Los Albini se negaron a declarar por el escándalo de la Legislatura
Corrupción en la provincia Los dirigentes massistas no respondieron las preguntas de la fiscal; el concejal dijo que hablará más adelante, “cuando sus abogados analicen toda la prueba”
LA PLATA.– Claudio y Facundo Albini, dos piezas claves en la estructura política del Frente Renovador de Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires, se negaron ayer a declarar en la causa donde se investiga el pago de sueldos a “ñoquis”, que figuraban como empleados de la Legislatura pero no iban a trabajar.
Los Albini, padre e hijo, evitaron hacer declaraciones ante la titular de la Unidad Funcional de Investigaciones Nº 2, Betina Lacki, quien lleva adelante la causa.
Los dos acusados, uno de ellos concejal recientemente electo por Unión por la Patria, quedaron detenidos en las alcaidías de esta capital, pero su defensa volverá a pedir una excarcelación en las próximas horas. En paralelo, ayer se conoció una nueva resolución de la Cámara de Apelaciones de La Plata que declaró mal concedidos los recursos de apelaciones interpuestos sobre la nulidad del acta del procedimiento inicial que dio lugar a la detención y el secuestro del teléfono de Julio Segundo “Chocolate” Rigau.
La decisión de no declarar que mantuvieron por los dirigentes Claudio y Facundo Albini, fue adoptada también por los dueños de 16 de las 49 tarjetas de débito halladas en poder de Rigau, el puntero político del peronismo detenido el 9 de septiembre cuando sacaba dinero de un cajero del Banco Provincia con los plásticos de otras personas que serían ñoquis de la Legislatura bonaerense.
Albini padre e hijo están investigados como contactos superiores de Rigau –y jefes de una supuesta asociación ilícita–, pero la Cámara de Apelaciones dio a conocer en las últimas horas una resolución que podría obligar al juez de Garantías Guillermo Atencio a revisar la detención de estos dos dirigentes.
Claudio Albini se desempeñó durante años en el área de Personal de la Cámara de Diputados bonaerense, donde su hijo Facundo ingresó a los 18 años, para luego ser elegido concejal platense y convertirse en apoderado del Frente Renovador y de Unión por la Patria a nivel provincial.
Ambos se entregaron el miércoles pasado ante la Justicia provincial. Antes de entregarse, Facundo Albini admitió
“Yo tenía relación con Chocolate Rigau, claro que sí. Pero hay otros que tienen que hacerse cargo. Alguien pidió nombrar a cada una de esas 48 personas que ingresaron a la Legislatura bonaerense y cuyas tarjetas tenía Rigau. Hacernos responsables a mí y a mi padre es un montón. Es un error”.
En esa entrevista, Albini afirmó que tenía voluntad de declarar ante la Justicia quién era el responsable por esas contrataciones. Ayer, antes de ingresar a la fiscalía de Lacki, el concejal que no tenía nada que comentar. Luego, ante la agente del Ministerio Público, se negó a declarar. No cumplió con la promesa. El concejal advirtió que hablará más adelante: “Una vez que los abogados lo dispongan y tengan toda la prueba y la estudien minuciosamente se prestará la declaración correspondiente”.
La Justicia tiene que ir para arriba. (El director de Personal, Pablo) Parente no es el que pide que se designe a un empleado, ni el que decide a quién se contrata. Tienen que buscar quién dijo “quiero designar a este o a este otro”. No hay que buscar al que firma, sino al que pide.
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Rubén Eslaiman. “Massa me dijo que no me preocupara, que no es asunto mío”
El legislador sospechado de estar detrás del puntero peronista intenta despegarse del escándalo y dice que buscan “enchastrarlo”
Hugo Alconada Mon
Rubén Eslaiman y Sergio Massa
“Esto es una operación para sacarme de la cancha”, dice Rubén Eslaiman, el diputado bonaerense que está sospechado de participar en la apropiación delictiva de cientos de millones de pesos de la Legislatura provincial a través de “ñoquis” y de “chocolates” como Julio Segundo Rigau para el financiamiento de campañas electorales y enriquecimientos ilícitos personales. “Es una operación para que yo no llegue a ser el nuevo presidente de la Cámara de Diputados”, afirma a la nacion, aunque jura que no sabe quién podría estar detrás de esa supuesta operación, y se apega a su jefe, Sergio Massa. “Yo no sé nada sobre manejos de dinero”, insiste, aun cuando múltiples diputados, funcionarios de carrera y empleados de la Legislatura lo señalan, bajo reserva de sus nombres, como un eslabón clave en el desvío de fondos públicos. “No tengo idea sobre todo eso –dice–, me pasé los últimos tres meses, de sol a sol, abocado a la campaña presidencial, al lado de Malena [Galmarini], trabajando para Sergio, y solo me enteré de lo que estaba pasando cuando me avisaron que querían pegotearme con todo esto y lo hablé con Sergio, que me dijo que no me preocupara, que ese no era asunto mío”.
