El día que Victoria Ocampo fue a la cárcel
Victoria Ocampo, en 1967, catorce años después de su detención
Dos experiencias cruciales en la vida de la intelectual argentina: sus días como presa política y su romance prohibido con un primo de su marido, se narran en la primera novela de la escritora y periodista Mercedes García Ochoa
Natalia Blanc
El 8 de mayo de 1953 fue un día que Victoria Ocampo jamás pudo olvidar: fue detenida en Mar del Plata y enviada a la cárcel por mandato de la sección Orden Político y “a disposición del Poder Ejecutivo Nacional”, según indicaba el prontuario de la prestigiosa presa política. Sí, la brillante intelectual argentina, proveniente de una familia aristocrática, que se codeaba con Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, entre otras personalidades de la cultura, pasó veintiséis días tras las rejas. Tenía 63 años.
“Aturdida y abrumada, como dice el tango, Victoria se sujetaba para no caerse por el bamboleo del furgón de la policía. El día anterior, qué tranquila había estado en su casa de Mar del Plata, revisando cartas viejas enviadas a sus hermanas desde Europa. Pero esa tarde del 8 de mayo de 1953, Victoria se agarraba la cabeza en el vehículo de la policía rumbo a la cárcel. ‘¿Es posible que me esté pasando esto?’, se preguntaba justo cuando estacionaron en la calle Humberto Primo a la vera de un edificio gris, de dos plantas, con ventanas en arco enrejadas y dos grandes puertas de madera”, cuenta la escritora y periodista Mercedes García Ochoa en el capítulo 3 de su primera novela, Victoria, publicada recientemente por Lumen.
"Victoria", la primera novela de la escritora Mercedes García Ochoa
Unas páginas antes, en el inicio del libro, la autora nombra a un tal Julián. “El día en que finalmente saldría de la cárcel, Victoria buscó la soledad del baño y no pudo evitar taparse la cara con ambas manos. No quiso combatir las primeras muecas involuntarias del llanto. Lloró por todo lo vivido durante su encierro, por la posibilidad de salir en libertad. Sin embargo, entre las lágrimas, la única imagen que venía a su cabeza era la de Julián. Ansiaba volver a ver a Julián. Era el 2 de junio de 1953. Tenía sesenta y tres años y llevaba veintiséis días presa”.
El lector seguramente se preguntará cuál es el nexo real entre la detención de Ocampo por causas políticas y sus recuerdos de juventud. Es que ese es, precisamente, el nudo de la trama que une dos experiencias cruciales en la vida de VO. Muchos también querrán saber quién era ese hombre ansiado y por qué fue un amor prohibido.
Victoria Ocampo, fundadora de la revista y editorial Sur
En diálogo a la distancia con García Ochoa (argentina residente en Barcelona), que estuvo en Buenos Aires la semana pasada para presentar la novela en Villa Ocampo, la residencia de la familia Ocampo en Beccar donde se realizan actividades culturales, la autora explicó por qué eligió cruzar esos dos temas: los días que Victoria estuvo presa y su enamoramiento con Julián Martínez Estrada.
“Por dos razones –responde-. Son dos períodos de profunda transformación en la vida de Victoria y de ellos se sabe poco: lo escaso que se conoce es, en su mayor parte, por la propia Victoria en su autobiografía y alguno de los escritos publicados en sus tomos de Testimonios. Me parecía interesante que la Victoria de sesenta años, a la vez que está intentando adaptarse a un nuevo entorno y condiciones (la cárcel a sus sesenta y tres años) rememorara desde allí sus años de juventud y la relación de amor más importante que había tenido. Desde un encierro físico, analiza un período de su vida donde la condicionaron fuertemente encierros de otro tipo”.
Por pudor o por tabú (o, quizás, por otras razones), lo cierto es que esas cuestiones no fueron “ventiladas” en la bibliografía del universo VO. “Victoria escribió, entre muchas obras, su autobiografía en siete tomos y hay publicados diez tomos de Testimonios con sus escritos periodísticos y ensayísticos. Además, hay muchísimas obras sobre ella y sobre Sur, pero la casi totalidad de lo publicado aborda la figura desde una lente ensayística, de no ficción y académica en muchos casos”, asegura García Ochoa y agrega: “Me atraía abordar estos dos momentos en la vida de Victoria, porque destacan su parte humana además de su parte académica. El período aproximado entre 1914 y 1929 en que ella tiene la relación con Julián Martínez son sus años de formación, pre-fundación de la revista Sur en 1931″.
