De Martes a domingos y feriados, de 12 a 20. Entrada gratis. Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985, 4º piso)Se inauguró una muestra dedicada al artista, que reúne 60 grabados realizados durante medio siglo
Para la muestra que inauguró ayer, el artista donó 16 piezas al espacio que, por ahora sin sede propia, funciona en la Casa del Bicentenario; “usé todas las técnicas que conocí”, dice Seguí
Sonó el teléfono en octubre en su casa de Arcueil, en los suburbios de París, donde vive desde 1963. Antonio Seguí escuchó la propuesta que Julio Suaya le hacía desde Buenos Aires: quería organizar una muestra dedicada a él en el Museo Nacional del Grabado con obras del acervo del museo y de su propia colección. De inmediato, el artista respondió, con su típico humor cordobés: “¡Pero no deben tener de las últimas épocas! Yo las facilito y además les donaré una serie de carborundums, que es lo que estoy haciendo ahora. Y me están saliendo bastante bien, ¿sabe?”.
Como resultado de ese acto de generosidad, la muestra que se inauguró ayer reúne sesenta grabados realizados durante más de medio siglo, incluidas las 16 piezas recientes donadas por el artista al museo sin sede propia, que se aloja en forma provisional en la Casa Nacional del Bicentenario. Según informaron fuentes oficiales, una posibilidad es que su acervo, guardado ahora en depósitos, se mude a Rosario para integrar el futuro Museo Nacional de Gráfica.
“Fui cómplice de la idea de Julio para sacar adelante el museo”, dijo Seguí Este gesto se suma a otras importantes donaciones realizadas en las últimas dos décadas: cedió obras propias y de otros artistas al Centro de Arte Contemporáneo del Château Carreras y cientos de piezas gráficas al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
Estas acciones cobran especial relevancia en el contexto económico actual de la Argentina, país que supo tener durante el siglo pasado su época “de vacas gordas”, con coleccionistas que alimentaron los acervos de los museos públicos locales.
Ganador de prestigiosos premios como el Di Tella, varios Konex y la máxima distinción del Fondo Nacional de las Artes, entre otros, Seguí tuvo retrospectivas en museos como el MNBA, el Moderno y el Pompidou, y meses atrás marcó un récord en subastas nacionales cuando una pintura suya se vendió en Roldán por 224.000 dólares.
Realizada en 1963, esta última se titula Caja con señores y está dedicada a sus característicos personajes con sombrero que aluden a la alienación de la vida urbana. Esos que apenas aparecen como tristes sombras en la más contemporánea Pasar la frontera (2019), retrato de cuatro siluetas humanas y un perro bajo un cielo nublado que ahora conforma la colección del Museo Nacional del Grabado.
“Cambiar de técnica es una de las cosas que más me han entusiasmado siempre, desde que empecé”, dice este pintor, escultor e ilustrador nacido en 1934, en el catálogo de la exposición. “En grabado en particular he usado todas las técnicas que he ido conociendo –agrega–, porque es el medio que me resulta más inmediato y más fresco. Y, a partir de una cierta época, me he especializado en el carborundum, que me conviene por su espontaneidad, por la materia que produce y porque sus resultados se ven más inmediatamente”.
Esos resultados son unas figuras simples compuestas por trazos gruesos, dibujadas sobre una matriz con pasta de carburo de silicio y resinas sintéticas antes de imprimirlas sobre papel. Síntesis de una obra que abarcó también composiciones coloridas y complejas, como lo demuestran las litografías, fotograbados, aguafuertes, aguatintas, serigrafías, carbolitografías y linograbados que también se incluyen en la muestra.
“El grabado es un arte múltiple y, por ello, generoso”, destaca el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, en su texto del catálogo. En esa misma línea, la historiadora del arte Justina Socas señala que “el grabado, al permitir producir múltiples imágenes a partir de una misma superficie rígida, posibilita y estimula la difusión y democratización de imágenes e ideas a través del arte”.
Ese lenguaje universal sin pretensiones funciona, incluso, como puente cultural. “Elegí colgar la litografía París-Buenos Aires arriba de mi escritorio para inspirarme cada día a fortalecer el diálogo francoargentino”, asegura Claudia Scherer-Effosse, embajadora de Francia en la Argentina, que colaboró en el auspicio de esta muestra. Como bien lo demostraron Julio Le Parc, con el megahomenaje que tomó Buenos Aires y la donación de su móvil al CCK; Pablo Reinoso, con su escultura donada a la ciudad, y ahora Seguí, ese diálogo es cada vez más fluido.
Seguí. Grabados del patrimonio
De Martes a domingos y feriados, de 12 a 20. Entrada gratis. Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985, 4º piso)
C. CH.
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