El hospital de Costanera Sur que recupera a pacientes con garras y colmillos
Un chimango pichón, una mulita, dos peludos, un halconcito colorado y un alilicucú juvenil se alternan la visita para ser revisados, medicados y pesados en el consultorio del Centro de Rescate de Fauna Silvestre (CRFS). Nació en 2011, pensado como destino para la última etapa de rehabilitación de las aves rapaces que llegaban al entonces zoológico, hoy Ecoparque, de Buenos Aires. Allí se realizaban las prácticas de vuelo y readaptación a la libertad de los ejemplares que ya estaban prontos a volver a sus hábitats. Pero con el tiempo la demanda de atención de otro tipo de animales hizo que el espacio se transformara en un centro de recepción de fauna urbana. Funciona en la Reserva Ecológica Costanera Sur, sumergido en la naturaleza, rodeado de vegetación y cantos de pájaros. Solo la vista de los edificios de Puerto Madero nos recuerdan que estamos en la ciudad.
Manuel Encabo, el técnico universitario en Gestión, Manejo y Conservación de la Biodiversidad encargado del lugar, cuenta: "La gran mayoría de los animales que recibimos es fauna silvestre asociada a ámbitos urbanos. Muchos de ellos requieren un manejo que reviste de alta complejidad".
Cecilia Destefano asiste a una comadreja en el Centro de Rescate de Fauna Silvestre de la Costanera Sur
En el centro trabajan cuatro empleados, apoyados por 20 voluntarios "sin los cuales nada de esto podría sostenerse", dice Encabo. Todos van y vienen sin parar, cuidando que los pacientes reciban atención. Uno a uno llevan a los animales a la consulta. Hay más de 60 ejemplares albergados en el lugar, en proceso de rehabilitación.
Gran parte de la fauna que llega al CNRS es entregada por personas que en algún momento adquirió a los ejemplares como "mascotas", aunque los animales silvestres están lejos de apreciar la convivencia con humanos. Además, para que una especie salvaje haya estado en una casa debió ser sacada de la naturaleza; más allá de privar de su libertad a un animal, esto afecta al equilibrio del ecosistema, ya que cada individuo cumple un rol importante. "Son difíciles de mantener en cautiverio y sufren con malos cuidados. Cuando crecen, las familias que los adquirieron se dan cuenta de que no les gusta que los acaricien, no disfrutan la compañía de los humanos y muerden o pican para defenderse de las caricias y mimos que sus 'dueños' quieren darles", explica Cecilia Destefano, licenciada en Ciencias Ambientales.
El desconocimiento general que hay sobre la fauna nativa genera muchos problemas. Federico Bondone, veterinario, explica: "No siempre nuestra intervención los ayuda. La gran mayoría de aves juveniles llegan acá porque caen de sus nidos en sus primeros vuelos, lo cual es totalmente normal. Pero la gente los ve en el suelo, piensan que están abandonados y se los lleva. No es así, es un proceso natural y los adultos continúan alimentándolos y cuidándolos fuera del nido. En esos casos, lo que hay que hacer es ponerlos a resguardo, subirlos a un árbol o algún lugar alto donde los perros no los alcancen".
Halconcito en plena revisación en el Centro de Rescate de Fauna Silvestre
Cuando ingresan al centro, se trabaja para rehabilitarlos y devolverlos a su hábitat. Sin embargo, gran parte de ellos no logra readaptarse a una vida independiente o padecen heridas tan graves que no les permiten desenvolverse por sus propios medios y volver a vivir en libertad. A través de la utilización de estos animales en charlas y eventos de difusión se les da un rol educativo y así se logra que su vida en cautiverio tenga sentido.
Otra de las causas principales por las que llegan muchos ejemplares es por ataques de perros o gatos. Muchos dueños de mascotas no son conscientes del daño que pueden producir en la fauna silvestre. "Han incluso regresado al centro animales que habíamos atendido y devuelto a su hábitat; por ejemplo, un cisne coscoroba, que volvió muy lastimado porque un perro lo atacó en los lagos de Palermo y lamentablemente no sobrevivió a las heridas", recuerda Borja Baguette, otro de los empleados, que es estudiante de biología.
