viernes, 8 de febrero de 2019

LITERATURA JAPONESA


En el país del sol. Literatura japonesa, antes y después del boom Murakami
Clásicos y contemporáneos de ese origen llegarán este año a las librerías; dos autores argentinos, Mori Ponsowy y Javier Sinay, persiguen un amor (una hija, una pareja) en ese escenario de Oriente

Será el año del país del sol en las librerías argentinas. Además de la publicación de clásicos, como Yasunari Kawabata y Riichi Yokomitsu, y de éxitos de ventas contemporáneos como Hiromi Kawakami y Haruki Murakami, varios escritores argentinos ofrecen su mirada sobre un territorio y una comunidad que, a causa de la distancia no solo geográfica, sino también lingüística y social, despiertan fascinación.
En la Argentina, el culto por la literatura japonesa está afianzado. Autores como Ryunosuke Akutagawa, Junichiro Tanizaki, Yukio Mishima y Kenzaburo Oé, premio Nobel de Literatura 1994, son bien conocidos por los lectores. A partir de la década de 1990, en una acción conjunta de editores, agentes y traductores, se empezaron a publicar novelas y cuentos de escritores célebres y no tanto, bien recibidos por los lectores.
Emecé dio a conocer libros de cuentos y novelas de Kawabata, Nobel de Literatura 1968, que habían quedado sin traducir al español, como El lago y Kioto. Obras maestras como El libro de la almohada, de Sei Shônagon, y Una novela real, de Minae Mizumura, salieron en Adriana Hidalgo, y relatos y novelas escalofriantes de Kobo Abe, en Eterna Cadencia. Tusquets publicó la luminosa obra narrativa de Banana Yoshimoto, y las novelas negras de Natsuo Kirino, que impactó con Out, son muy buscadas por los lectores del género (aunque hayan dejado de publicarse en el país). Interzona dio a conocer en 2018 El gran espejo del amor entre hombres, de Iharu Saikaku.
Ya están en librerías La muerte del comendador (Libro 2), de Murakami, por Tusquets, y una extraña nouvelle del autor de La bailarina de Izu, Kawabata, titulada Bailarinas (Emecé), en la que retornan motivos de su literatura: el erotismo, los estragos que causa el paso del tiempo y la nostalgia por aquello que pudo haber sido. El menú de Murakami, a diferencia del de Kawabata, es más intenso, alucinatorio y, para algunos paladares, algo indigesto. Visto a través del prisma de ambos autores, Japón puede ser amenazador, delirante, melancólico y tan perverso como dulce.
Se sumará en marzo la publicación del primer título de la colección Bosque de Bambú (También el Caracol), dedicada a la literatura japonesa, que debuta con La primavera llegó en un carro tirado por caballos, de Riichi Yokomitsu (1898-1947), autor poco conocido en el país que fue contemporáneo de Kawabata. Cuenta con un estudio preliminar de Miguel Sardegna, director de la colección. “Yokomitsu fue amigo de Kawabata, el escritor japonés más leído en nuestro idioma –dice–. Estuvieron cerca hasta la temprana muerte de Yokomitsu, y Kawabata siempre lo consideró uno de sus mentores. Como no podía ser de otra manera para ese ‘experto en funerales’ que fue Kawabata, atravesado por la pérdida de familiares y amigos, se encargó de despedirlo en su funeral. En su tiempo, Yokomitsu tenía la misma estatura literaria que Kawabata. Se llegó a decir que era un bungaku no kamisama, un dios de la literatura”.
La primavera llegó en un carro tirado por caballos recoge cinco relatos que cubren distintas etapas de la producción de Yokomitsu. “Da una buena idea de los cambios en su estilo y en sus preocupaciones, desde la estética visual que pregonaba con Kawabata en la escuela de las nuevas sensaciones, inspirada en las vanguardias europeas, hasta el desencanto que trajo la industrialización apresurada”, dice el autor de Hojas que caen sobre otras hojas.
El segundo volumen de la colección Bosque de Bambú será La canción del arrozal, un libro de ensayos inéditos en español de Lafcadio Hearn sobre las voces de los insectos y ranas en la poesía japonesa. “Japón tiene una poesía de siglos inspirada en libélulas, luciérnagas, mariposas, cigarras, grillos y ranas”, aclara Sardegna.
