martes, 21 de febrero de 2023

IMPORTANTÍSIMO Y MUY NECESARIO


Habilitan una línea telefónica para charlar y sentirse en compañía
Es un servicio de la Ciudad para atenuar la soledad que agravó la pandemia
Evangelina HimitianLa línea es el 147, opción 5
La medida sorprendió: hace un año, en los Países Bajos, la cadena de supermercados Jumbo creó una caja a contramano del mundo: una lenta, especial para personas a las que les gusta conversar cuando van a comprar, especialmente orientada a personas mayores. Se dieron cuenta de que para muchos de sus clientes esa era la única salida del día, y probablemente el único momento en el que podían conversar con alguien real. Por eso, abrieron la primera en Ámsterdam, y tuvo tan buenas repercusiones que hace un mes anunciaron que habilitarían 200 cajas más. El objetivo es ayudar a los adultos mayores a lidiar con esa otra pandemia que desnudó el Covid-19, la de la soledad no deseada.
Desde noviembre del año pasado, el gobierno porteño lanzó una iniciativa en el mismo sentido: puso a disposición de los vecinos una línea telefónica para que quien la necesite llame, simplemente para poder conversar con alguien. La idea surgió de un sondeo que se hizo en 2021, del cual surgió que uno de los males que habían persistido en la población tras la pandemia, sobre todo entre los adultos mayores, era la soledad no deseada. Es decir, más allá de vivir o no con otras personas, muchos adultos mayores porteños se sienten solos. La línea comenzó a funcionar en modo piloto a finales del año pasado, aunque se lanzó oficialmente a comienzos de enero y se llama Escucha Activa.
Del otro lado de la línea, hay unos 50 operadores disponibles para recibir los llamados que llegan a diario. La idea es que la experiencia sea todo lo contrario a hablar con un robot, algo que desalienta a los adultos mayores a comunicarse con bancos, teatros u oficinas de información. “Muchos se sorprenden al ser atendidos por una persona real. Lo primero que se les pregunta es: ‘¿De qué querés hablar?’, para que la persona que está del otro lado se pueda abrir”, explica Manuela Vázquez, coordinadora del programa Escucha Activa.
Durante el aislamiento, desde el gobierno de la ciudad se había dispuesto una línea para conversar y para solicitar ayuda. Sin embargo, explican, este es otro programa, que busca abordar un mal endémico, la soledad crónica.
“Este es un programa nuevo, que depende de la Secretaría de Bienestar General. El principal objetivo es generar un espacio de participación de personas mayores a través del diálogo y de la compañía”, explica Vázquez. Se usan las mismas líneas del 147, opción 5. También se reciben llamados de personas que viven fuera de la ciudad en el 0-800-992727.
“Los operadores están capacitados para atender a personas mayores. Les van a proponer conversar de un tema libre, sin que haya preguntas ni formularios. No tienen que exponer por qué llaman ni qué les pasa, si no quieren. Allí, del otro lado de la línea, se sabe que la persona llama para conversar. En ocasiones, el operador propone algún tema o le pregunta qué hizo el día anterior, todo en un tono amigable y fluido. En general, suele pasar que la persona que llama se siente sola, cuenta lo que le pasa y el operador está preparado para proponerle que se sume a alguna actividad cultural gratuita cercana, donde va a encontrar otras personas de su edad, y va a poder hacer nuevos vínculos o salir a divertirse o aprender cosas nuevas”, cuenta Vázquez. La línea funciona de lunes a viernes, de 8 a 20.
Hace un par de semanas, Gladys Viscovich, de 74 años, que es jubilada, profesora de reiki y madre de dos hijos que volaron del nido hace varios años, se comunicó con la línea de Escucha Activa. “Había visto las publicidades, pero no pensé que en algún momento lo fuera a necesitar. Y pasó que sí, que un día estaba en casa y me sentía sola. Eso fue difícil durante la pandemia, pero también ahora. Necesitaba hablar con alguien, sobre todo, que me recordara que no estoy sola, que tengo muchas cosas por hacer, que tengo proyectos, actividades. Me sirvió mucho. La mujer que me atendió me ayudó a buscar nuevas actividades para hacer cerca de casa, me recordó que en las playas de Núñez hay un espacio exclusivo para la tercera edad. Era lo que yo necesitaba, conversar con alguien no de algo en particular, sino con alguien que me animara y me hiciera compañía. Y me hizo bien. Después no volví a llamar, porque no sentí la necesidad, pero ese día estuvo genial”, cuenta Viscovich.

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