Un cuadro de Klimt es el récord para Europa: US$108,4 millones
Se vendió Dama con abanico, el último retrato realizado por el artista austríaco; desplazó así a una escultura de Giacometti.
Celina ChatrucKirsty WigglesWorth/aPse remató en Sotheby’s
Dama con abanico
Dama con abanico, el último retrato realizado por el artista austríaco Gustav Klimt, se convirtió ayer en la obra de arte más cara jamás subastada en Europa al venderse en Sotheby’s por el equivalente en libras a 108,4 millones de dólares. Hasta ahora ese récord lo ostentaba El hombre que camina I, de Alberto Giacometti, escultura vendida en la misma casa de remates en 2010 por 104,3 millones de dólares.
Tras una escalada de ofertas que se extendió durante diez minutos, el martillo cayó a favor de un coleccionista de Hong Kong cuya identidad no trascendió, representado por la asesora de arte Patti Wong. Se llevó así por un valor mucho más alto que su estimado inicial (80 millones de dólares) la pintura que muestra a una mujer no identificada contra un fondo resplandeciente de dragones y flores de loto con influencia china. Iniciada en 1917, todavía se encontraba sobre un caballete en el estudio del artista cuando murió de forma inesperada en 1918, a los 55 años.
En esta obra, Klimt reflejó su fascinación por el arte y las culturas china y japonesa. “Se sabe que los suntuosos kimonos de seda y las túnicas chinas fueron su vestimenta preferida, y en su hogar abundaban hermosos objetos de Oriente –recuerda Sotheby’s en su sitio web–. Egon Schiele, un visitante habitual, lo describe así: ‘La sala de estar, [estaba] amueblada con una mesa cuadrada en el medio y una gran cantidad de grabados japoneses que cubrían las paredes... y de allí a otra habitación cuya pared estaba completamente cubierta por un enorme guardarropa, que contenía su maravillosa colección de túnicas chinas y japonesas’”.
En ese entonces, Klimt era considerado uno los retratistas más célebres de Europa: recibía muchos encargos, que vendía a precios mucho más altos que cualquiera de sus contemporáneos. “Se cuenta entre sus mejores obras, creada cuando aún estaba en su apogeo artístico”, señaló la casa de subastas sobre uno de los pocos retratos de Klimt que quedaban en manos privadas.
Poco después de la muerte de Klimt, la pintura fue adquirida por el empresario vienés Erwin Böhler. Él y su familia eran amigos cercanos y patrocinadores tanto de Klimt como de Egon Schiele. Luego pasó a manos de su hermano Heinrich y tras su muerte, en 1940, a la esposa de este último. En 1967 estaba en la colección de Rudolf Leopold y salió al mercado por última vez en 1994, cuando se vendió por 11,6 millones de dólares en Nueva York.
Si bien no logró ingresar en el codiciado top ten de las obras más caras vendidas en subastas a nivel global –encabezado por Salvator Mundi, de Leonardo da Vinci (US$450.312.500), con El grito, de Edvard Munch en el décimo puesto (US$119.922.500)–, Dama con abanico pasó a integrar el codiciado grupo de obras vendidas en subastas por más de cien millones de dólares.
Aunque no es la primera vez que una obra de Klimt pasa ese límite, establece un récord para el artista. Su Bosque de abedules se vendió como parte de la Colección Paul G. Allen el año pasado por 104,6 millones de dólares, en la subasta más cara de la historia. En ese caso, se trataba de un paisaje. Solo un retrato de Klimt de este nivel se había ofrecido hasta ahora en una subasta: Retrato de Adele BlochBauer II (1912) se vendió por 87,9 millones de dólares en 2006.
Dama con abanico
Dama con abanico, el último retrato realizado por el artista austríaco Gustav Klimt, se convirtió ayer en la obra de arte más cara jamás subastada en Europa al venderse en Sotheby’s por el equivalente en libras a 108,4 millones de dólares. Hasta ahora ese récord lo ostentaba El hombre que camina I, de Alberto Giacometti, escultura vendida en la misma casa de remates en 2010 por 104,3 millones de dólares.
Tras una escalada de ofertas que se extendió durante diez minutos, el martillo cayó a favor de un coleccionista de Hong Kong cuya identidad no trascendió, representado por la asesora de arte Patti Wong. Se llevó así por un valor mucho más alto que su estimado inicial (80 millones de dólares) la pintura que muestra a una mujer no identificada contra un fondo resplandeciente de dragones y flores de loto con influencia china. Iniciada en 1917, todavía se encontraba sobre un caballete en el estudio del artista cuando murió de forma inesperada en 1918, a los 55 años.
En esta obra, Klimt reflejó su fascinación por el arte y las culturas china y japonesa. “Se sabe que los suntuosos kimonos de seda y las túnicas chinas fueron su vestimenta preferida, y en su hogar abundaban hermosos objetos de Oriente –recuerda Sotheby’s en su sitio web–. Egon Schiele, un visitante habitual, lo describe así: ‘La sala de estar, [estaba] amueblada con una mesa cuadrada en el medio y una gran cantidad de grabados japoneses que cubrían las paredes... y de allí a otra habitación cuya pared estaba completamente cubierta por un enorme guardarropa, que contenía su maravillosa colección de túnicas chinas y japonesas’”.
En ese entonces, Klimt era considerado uno los retratistas más célebres de Europa: recibía muchos encargos, que vendía a precios mucho más altos que cualquiera de sus contemporáneos. “Se cuenta entre sus mejores obras, creada cuando aún estaba en su apogeo artístico”, señaló la casa de subastas sobre uno de los pocos retratos de Klimt que quedaban en manos privadas.
Poco después de la muerte de Klimt, la pintura fue adquirida por el empresario vienés Erwin Böhler. Él y su familia eran amigos cercanos y patrocinadores tanto de Klimt como de Egon Schiele. Luego pasó a manos de su hermano Heinrich y tras su muerte, en 1940, a la esposa de este último. En 1967 estaba en la colección de Rudolf Leopold y salió al mercado por última vez en 1994, cuando se vendió por 11,6 millones de dólares en Nueva York.
Si bien no logró ingresar en el codiciado top ten de las obras más caras vendidas en subastas a nivel global –encabezado por Salvator Mundi, de Leonardo da Vinci (US$450.312.500), con El grito, de Edvard Munch en el décimo puesto (US$119.922.500)–, Dama con abanico pasó a integrar el codiciado grupo de obras vendidas en subastas por más de cien millones de dólares.
Aunque no es la primera vez que una obra de Klimt pasa ese límite, establece un récord para el artista. Su Bosque de abedules se vendió como parte de la Colección Paul G. Allen el año pasado por 104,6 millones de dólares, en la subasta más cara de la historia. En ese caso, se trataba de un paisaje. Solo un retrato de Klimt de este nivel se había ofrecido hasta ahora en una subasta: Retrato de Adele BlochBauer II (1912) se vendió por 87,9 millones de dólares en 2006.
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