En estos momentos cuidan de varios animales que son un buen ejemplo de los problemas que enfrenta la fauna silvestre. "Los dos peludos fueron traídos por un particular. Los tenía en el fondo de su casa como mascotas, pero estaban junto con los perros de la casa. Estos los lastimaron muchísimo, les mordían el lomo; además, como estaban sobre cemento, sufrieron laceraciones en las patas. Con trabajo se recuperaron muy bien y en estos días serán liberados junto a una mulita en una reserva de la provincia de Buenos Aires", describen.
Manuel Encabo, del Centro de Rescate de Fauna Silvestre, en una prueba de vuelo de un alicucú
También están asistiendo a dos comadrejas bebé, otro caso de descuido, ya que aparentemente un perro atacó a la madre y quedaron huérfanas. "Esta especie es común, incluso se ve en la ciudad, pero lamentablemente cargan con cierto estigma debido a que son 'feos' y parecen ratones grandes. Suelen ser hostigados y muchas veces se los mata solo por eso. Muy por el contrario, no molestan ni atacan y cumplen el rol de 'basureros' de la naturaleza, ya que son omnívoros y carroñeros", explica Bondone.
Todos coinciden en que el gran problema para estos animales es el desconocimiento. Encabo lo resume así: "La gran amenaza para la fauna silvestre está relacionada con nuestros hábitos. Los altísimos niveles de consumo generan el desplazamiento incesante de la frontera agropecuaria, hasta hace poco tiempo ocupada por bosques y selvas. Esto lleva a los animales silvestres a una situación límite. También el mal uso del agua y la gestión de residuos defectuosa, entre otros muchos factores, contribuyen a la contaminación general del ambiente y al calentamiento global. Cuesta encontrar la relación directa que hay entre esta problemática medioambiental y el incesante ingreso de animales en un centro de rescate de fauna silvestre. Pero existe, ya que lleva a los ambientes naturales a una reducción de su capacidad de albergarlos, dejando a muchos de ellos expuestos. Entonces se genera el conflicto con el humano. El afán de las personas por tener ejemplares exóticos y la falta de responsabilidad en la tenencia de mascotas sin medir las consecuencias de sus actos completan la problemática".
En ese sentido, en el CNRS trabajan para educar y lograr reconectar a los ciudadanos con el entorno natural. "Nuestro aporte diario es intentar dar una segunda oportunidad a todos esos animales que han sufrido algún problema por intervención del humano y que llegan a nuestras manos severamente dañados. Pero lo más importante es la posibilidad de transmitir que somos parte de la naturaleza junto a todos esos 'bichos raros' que andan dando vuelta por nuestra ciudad y que parecen extraterrestres en un mundo de cemento. Sobre todo, que estamos a tiempo de dar vuelta la historia del planeta con nuestros actos cotidianos para que ellos y nosotros vivamos en paz y armónicamente", concluye Encabo.
Los que no pueden ser liberados
A veces los animales ya no pueden volver a vivir libremente. Ya sea porque fueron sacados del nido a edad muy temprana y no reconocen a sus pares silvestres, porque no aprendieron a cazar o por lesiones demasiado graves que no pudieron curarse, algunos de ellos nunca podrán ser liberados. En estos casos, el Ecoparque porteño los recibe y pasan a integrar el elenco del Programa Animales Embajadores.
Mercedes Val, la coordinadora del programa, cuenta que estos ejemplares están habituados al contacto con sus entrenadores y a ser observados por el público. Eso los mantiene activos. Para los visitantes, conocer la historia de cada animal genera un aprendizaje más realista. "Trabajamos en el Ecoparque con público visitante y escuelas de todos los niveles. También recibimos grupos de adultos mayores y universidades, entre otros. Salimos a parques y plazas por eventos -por ejemplo, acompañando las liberaciones de animales rehabilitados en el Centro de Rescate de Fauna Silvestre- para dar a conocer la fauna urbana y concientizar sobre sus problemáticas. El cuidado diario de los animales lo realizamos con técnicos, voluntarios y chicos del programa Cuidar Cuidando de integración social para niños y adolescentes con problemas emocionales leves y severos", detalla.
"Desde la creación del Ecoparque ya rescatamos más de 1600 animales. El rescate es fundamental en la estrategia de conservación de fauna autóctona y un servicio para nuestros animales", informó el secretario de Ambiente porteño, Eduardo Macchiavelli.
L. B.
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