“Okasan no estaba en mis planes –dice Mori Ponsow y–. Mati, mi único hijo, al que crie sola, se fue a los veinte años con una beca a estudiar a Japón. Lo curioso es que desde sus cinco años decía que, cuando fuera grande, viviría en ese país”. Cuando fue a visitarlo por primera vez a Tokio, ella estaba escribiendo una novela y tenía en sus planes seguir escribiendo en las mañanas para no perder el ritmo. “Pero al día siguiente de llegar me di cuenta de que ya no podía: tenía que escribir sobre lo que estaba viendo”. En japonés, okasan significa madre.
La extrañeza que le provocaba la sociedad japonesa era tan grande como la de ver a su hijo hablando un idioma que ella desconocía. “Escribí Okasan. Diario de viaje de una madre desde ese estupor. Japón era el telón de fondo perfecto para contar la relación entre una madre y un hijo que se hace adulto”, confiesa. El libro, publicado por Reservoir Books, se lanzó este mes.
El cronista enamorado
Si bien en Camino al Este. Crónicas de amor y desamor (Tusquets), por el que Javier Sinay obtuvo un premio del Fondo Nacional de las Artes, se narra el viaje del autor desde Buenos Aires hasta capitales europeas y luego asiáticas, la historia está vinculada desde el comienzo con Japón. “Fue un proceso muy largo, apasionante –dice–. Como viajé sabiendo que iba a escribir, lo hice con todos los sentidos bien abiertos. Y también con un diario de viaje, que finalmente se extendió a tres libretas grandes en la que iba anotando todo con mucho detalle”. Sinay cruzó el Atlántico con guías literarios en la mochila como Basho, el gran poeta japonés, y textos de grandes viajeros.
El autor de Los crímenes de Moisés Ville: una historia de gauchos y judíos sabía algo de Japón antes de llegar hasta esa isla Estado. “Mi mujer, a quien fui a visitar a Japón mientras ella pasaba un año estudiando chado (ceremonia del té), es de una familia japonesa asentada en la Argentina desde hace muchas generaciones, y me había contado infinidad de cosas sobre ese país”. Además, el padre del cronista había visitado Japón cuando él era un niño. “Así tuve las primeras noticias fiables de lo que era esa cultura. Y yo mismo practicaba karate”, recuerda.
Quinteto de novedades
En diciembre, Lumen distribuyó El quinteto de Nagasaki, novela de Aki Shimazaki, de quien ahora llegará En el corazón de Yamato, traducida del francés (la lengua en que escribe la autora) por Alan Pauls. Shimazaki nació en Gifu en 1954, pero vive en Montreal desde 1991.
Tusquets publicará en julio un libro de crónicas de Fernando Krapp, Una isla artificial. Crónicas sobre japoneses en Argentina. El autor entrevistó a japoneses de primera, segunda y tercera generación, habló con tintoreros e hijos de tintoreros, con viveristas, rockeros hijos de japoneses, acupunturistas, escritores y señoras japonesas que enseñan la ceremonia del té. “El resultado es tan impactante como delicado y muestra algo excepcional: un mundo casi paralelo que convive con el nuestro, con reglas distintas, con conceptos distintos acerca de muchísimas cosas. Echa por tierra todos los mitos acerca de la ‘japonesidad’, uno por uno. Es entrañable, trágico, comiquísimo”, se entusiasma Leila Guerriero, editora de la colección.
De Hiromi Kawakami, Alfaguara publicó en 2018 El cielo es azul, la tierra blanca: una historia de amor, novela que ganó el Premio Tanizaki en 2001. A fines de 2019 se conocerá en la Argentina una distopía que los editores describen como “sensacional”. De esta autora nacida en Tokio en 1958, muy exitosa en su país, se reeditará a mediados de año Algo que brilla como el mar, la historia de un chico que vive con su madre y su abuela, y que debe crecer de golpe.
Uno de los cuentos de Doscientos canguros (Entropía), nuevo libro de Diego Muzzio que saldrá en pocas semanas, tiene como protagonista a Teiji, hijo y nieto de japoneses, obsesionado con uno de los aviones de la Fuerza Aérea nipona que atacó Pearl Habor durante la Segunda Guerra Mundial. “El caza Zero” (así se titula el cuento) hace referencia a la denominación informal que recibía ese tipo de avión militar. El destino de Teiji, y en cierto modo también el de su hermana Aiko, quedará marcado por el pasado de los hombres fuertes de su familia: su abuelo, héroe de guerra, y su padre, tintorero del barrio de Flores.
Es probable que en 2019 ya se pueda leer la nueva novela de Daniel Guebel, flamante merecedor del Premio Nacional de Literatura. Según adelantó el autor, la historia está ambientada en el siglo XIV en Japón.

D. G.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.