La estrategia K: bloqueo al plan reeleccionista de Alberto Fernández
Mariano Spezzapria
Desde ahora, Alberto Fernández tiene claro que el kirchnerismo bloqueará su proyecto de reelección. No pudo quedar más evidente en la cumbre del Frente de Todos: cuando el Presidente y unos pocos leales insistieron en reclamar unas PASO para garantizar la competencia interna, los partidarios de Cristina Kirchner replicaron con una propuesta para armar una comisión que le pida a la vicepresidenta que revea su decisión de no ser candidata.
Lo hicieron con un discurso enrevesado, solamente comprensible dentro del mundillo kirchnerista, que denuncia una supuesta “proscripción” electoral de su jefa política, que no resiste análisis jurídico. Pero en el plano político la posición que expresaron Máximo Kirchner, Wado de Pedro y Andrés Larroque chocó de frente con la intención de Fernández de mantener viva la llama de la reelección, al menos para retener una cuota de poder.
Los kirchneristas llegaron a la sede del PJ con esa estrategia fríamente calculada. Antes de la reunión, Cristina Kirchner recibió en su despacho del Senado a Wado de Pedro y Axel Kicillof, con quienes repasó el libreto político que resonaría en el quincho peronista. El planteo tuvo una coincidencia con un comentario que le había hecho Sergio Massa al Presidente la semana pasada en Olivos: que no se puede ir a unas PASO por la candidatura máxima contra un mandatario en ejercicio.
Con ese argumento, Massa le pidió a Fernández que defina “pronto” si será candidato o se correrá para habilitar una competencia interna. El Presidente le dijo a su ministro de Economía que hay tiempo para ese tipo de decisiones y que no se debe descuidar la gobernabilidad. Lo mismo repitió cuando los delegados kirchneristas insistieron con el planteo original de Massa. Incluso, algunos “albertistas” como Victoria Tolosa Paz afirmaron que no ven inconvenientes en que Fernández compita en unas PASO.
Para el kirchnerismo, y también para el massismo, la presencia de Fernández en las elecciones primarias sería “limitante” para las perspectivas futuras del Frente de Todos. No solo por los números que reflejan las encuestas, sino porque enfrentarlo en las primarias los obligaría a desplegar una campaña crítica del propio gobierno que integran, lo que le dejaría la mesa servida a la oposición. En la sede del PJ lo plantearon varios kirchneristas, entre ellos la senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti.
Fernández ya no se puede hacer el distraído. Su escaso contacto con Cristina lo mantuvo hasta ahora a salvo de anoticiarse en forma directa, pero en Matheu escuchó discursos descarnados que le plantearon, cara a cara, que el sector mayoritario del FDT no está dispuesto a acompañarlo en su sueño de reelección. Nadie lo dijo abiertamente, pero quedó flotando en el ambiente la idea de que si insistiera en esa postura, la coalición correría serio riesgo de fracturarse antes de las elecciones.
El punto débil
El kirchnerismo tampoco las tiene todas consigo. La reacción temperamental de Cristina de bajarse de la competencia electoral este año como un acto reflejo ante la condena que recibió en la causa Vialidad dejó a La Cámpora y el Instituto Patria sin su principal arma a la hora de negociar las candidaturas. Dicho de otro modo: ¿cuánto vale el kirchnerismo sin Cristina? Lo poco que mide Wado de Pedro en las encuestas resulta una comprobación.
Por eso el camporismo inició un “operativo clamor” para que la vicepresidenta revea una decisión que, a juzgar de muchos oficialistas, fue adoptada en estado de emoción violenta. La estrategia fue avanzada entre gallos y medianoche con la “espontánea” propuesta de formar una comisión que gestione una rectificación de la jefa del Senado.
El clima que se respiró en el PJ fue tan tenso que nadie se atrevió a iniciar el cántico de “feliz cumpleaños” para Máximo (46), que recibió unos aplausos de compromiso de un lado de la mesa y de sincera amistad del otro. Su presencia imprevista indicó que el kirchnerismo no estaba dispuesto a facilitar la escenografía de “unidad electoral” pergeñada en la Casa Rosada. Por lo bajo, afirman en La Cámpora que “si se llegó a una reunión así es porque el candidato natural, que es el Presidente, no está en condiciones de serlo”.
Si bien el Presidente abrió los discursos con una alusión directa a las PASO, su obsesión política de la hora, con el correr de las intervenciones aparecieron alusiones a la situación económica y social del país, en boca de sindicalistas, gobernadores e intendentes. De ahí a cuestionar la gestión del Gobierno había -y habrá- un solo paso.
Por el momento, la sangre no llega al río. Eso sí: todos los integrantes de la famiglia peronista ya saben lo que piensan unos de otros. Y la “unidad” se mantiene más por el temor de perder el poder y regresar al llano que por el acuerdo sobre liderazgos, candidaturas y el rumbo a seguir. El kirchnerismo tiene un objetivo previo: bloquear el intento de Fernández de presentarse a la reelección. La pelota quedó picando del lado del Presidente.
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