Es la segunda sinagoga más grande del mundo tras la de Nueva York .
Se construyó en tan sólo cinco años (1854-1859) y, aunque fue seriamente dañada durante la Segunda Guerra Mundial, fue restaurada en 1991 gracias a las generosas aportaciones de, entre otros, el actor Tony Curtis, descendiente de judíos húngaros.
Conserva la espectacularidad que la convierte en un lugar de obligada visita en la capital húngara.En su patio exterior, tiene lugar otro sentido tributo a los 400.000 judíos húngaros aniquilados por el nazismo, el "Árbol de la Vida", un sauce llorón construído en acero que tiene en cada una de sus hojas el nombre de un judío asesinado durante el Holocausto.
Otra de las paradojas es que posee un cementerio en su exterior, algo que no ocurre en ningún otro lugar del mundo porque va en contra de la tradición judía.
El motivo,es que en dicho lugar aparecieron los cuerpos de 2.000 judíos asesinados por los nazis en el gueto de Budapest. Como homenaje a ellos y en recuerdo de la barbarie nazi, están enterradas junto a la sinagoga. Un lugar que provoca una emoción incontenible. Junto al cementerio hay fotografías históricas tomadas por los soldados que liberaron el gueto de Budapest y que atestiguan aquel panorama dantesco.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.