En el primer capítulo, la escritora narra el momento en el que se conocieron Victoria y Julián en un cóctel en la embajada argentina en la Santa Sede el 4 abril de 1913. Ella había asistido junto a su marido, Luis “Monaco” Estrada, primo del hombre del que se enamoraría a sus 23 años. “Esa tarde, después de que los presentaran, luego de apretar suavemente su mano y de sentir la mirada de él no en sus ojos sino en su boca, fue tremendamente consciente de sus labios […] Ella miró la mano tendida con el anillo, y un gesto tan frecuente en este tipo de ágapes la revolvió esta vez por dentro. Su piel era suave y cálida, y él estrechó su mano de una manera que Victoria no olvidaría jamás: la mano de Julián movió levente los dedos, como en una imperceptible caricia”.
Mercedes García Ochoa
Es una novela que recrea hechos reales desde la ficción. ¿Cuánto de imaginación se permitió la autora sumar a la trama y por qué? Es otra de las preguntas que surgen al avanzar en la lectura. Dice García Ochoa: “A menudo me ha pasado al leer obras de ficción sobre personajes históricos que me he sentido atraída a entrar en contacto con la obra del personaje. Y eso me gusta mucho. Me gusta este concepto de la ficción como el camino más corto hacia la verdad y como nexo a la obra del protagonista. Como periodista, es un desafío, y más tratándose de un personaje público como Victoria”, explicó. “Quizás porque vengo del periodismo, lo más importante para mí era identificar cuáles serían los anclajes ‘reales’ de la historia, y tener la mayor cantidad de información posible al respecto. Y a partir de allí, sí usar la imaginación. Por eso demoré mucho tiempo en la parte de investigación sobre la figura de Victoria. Mi temor era no ser fiel al personaje, incluso si estaba escribiendo ficción. Por eso la decisión de un narrador en tercera persona, por eso el recurso de una Nélida Pardo, la presa amiga a la cual Victoria le cuenta su historia con Julián. Es importante destacar que, si bien hay una investigación periodística importante detrás, esta novela es una obra de ficción. En esto debo decir que suscribo a lo que dice el escritor Enrique Vila-Matas: ‘La ficción es ficción, pero como tal tiene más posibilidades de acercarse a la realidad que cualquier representación de la realidad’.”
Para documentarse, la autora recurrió a fuentes variadas: “Desde la autobiografía y Testimonios, a todo lo que he podido conseguir por y sobre Victoria, sus años, su entorno, sus amigos, lo que ocurría en la Argentina en esos dos períodos. He tenido la suerte, en mi búsqueda, de haber podido contactar con gente como Eduardo Paz Leston o Ketaki Kushari Dyson, las guías de Villa Ocampo han sido muy pacientes con mis numerosas visitas y numerosísimas preguntas, he buceado en los archivos de The New York Times para conseguir los artículos que se publicaron durante los días de prisión de Victoria. En fin, he intentado ser lo más minuciosa posible en los datos históricos, para estar tranquila a la hora de tejer la trama ficcional”.
De hecho, en un párrafo, cita una frase del editorial de The New York Times que puso a Ocampo como ejemplo “del reino del terror” impuesto por el gobierno de Perón (no lo nombra, dice apenas “P”). “Ejemplo del mejor tipo de intelectual independiente de la Argentina”, dijo el diario neoyorkino sobre Victoria.
“Durante la presentación de la novela en Villa Ocampo –cuenta la autora-, una asistente preguntó cómo Victoria conseguía relacionarse con tanta gente importante. Es una buena pregunta, porque es cierto que ella provenía de una familia excelsamente posicionada en la sociedad argentina y con mucho dinero. Pero a mí me gustaría rescatar que su gran capacidad intelectual es lo que permitió entablar esas relaciones duraderas, esos compromisos con escritores, pensadores, filósofos, músicos, es que el espectro es muy grande. Y usar todo aquello para difundir la cultura y la literatura argentina y del exterior. Me parece, y lo digo con pena, un personaje clave de la literatura argentina que no recibe el debido reconocimiento. Un humilde objetivo de mi novela es que motive a sus lectores a entrar en contacto con la obra de Victoria. Me atrae esa personalidad que luchó por buscar la felicidad y el amor donde ella creía que estaban, a pesar de que estaban en sitios ‘incorrectos’ para una mujer de su clase social, de su época, con su dinero. Y me atrae su lucha y su valentía para siquiera atreverse a conseguir lo que quería, que ya era osado para esa época”.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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