viernes, 7 de octubre de 2016

BORGES,LA BIBLIOTECA DE BABEL Y LA REVISTA SUR


La tentación de escribir otro cuento
Se trata de "La biblioteca de Babel"; la institución compró además un ejemplar de Sur con correcciones del autor


La mayoría de los cuentos, poemas y ensayos de Borges tuvieron una primera vida en la revista Sur antes que en los libros. Esta precedencia no debería pasarse por alto ni tomarse a la ligera. Posiblemente, esa primera publicación era para Borges otro episodio,casi el último, de la escritura.
Borges usaba la revista de Victoria Ocampo como base de operaciones; era como si necesitara la distancia de lo impreso en una publicación periódica para dar después con la forma final. Uno tiene la impresión de que esa primera luz pública en Sur era para Borges algo bastante parecido a lo que para otros son las prueba de galera. Sur como prueba de galera... ¡qué atrevimiento y qué privilegio inusitado! Para casi todos sus contemporáneos, Sur era un punto de llegada; para Borges, en cambio, era un punto de partida. Esto quedó claro en el ejemplar del número 112 (febrero de 1944) que descubrieron en la Biblioteca Nacional los investigadores Laura Rosato y Germán Álvarez. En ese ejemplar de Sur, Borges le cambió el final -y le dio el que todos conocemos- a "Tema del traidor y del héroe". Sin embargo, otro ejemplar de Sur podría ahora cambiar esta presunción de las pruebas de galera , o por lo menos introducir un matiz diferente.


Alberto Manguel contó ayer que la Biblioteca Nacional había comprado un ejemplar del número 76 (enero de 1941) de la revista Sur que había pertenecido a Antonio Carrizo. Ese ejemplar no era uno cualquiera, y no sólo porque estaba allí la primera publicación de "La lotería en Babilonia". Borges volvió a usar las páginas de Sur como pruebas, aunque con una diferencia: más que corregir detalles, o el final, escribió (sobreescribió) directamente un relato casi nuevo. Cuesta resistirse al fetichismo del manuscrito (ver el santo grial de "Pierre Menard" o de "La biblioteca de Babel"), pero más irresistible resulta la evidencia del cuento que quiso escribirse y que no se escribió. Es lo que pasa con "La lotería..." En lugar de confirmar una imaginación primera (como pasaba con "Tema del traidor y del héroe"), Borges solapa directamente una segunda invención. El cuento cambia incluso de nombre y pasa a llamarse "El babilónico azar". Todo va en otra dirección ya desde el adjetivo "babilónico" antepuesto al sustantivo.


André Gide creía que el clasicismo era un romanticismo sojuzgado; la transparencia del Borges de los últimos años era también un barroco sojuzgado, mantenido a raya. Lo que aparece aquí es un Borges más salvaje, en la medida en que, como él mismo no ignoraba, el barroco linda con la barbarie.
Podemos imaginar lo siguiente: Borges se enfrenta con el cuento ya publicado en Sur. Lee una línea: "He conocido lo que ignoran los griegos: la incertidumbre". Piensa tal vez que la lotería es una simple alegoría de la incertudumbrem pero lo que está en el fondo es el azar. El azar es más barroco que la lotería. Borges usó esa vez el ejemplar de Sur para escribir (rescribir) el cuento que a esa altura no se habría atrevido a publicar.

P. G. 

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