativas juegan un rol central en varios aspectos de la economía y el rol de las autoridades para encausarlas es central. En el mundo del mercado de capitales y en particular, de la valuación de compañías, muchas no tienen aún ganancias y, sin embargo, sus valores superan a las de firmas tradicionales, dado que sus inversores compran la expectativa del proyecto a futuro. Lo mismo pasa con los bonos, donde la expectativa de los rendimientos dependerá de la expectativa de que quien los emite pueda repagarlos.
5. Cambios. Nuestro país corre con una desventaja respecto de otras economías y tiene que ver con nuestro historial de numerosas crisis, los default, las hiperinflaciones, las confiscaciones de ahorros y más. Por todo esto, las expectativas adaptativas calan hondo y la necesidad de convencer a la sociedad sobre el futuro es urgente.
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