Están en la Luna
Sin plan ni hoja de ruta, es difícil comprender por qué el Presidente convirtió en política de Estado el abandono del rumbo y la navegación sin brújula
Sin plan ni hoja de ruta, es difícil comprender por qué el Presidente convirtió en política de Estado el abandono del rumbo y la navegación sin brújula.
El cohete a la Luna logró su cometido. Luego de diez meses de vuelo y varios extravíos, el Presidente, su gabinete, sus gobernadores y legisladores alcanzaron su destino: están en la Luna.
Destino feliz: allí no hay moneda, ni inflación, ni precios, ni bancos, ni dólar oficial, ni brecha cambiaria, ni capitalismo financiero ni de ningún otro tipo. En el apogeo lunar, el dólar paralelo no afecta a la inflación. Que no es, siquiera, una sensación. Tampoco hay banderazos, ni periodismo independiente, ni discursos de odio.
No todos llegaron hasta el final. algunos se desviaron hacia otros reinos, otras lunas y otras atmósferas. Están en Babia los aliados renovadores. En la estratósfera, los del consenso Federal, y en la luna de Valencia, los senadores del plato de lentejas.
Por su propensión a lo sinuoso, la comitiva no eligió la cara limpia y clara de Selene, sino el flanco opuesto, el que no se ve. El lado oscuro de la Luna, el de Pink Floyd, donde nadie molesta pidiéndoles un plan ni les exige confianza. Durante la estadía, no distribuyen sus víveres con mano invisible, sino mediante una cuponera de racionamiento, de tecnología cubana. Es la justa distribución del ingreso que están probando, para enfrentar la escasez que se avecina.
A falta de gravedad, ningún problema les parece grave: ni la pobreza, ni la desocupación, ni los atrasos tarifarios, ni los subsidios a aerolíneas, ni los quebrantos de YPF, ni los cortes de energía o la muerte de Vaca Muerta. allí no hay mercados bulliciosos ni especuladores que quiten reservas al Banco central.
En el amba quedaron los detenidos, con prisión efectiva o domiciliaria, los hombres de paja, testaferros y arrepentidos. Optaron por tener paciencia para disfrutar, a su debido tiempo, los frutos de sus prudentes silencios y sabias concertaciones. con la amable cooperación de la Oficina anticorrupción, verán adormecer sus causas judiciales y madurar las prescripciones.
En Barrio norte quedó también la vicepresidenta, proveedora del combustible criogénico y del instrumental que dirigió al cohete hacia el satélite distante. con la idea de impedir que su vicario escuche el arrullo cristalino de Georgieva invitando a encarrilar la economía con sentido común y regla de tres simple.
Hasta aquí el uso de la metáfora. En este editorial nos hemos permitido abusar de esa figura retórica, para llamar la atención sobre la gravedad de la coyuntura. Reflejando la preocupación general sobre la completa falta de dirección en la gestión de gobierno. Si están en la Luna, o en Babia, en la estratósfera o incluso en el asteroide B 612, natal del Principito, es igual. nadie está a cargo.
Quizás no haya país en el mundo que tenga el potencial para superar la crisis económica, derivada del covid, como la República argentina. nadie comprende por qué el Presidente, desde que asumiera su cargo, ha convertido en política de Estado el abandono del rumbo y la navegación al garete. ni plan, ni hoja de ruta, ni coordenadas, ni brújula, ni siquiera las estrellas. Solo anuncios contradictorios y huecos de contenido.
La argentina solo podrá salir de la crisis con inversión para crear empleo y eliminar la pobreza. La inversión requiere confianza y la confianza exige un acuerdo político amplio para reducir el déficit fiscal, disminuir la emisión monetaria e introducir reformas para aumentar la competitividad.
Es posible que esas ideas de Perogrullo sean compartidas por el equipo económico de alberto Fernández. Pero son “cruz diablo” para el kirchnerismo y su jefa, que las identifican como receta neoliberal. Por ello, embarcaron al Presidente, con su gabinete, gobernadores y legisladores, en un cohete a la Luna, poniéndolos a buen recaudo de la realidad, aislados de las malas influencias y dejando al país en piloto automático, con un programa anacrónico de emparches fracasados, una y mil veces.