-–Que no era “asunto” suyo? ¿Entonces de quién sería? ¿Y Massa cómo podría saberlo?
–No lo sé. Me dijo que no era asunto mío y que me despreocupara de eso. Además, no sé por qué la prensa quiere meterme en esto. Todo esto es una operación para sacarme de la cancha, una operación para que yo no llegue a ser el nuevo presidente de la Cámara de Diputados.
–Hay múltiples personas que, aunque bajo reserva de sus nombres, le adjudican un papel en el manejo de dinero en efectivo y Facundo Albini así lo dio a entender…
–No, no, no. Facundito es un amigo. Es casi un hijo para mí. Es muy, muy amigo de mi hijo, quien es referente del espacio en [el partido de]
San Martín. Además, yo me aboco a temas legislativos, no administrativos. No tengo firma para decidir la designación de empleados en la Legislatura. Eso es responsabilidad exclusiva del presidente [por Federico Otermin, alfil de Martín Insaurralde] y del vicepresidente primero [por Adrián Urreli, de Juntos por el Cambio].
–Usted los responsabiliza por el festival de “ñoquis”…
–No, no. Solo le estoy aclarando que no tengo nada que ver, del mismo modo que Facundito [Albini] se está comiendo un garrón, pero por un error que cometió. Recuerde que Rigau era un puntero que trabajaba para un diputado provincial que ya no está, Guillermo Escudero [actual], y cuando Escudero se fue, Albini “heredó” a Rigau, y se está comiendo un garrón, como yo también.
–¿Cómo sería eso?
–Fíjese que ahora sale en los medios que yo me habría comprado un Audi, cuando es de 2012, o que vivo en una mansión, cuando es una casa que compré en 2006 a un matrimonio que se había mudado de ahí siete años antes. Pero me quieren enchastrar, cuando yo tengo solo cuatro empleados en mi despacho.
–Pero entonces, ¿para quién extraía Chocolate todo ese dinero de los cajeros?
–¡Y yo qué sé! Le repito: yo no designé a ninguno de esos 48 empleados titulares de las tarjetas de débito que tenía Rigau cuando lo detuvieron. ¡Ninguno! Y fíjese bien que cuando usted entrevistó a Albini, él no me señaló a mí, sino que se quedó callado.
–Cuando mencioné su nombre, optó por decir que quiere declarar ante la Justicia…
–¡Por eso mismo! ¿Qué quiere? ¿Que Facundo se ponga a desmentirle uno por uno todos los nombres? Ya le había dicho a usted que “el Cabezón” Pérez y “el Gordo” D’Onofrio no tenían nada que ver, y cuando usted mencionó mi nombre, Facundito optó por decirle que quiere colaborar con la Justicia, al igual que yo. Mi posición es que la Justicia tiene que seguir investigando y así quedará claro que yo no tengo nada que ver. Soy ajeno a todo esto. Soy un laburante que voy todos los días a la Legislatura y el día que no estoy en mi despacho, es porque estoy trabajando en San Martín: o el lunes o el viernes. ¡Pregúnteles a todos los diputados en la Legislatura! ¡Me conocen todos y todos, de todos los partidos, me respetan!
–Pero Rigau…
–[Interrumpe] ¡Pero si yo no conozco a Rigau! Es decir, lo conozco, sé quién es, pero no lo he visto en mi vida.
