lunes, 4 de febrero de 2019

HISTORIAS DEL CRIMEN


CRÓNICAS DEL CRIMEN
Crónicas del crimen: el femicidio de Rosana Galliano
Rosana Galliano cenaba con su hermana, Mónica, en el living de su casa de El Remanso, en Exaltación de la Cruz, cuando sonó el celular. Era su marido, José Arce. Había quedado en pasar a buscar a Gerónimo y Nehuén, sus hijos de 4 y 3 años, y le decía estaba retrasado. Rosana atendió el teléfono, pero no se escuchaba bien. Era por la mala señal dentro de la casa. Salió. Mientras intentaba hablar con su esposo, una persona apareció entre los árboles del barrio parque. Caminó unos pasos hacia ella. Sacó un arma calibre 11.25 y le disparó seis veces. El cuerpo de la mujer, de 29 años, quedó tirado a unos pasos de la casa, con cuatro impactos.
¿Quién mató a Rosana? El caso monopolizó la atención de los medios aquel 16 de enero de 2008. La cobertura siguió durante años, hasta la sentencia, en 2013. Y también más allá, por el extraño destino de los chicos de la pareja: vivieron con el padre, que cumplía la pena máxima en la misma casa donde ocurrió el crimen, hasta noviembre del año pasado, cuando Arce murió. Uno de los chicos ahora está con un tío materno; el otro, en cambio, está con su abuela, la otra condenada del caso.
Una foto familiar de Arce junto a Rosana Galliano durante su casamiento
Desde el primer momento, para la familia de Rosana el principal sospechoso fue Arce, que tenía 59 años al momento del homicidio. Según sospechaban, le habría pagado a un asesino profesional para que matara a su mujer. La plata la habría aportado su madre, Elsa, la suegra de la víctima. Él, en cambio, decía que su exmujer tenía varios amantes y que era a ellos a quienes había que investigar. En tanto, afirmaba que con su esposa estaban en proceso de divorcio.
"No sé por qué me acusan", dijo Arce en una entrevista hace más de una década. "Los cuatro amantes de mi mujer tenían motivos para asesinarla. Los cuatro tenían problemas con la Justicia. Se acostaba con ellos, conocía sus secretos y los amenazaba con contar lo que sabía", dijo.
"Yo no mandé matar a la madre de mis hijos. Nunca se me ocurriría hacer algo así. Si a mi esposa la hubiera matado un asesino profesional, le alcanzaba con un solo tiro. Pero a ella le pegaron cuatro balazos y esa actitud revela dos cosas: que el asesino conocía a mi mujer y que la odiaba. Además, hay un detalle que nadie conoce: existiría un quinto amante. En la mesita de luz de mi esposa encontraron dos cajas de profilácticos. Los cuatro amantes declararon ante el fiscal que no usaban profilácticos cuando tenían relaciones con ella. Cuando me tocaba a mí, tampoco los usaba", agregó.
José Arce con sus hijos, el 14 de enero de 2009 Fuente:
El juicio demoró casi seis años hasta llegar a una sentencia. A principios de noviembre de 2013, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 1, integrado por Daniel Rópolo, Elena Bárcena y Raquel Slotolow, leyó el veredicto en un edificio ubicado en Del Pino 817, Campana. Arce tambaleaba en la silla durante la lectura, probablemente como consecuencia del ACV hemorrágico que había sufrido en mayo, en plena audiencia.
Un ataque organizado
"Este caso fue la crónica de una muerte anunciada, como suelen ser lamentablemente todos los casos de violencia de género", dijeron los jueces. "El ataque tuvo ribetes de crimen organizado, por la forma en que se planificó y se cometió", agregaron. En definitiva, el tribunal consideró que, además del motivo personal, había intereses económicos detrás, "al tener que compartir el imputado con la víctima la división de bienes gananciales". Los jueces condenaron a Arce y a su madre a prisión perpetua por "homicidio triplemente calificado por el vínculo, por alevosía y por haberse cometido con el concurso premeditado de dos o más personas".
José Arce con sus hijos, en el año 2008
Dieron por probado "el plan desarrollado por al menos tres personas que tuvo por fin situar a la víctima en posición de tiro, para su total sorpresa, impidiéndole toda posibilidad de defensa o alerta". Según los jueces, Arce y su madre le pagaron a alguien para que ejecutara a Rosana. Eligieron el lugar y el día, y sabían que si la llamaban al celular, Rosana saldría de la casa y allí podría ser sorprendida. Y eso es lo que pasó.
El tribunal absolvió por falta de pruebas a los hermanos Paulo y Gabriel Leguizamón, de 35 y 41 años, respectivamente, que al inicio del caso habían sido señalados como los autores materiales del homicidio. Nunca se determinó quién le disparó a Rosana.
Una reproducción de una foto familiar muestra a Rosana Galliano
Prisión domiciliaria
Mientras estuvo en prisión, Arce coincidió en la Unidad Nº4 de Campana con Carlos Carrascosa, condenado por el homicidio de su esposa, María Marta García Belsunce, y absuelto el año pasado. Arce, finalmente, fue beneficiado con la prisión domiciliaria por problemas de salud. Su madre ya cumplía condena en su casa, pero por la edad. Al salir de Campana, él regresó a Exaltación de la Cruz.
