Extraterrestres: ¿llegaremos a conocerlos algún día?
Muchos científicos de mi generación nos interesamos por la cosmología y la posibilidad de vida extraterrestre a partir de los fascinantes relatos de Carl Sagan en Cosmos. Pero Sagan fue mucho mas que un notable divulgador científico. Fue también asesor de la NASA y uno de los principales impulsores del proyecto SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence), dedicado a la búsqueda de inteligencia extraterrestre.
El proyecto SETI usa imponentes radiotelescopios que barren el firmamento en busca de ondas electromagnéticas, como las de una transmisión de TV, que muestren la existencia de alguna otra civilización. Pero no solo nos contentamos con hurgar señales en los confines del universo. También emitimos las nuestras y hasta enviamos naves como el Voyager a explorar el espacio exterior con un disco de oro lleno de imágenes y sonidos representativos de nuestro planeta (desde fotos hasta fórmulas matemáticas y los primeros compases de la Quinta sinfonía de Beethoven).
¿Como serían las señales de una civilización extraterrestre? ¿Qué lenguaje usarían? Sagan propone una solución brillante en Contacto, una novela de ciencia ficción que luego filmaría Robert Zemeckis con Jodie Foster.
Los radiotelescopios de SETI detectan secuencias de pulsos provenientes de la constelación de Vega, una estrella a 26 años luz. Los pulsos aparentemente no tienen sentido y podrían ser la consecuencia de algún efecto natural, pero Foster se da cuenta que representan números: 59, 61, 67, 71? una secuencia de números primos. Los extraterrestres usan un lenguaje irrefutable para dar a conocer su presencia: el de la matemática.
La realidad es más frustrante, pues hasta ahora no encontramos evidencia de otra civilización y nuestros mensajes no han tenido respuesta. ¿Será entonces que estamos solos en el universo?
Los científicos nos estremecemos ante la mas mínima evidencia de agua en los planetas o satélites mas cercanos. Probablemente no veamos nunca aterrizar una nave espacial con ET y quizá debamos conformarnos con seres extraterrestres en forma de bacterias y microorganismos, pues donde hay agua suele haber vida. El problema es que ningún otro cuerpo celeste de nuestro sistema solar parece habitable. Ninguno tiene una atmósfera como la Tierra y aunque haya infinitos planetas como el nuestro en el universo, la estrella mas cercana, Próxima Centauri, está a unos 4 años luz y planetas como Kepler 186f, el más parecido a la Tierra de todos los que conocemos, están aún más lejos. Una nave como el Voyager, viajando a más de 60.000 kilómetros por hora, tardaría miles de años en llegar a Próxima Centauri y cien veces más en llegar a Kepler 186f. ¿Quién haría ese viaje? Por más que la tecnología de otras civilizaciones permita superar la velocidad del Voyager, venir a visitarnos demandaría demasiado tiempo.
Sin embargo, quizás algún día podamos comunicarnos. Aunque tendríamos casi 600 años de retardo en el caso de Kepler 186f, ya que nuestra transmisión no puede superar la velocidad de la luz. O sea, si en el siglo XVII Kepler hubiera mandado una señal de radio al planeta con su nombre, el mensaje todavía no habría llegado a destino. Pero imaginemos estar frente a la pantalla esperando la primera imagen de los extraterrestres. ¿Cómo serán? ¿Se verán como nosotros, así como el extraterrestre de El día que la Tierra se detuvo? ¿Serán seres algo amorfos y pacíficos como los de Encuentros cercanos del tercer tipo? ¿O sarcásticos y beligerantes como los de Marte ataca?
No tenemos idea. Nuestra historia nos muestra lo difícil que se hace predecir cómo evolucionan las especies de un planeta: si un meteorito no hubiera impactado la Tierra hace 65 millones de años, quizá hoy veríamos dinosaurios como los de Titanes del Pacifico. Lo que si sabemos es que las chances de que no haya ninguna otra civilización son casi nulas. Es una simple cuestión estadística; entre infinidad de estrellas y planetas en principio habitables, alguno debe albergar vida. Muy probablemente, entonces, los seres extraterrestres existen. La gran pregunta es si algún día llegaremos a conocerlos
La realidad es más frustrante, pues hasta ahora no encontramos evidencia de otra civilización y nuestros mensajes no han tenido respuesta. ¿Será entonces que estamos solos en el universo?
Los científicos nos estremecemos ante la mas mínima evidencia de agua en los planetas o satélites mas cercanos. Probablemente no veamos nunca aterrizar una nave espacial con ET y quizá debamos conformarnos con seres extraterrestres en forma de bacterias y microorganismos, pues donde hay agua suele haber vida. El problema es que ningún otro cuerpo celeste de nuestro sistema solar parece habitable. Ninguno tiene una atmósfera como la Tierra y aunque haya infinitos planetas como el nuestro en el universo, la estrella mas cercana, Próxima Centauri, está a unos 4 años luz y planetas como Kepler 186f, el más parecido a la Tierra de todos los que conocemos, están aún más lejos. Una nave como el Voyager, viajando a más de 60.000 kilómetros por hora, tardaría miles de años en llegar a Próxima Centauri y cien veces más en llegar a Kepler 186f. ¿Quién haría ese viaje? Por más que la tecnología de otras civilizaciones permita superar la velocidad del Voyager, venir a visitarnos demandaría demasiado tiempo.
Sin embargo, quizás algún día podamos comunicarnos. Aunque tendríamos casi 600 años de retardo en el caso de Kepler 186f, ya que nuestra transmisión no puede superar la velocidad de la luz. O sea, si en el siglo XVII Kepler hubiera mandado una señal de radio al planeta con su nombre, el mensaje todavía no habría llegado a destino. Pero imaginemos estar frente a la pantalla esperando la primera imagen de los extraterrestres. ¿Cómo serán? ¿Se verán como nosotros, así como el extraterrestre de El día que la Tierra se detuvo? ¿Serán seres algo amorfos y pacíficos como los de Encuentros cercanos del tercer tipo? ¿O sarcásticos y beligerantes como los de Marte ataca?
No tenemos idea. Nuestra historia nos muestra lo difícil que se hace predecir cómo evolucionan las especies de un planeta: si un meteorito no hubiera impactado la Tierra hace 65 millones de años, quizá hoy veríamos dinosaurios como los de Titanes del Pacifico. Lo que si sabemos es que las chances de que no haya ninguna otra civilización son casi nulas. Es una simple cuestión estadística; entre infinidad de estrellas y planetas en principio habitables, alguno debe albergar vida. Muy probablemente, entonces, los seres extraterrestres existen. La gran pregunta es si algún día llegaremos a conocerlos
R. Q. Q.
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