“Esto es una operación para sacarme de la cancha”, dice Rubén Eslaiman, el diputado bonaerense que está sospechado de participar en la apropiación delictiva de cientos de millones de pesos de la Legislatura provincial a través de “ñoquis” y de “chocolates” como Julio Segundo Rigau para el financiamiento de campañas electorales y enriquecimientos ilícitos personales. “Es una operación para que yo no llegue a ser el nuevo presidente de la Cámara de Diputados”, afirma a la nacion, aunque jura que no sabe quién podría estar detrás de esa supuesta operación, y se apega a su jefe, Sergio Massa. “Yo no sé nada sobre manejos de dinero”, insiste, aun cuando múltiples diputados, funcionarios de carrera y empleados de la Legislatura lo señalan, bajo reserva de sus nombres, como un eslabón clave en el desvío de fondos públicos. “No tengo idea sobre todo eso –dice–, me pasé los últimos tres meses, de sol a sol, abocado a la campaña presidencial, al lado de Malena [Galmarini], trabajando para Sergio, y solo me enteré de lo que estaba pasando cuando me avisaron que querían pegotearme con todo esto y lo hablé con Sergio, que me dijo que no me preocupara, que ese no era asunto mío”.
-–Que no era “asunto” suyo? ¿Entonces de quién sería? ¿Y Massa cómo podría saberlo?
–No lo sé. Me dijo que no era asunto mío y que me despreocupara de eso. Además, no sé por qué la prensa quiere meterme en esto. Todo esto es una operación para sacarme de la cancha, una operación para que yo no llegue a ser el nuevo presidente de la Cámara de Diputados.
–Hay múltiples personas que, aunque bajo reserva de sus nombres, le adjudican un papel en el manejo de dinero en efectivo y Facundo Albini así lo dio a entender…
–No, no, no. Facundito es un amigo. Es casi un hijo para mí. Es muy, muy amigo de mi hijo, quien es referente del espacio en [el partido de]
San Martín. Además, yo me aboco a temas legislativos, no administrativos. No tengo firma para decidir la designación de empleados en la Legislatura. Eso es responsabilidad exclusiva del presidente [por Federico Otermin, alfil de Martín Insaurralde] y del vicepresidente primero [por Adrián Urreli, de Juntos por el Cambio].
–Usted los responsabiliza por el festival de “ñoquis”…
–No, no. Solo le estoy aclarando que no tengo nada que ver, del mismo modo que Facundito [Albini] se está comiendo un garrón, pero por un error que cometió. Recuerde que Rigau era un puntero que trabajaba para un diputado provincial que ya no está, Guillermo Escudero [actual], y cuando Escudero se fue, Albini “heredó” a Rigau, y se está comiendo un garrón, como yo también.
–¿Cómo sería eso?
–Fíjese que ahora sale en los medios que yo me habría comprado un Audi, cuando es de 2012, o que vivo en una mansión, cuando es una casa que compré en 2006 a un matrimonio que se había mudado de ahí siete años antes. Pero me quieren enchastrar, cuando yo tengo solo cuatro empleados en mi despacho.
–Pero entonces, ¿para quién extraía Chocolate todo ese dinero de los cajeros?
–¡Y yo qué sé! Le repito: yo no designé a ninguno de esos 48 empleados titulares de las tarjetas de débito que tenía Rigau cuando lo detuvieron. ¡Ninguno! Y fíjese bien que cuando usted entrevistó a Albini, él no me señaló a mí, sino que se quedó callado.
–Cuando mencioné su nombre, optó por decir que quiere declarar ante la Justicia…
–¡Por eso mismo! ¿Qué quiere? ¿Que Facundo se ponga a desmentirle uno por uno todos los nombres? Ya le había dicho a usted que “el Cabezón” Pérez y “el Gordo” D’Onofrio no tenían nada que ver, y cuando usted mencionó mi nombre, Facundito optó por decirle que quiere colaborar con la Justicia, al igual que yo. Mi posición es que la Justicia tiene que seguir investigando y así quedará claro que yo no tengo nada que ver. Soy ajeno a todo esto. Soy un laburante que voy todos los días a la Legislatura y el día que no estoy en mi despacho, es porque estoy trabajando en San Martín: o el lunes o el viernes. ¡Pregúnteles a todos los diputados en la Legislatura! ¡Me conocen todos y todos, de todos los partidos, me respetan!
–Pero Rigau…
–[Interrumpe] ¡Pero si yo no conozco a Rigau! Es decir, lo conozco, sé quién es, pero no lo he visto en mi vida.
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