"Yo no tengo un poderío económico importante ni amigos que me ayuden", dijo entonces. "La única de las tres propiedades que tengo que es habitable es la de El Remanso. En el campo solo hay herramientas y animales, a otro chalet que tengo le falta el techo y el tercer inmueble es un galpón. A la noche, cuando me levanto a atender a algunos de mis hijos, tengo sensaciones raras... Además, tengo que pensar en los chicos. En El Remanso tienen cerca la escuela y a sus amigos. Desde que mataron a Rosana, soy padre y madre a la vez", explicó.
La madre de José Arce
El hecho de que Arce volviera a vivir con sus hijos golpeó duramente al entorno de la víctima. Los chicos, desde ese momento, dejaron de tener contacto con la familia materna: dos abuelos, tres tíos y nueve primos.
"Estamos preocupados. No sé qué está esperando la Justicia para sacarle los chicos de una vez. Arce le dijo a Rosana que la iba a matar, pero que antes me mataría a mí y después a los chicos. Una parte de eso ya lo cumplió", comentó entonces uno de los hermanos de Rosana, Oscar Galliano.
Después de varias presentaciones judiciales, los Galliano lograron iniciar un proceso de revinculación familiar. Por unos meses, un funcionario de la Secretaría Nacional de la Niñez, Adolescencia y Familia (Sennaf) pasaba los viernes por la casa de Arce a buscar a los chicos y los llevaba con los abuelos maternos. El domingo, los regresaba a la casaquinta de El Remanso. De las visitas quedaron excluidos los tíos.
José Arce es trasladado desde la DDI de Campana a su lugar de detención
Poco tiempo después esas visitas también fueron suspendidas. "Elsa dijo que los chicos no querían ver a sus otros abuelos, pero sabemos que eso es mentira. Ellos les llenan la cabeza. Siempre les dijeron a los chicos que los responsables de la muerte de su mamá éramos nosotros. Los manipulan y no podemos hacer nada", afirmó entonces Oscar Galliano.
El 24 de noviembre último, José Arce murió en el Hospital Sanguinetti, de Pilar, luego de sufrir un nuevo ACV. "Murió José Arce, el femicida de Rosana Galliano", tuiteó ese día su hermano Oscar, junto a fotos de la víctima.
José Arce es trasladado desde la DDI de Campana a su lugar de detención, el 21 de abril de 2009
El destino de los niños
¿Qué pasará con los chicos? Según dijo Oscar uno de ellos pasó a vivir con su hermana tras la muerte de Arce, pero el otro, el mayor, sigue con su abuela Elsa, que continúa con arresto domiciliario en El Remanso.
"La realidad es que no puedo creer que cuando murió Arce no haya actuado ningún juzgado de familia o de adolescencia y niñez ni de Pilar, ni de San Isidro, ni la Sennaf, etc. Gerónimo, mi sobrino más grande, sigue viviendo con la abuela, asesina y financista del crimen de Rosana, en tanto que Nehuén se quedó con mi hermana Mónica desde que falleció Arce", dijo.
Oscar Galliano es particularmente activo en Internet como divulgador de la causa, y también para recordar a su hermana. Después de la muerte de Arce, Oscar continuó con los tuits y recuerdos sobre Rosana. "Hoy cumplirías 40 años, Ro. Te extraño tanto...", escribió el 6 de diciembre pasado.
José Arce en el Tribunal Oral Criminal 1 de Campana
Cronología
1 Sicario libre. El 16 de enero de 2008 fue asesinada Rosana Galliano. Fue sorprendida frente a su casa, en el barrio privado El Remanso, en Exaltación de la Cruz. En la causa se determinó que su esposo, José Arce, contrató a un sicario para matar a la madre de sus dos pequeños hijos. El hombre fue condenado, pero el autor de los disparos sigue libre.
2 Dura condena. "Este caso fue la crónica de una muerte anunciada, como suelen ser lamentablemente todos los casos de violencia de género. El ataque tuvo ribetes de crimen organizado, por la forma como se planificó y se cometió", fue uno de los argumentos del tribunal que en noviembre de 2013 condenó a Arce y a su madre, Elsa, a prisión perpetua por ordenar la muerte de Galliano.
3 Beneficio judicial. Arce estuvo detenido durante poco tiempo en la Unidad 4 de Campana, porque obtuvo el permiso judicial para cumplir su pena en arresto domiciliario. Se tomó en cuenta que el condenado había sufrido un ACV durante el juicio por el homicidio de su esposa. Su madre, la otra acusada, también fue autorizada, por su edad, a completar la sentencia en su casa.
4 Inesperado final. El 24 de noviembre último, Arce murió en el Hospital Sanguinetti de Pilar, luego de sufrir un ACV. Desde ese momento, uno de los hijos de Galliano pasó a vivir con una hermana de la mujer asesinada, mientras que el otro hijo -hoy adolescente- vive con su abuela paterna, condenada por financiar el asesinato de la madre del menor.
Llamada mortal
Cuatro disparos
Los jueces determinaron que Arce llamó al teléfono de su esposa para conseguir que esta saliera de la vivienda y facilitase de esa manera la acción del sicario contratado para eliminarla.
Un plan familiar
Dinero materno
Durante el juicio quedó expuesto que Arce, de 59 años, buscó matar a su esposa, de 29, cuando se iniciaba un proceso de divorcio; contó con la ayuda económica de su madre para pagarle a un asesino.
Menores en pugna
Daño colateral
Pese a las sentencias a prisión perpetua, Arce y su madre consiguieron el beneficio de cumplir la pena en su hogar, por lo que el condenado mantuvo la crianza de los dos pequeños hijos.

L. P. 

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