Las alquimias sin plan solo generan rentas de corto plazo. Favorecen a los oportunistas y no atraen inversión en serio. Las desgravaciones, los blanqueos y otras manipulaciones fiscales o cambiarias no modificarán las decisiones de grandes empleadores, como Danone, Walmart o Brightstar, que quieren irse de la argentina. Para diseñar alquimias exitosas, más vale consultar a un contador creativo o a un “cuevero” experimentado antes que a Thomas Piketty o a John Maynard Keynes.
Para muestra, basta un botón. La “bicicleta financiera” comenzó en 1975, con los valores ajustables (o Vana) que emitió antonio cafiero cuando fue ministro de Economía de María Estela Martínez de Perón, en una coyuntura semejante a la actual. aparecieron así las “mesas de dinero” que captaban fondos a tasas reguladas y los invertían en Vana, arbitrando entre tasas subsidiadas y la inflación incontrolable que ajustaba el valor de los títulos. caucionando esos valores, se obtenían nuevos créditos y, así, la bicicleta no paraba de rodar, creando en cada giro nuevos millonarios.
Si el Gobierno, bajando de la Luna, resolviese adoptar un programa conforme al instructivo del FMI, deberá recordar que un ajuste sin confianza es la peor alternativa para los desocupados, los excluidos y los sin techo.
cuando se aumentan tarifas, se reducen subsidios, se congelan jubilaciones y se postergan salarios, en un contexto ideológico contrario a la propiedad privada y la seguridad jurídica, se paga un enorme costo social sin que el círculo virtuoso de la confianza impulse las inversiones indispensables para compensar las abstinencias, con pan y trabajo para todos. La razón puede encontrarse en la fábula del escorpión y la rana.
Para muestra, basta un botón. La “bicicleta financiera” comenzó en 1975, con los valores ajustables (o Vana) que emitió antonio cafiero cuando fue ministro de Economía de María Estela Martínez de Perón, en una coyuntura semejante a la actual. aparecieron así las “mesas de dinero” que captaban fondos a tasas reguladas y los invertían en Vana, arbitrando entre tasas subsidiadas y la inflación incontrolable que ajustaba el valor de los títulos. caucionando esos valores, se obtenían nuevos créditos y, así, la bicicleta no paraba de rodar, creando en cada giro nuevos millonarios.
Si el Gobierno, bajando de la Luna, resolviese adoptar un programa conforme al instructivo del FMI, deberá recordar que un ajuste sin confianza es la peor alternativa para los desocupados, los excluidos y los sin techo.
cuando se aumentan tarifas, se reducen subsidios, se congelan jubilaciones y se postergan salarios, en un contexto ideológico contrario a la propiedad privada y la seguridad jurídica, se paga un enorme costo social sin que el círculo virtuoso de la confianza impulse las inversiones indispensables para compensar las abstinencias, con pan y trabajo para todos. La razón puede encontrarse en la fábula del escorpión y la rana.
La mayoría de los argentinos, aunque no se los reconozca como pueblo o gente de bien, prefieren el sentido común a las improvisaciones lunáticas. Sostienen que el sistema de la constitución, con sus derechos y garantías, es mejor que las excepciones y las franquicias. Prefieren la oportunidad de progreso al asistencialismo en la miseria. Reconocen la virtud del mérito y el esfuerzo. creen en la ética del trabajo y la potencia de la iniciativa privada.
Está en juego el futuro de toda la población, de todas las familias. Es tiempo de tomar en serio el destino del país. Es tiempo de procurar acuerdos amplios, para cortar por lo sano, aun a costa de perder la simpatía de quienes desean conservar privilegios que son obstáculos al bienestar del conjunto. Es tiempo de poner los pies sobre la Tierra, pues de la nación se trata.
Está en juego el futuro de toda la población, de todas las familias. Es tiempo de tomar en serio el destino del país. Es tiempo de procurar acuerdos amplios, para cortar por lo sano, aun a costa de perder la simpatía de quienes desean conservar privilegios que son obstáculos al bienestar del conjunto. Es tiempo de poner los pies sobre la Tierra, pues de la nación se trata.
: http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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