viernes, 24 de febrero de 2023

NICARAGUA


Las últimas condenas del rey de Nicaragua
Autor: Jorge Goldenberg
El Rey de España Alfonso X, llamado “El Sabio“ pasó a la historia no sólo por derrotar en varias batallas sangrientas a los musulmanes que ocupaban regiones de la Península Ibérica, sino también por promulgar la legislación que se conoció con el nombre de “Las Siete Partidas”, un verdadero Código Civil que se dictó alrededor del año 1260 y que se utilizó incluso en la colonización de América.
En dicho ordenamiento jurídico medieval se incluyó la pena del Destierro para crímenes infamantes. Los condenados eran expulsados de su país de origen y si volvían se les aplicaba la pena de muerte, pero además se les añadía la “Muerte Civil”, perdían todos sus derechos y propiedades.
Casi 10 siglos después de Alfonso X, el dictador nicaragüense Daniel Ortega aplica a sus opositores la pena del Destierro y la Muerte Civil, que valga la redundancia estaban desterradas del mundo moderno. Recientemente el Régimen centroamericano le aplicó estas condenas medievales a 316 opositores a la Dictadura de Ortega, que imitando también a muchos monarcas del medioevo, comparte su poder con su esposa Rosario Murillo, que oficia de vicepresidente.
222 presos políticos nicaragüenses fueron expulsados de su país y enviados a los Estados Unidos, quitándoles sus nacionalidad y derechos civiles por ser supuestos “traidores a la Patria“. Cabe agregar que fueron liberados por la presión internacional que denunció las torturas a las que eran sometidos.
Seis días después la dictadura centroamericana aplicó la misma pena infamante a 94 ciudadanos opositores al gobierno de Ortega. Entre ellos escritores, exdirigentes sandinistas, sacerdotes y activistas de Derechos Humanos, todos por la misma acusación de “traidores a la Patria” y de difundir falsas noticias.
Entre ellos fue condenado el escritor y político Sergio Ramírez, ganador del Premio Cervantes de Literatura en 2017, quién fuera uno de los más importantes dirigentes del Frente Sandinista de Liberación, dos veces vicepresidente de Nicaragua. También la reconocida escritora y poeta Gioconda Belli, que vive exiliada en España. A esta larga lista se suman entre otros el importante periodista Carlos Fernández Chamorro, hijo de Pedro Chamorro, Director del Diario La Prensa de Nicaragua, que fuera asesinado por la anterior Dictadura de Anastasio Somoza, el obispo católico Silvio Baéz, la Presidenta del Centro de Derechos Humanos Vilma Nuñez, el Comandante sandinista Luis Carrión y la Lider Campesina Francisca Ramirez.
Es muy importante recordar que la Dictadura de Videla aplicó la pena del Destierro y Muerte Civil al periodista Jacobo Timerman, después de ser brutalmente torturado, y el Dictador chileno Pinochet hizo lo mismo con el ministro socialista Letelier, que luego fuera asesinado en Estados Unidos por un grupo paramilitar de los servicios secretos del régimen chileno.

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Mientras más Nicaragua me quitan, más Nicaragua tengo
Autor: Carlos Malamud
El pasado 16 de febrero, tras ser despojado de su nacionalidad junto a otros 93 compatriotas, Sergio Ramírez condensó en un tweet sus sentimientos sobre lo ocurrido. Con su florida prosa sintetizó el zarpazo represivo: “Nicaragua es lo que soy y todo lo que tengo, y que nunca voy a dejar de ser, ni dejar de tener, mi memoria y mis recuerdos, mi lengua y mi escritura, mi lucha por su libertad por la que he empeñado mi palabra. Mientras más Nicaragua me quitan, más Nicaragua tengo”.
El tribunal que los castigó quiso cargarse de razones cuando explicó su condena en base a los terribles “delitos” cometidos, con figuras legales que en cualquier sistema democrático ni siquiera son tenidos en cuenta, pero que forman parte de la matriz “legal” de países como Cuba y Venezuela en América Latina, o inclusive de Irán y Rusia. Por eso los acusó de “ejecutar y continuar ejecutando actos delictivos en perjuicio de la paz, la soberanía, la independencia y la autodeterminación del pueblo nicaragüense”.
En defensa “de la paz y el bienestar de la población” se los condenó sin pruebas, sin el debido proceso y de forma sumaria por desestabilizar el país y promover bloqueos económicos, comerciales y financieros. La condena, que pretende ser ejemplificadora y contundente, también los declaró traidores a la patria, prófugos de la justicia y los inhabilitó por vida para ejercer cargos públicos. Por si fuera poco, los privó de sus bienes (inmuebles y sociedades), que pasan a disposición del estado nicaragüense.
Ramírez fue condenado junto a otros perseguidos, como la también escritora Gioconda Belli, el obispo Silvio Báez, los excomandantes sandinistas Luis Carrión y Mónica Baltodano y la defensora de derechos humanos Vilma Núñez. En pocos días, más de 300 nicaragüenses fueron privados de su nacionalidad, ya que previamente los 222 presos políticos que fueron sacados de las mazmorras del régimen para ser deportados a Estados Unidos sufrieron el mismo castigo.
Todo esto es la última vuelta de tuerca del intento sistemático de la dictadura de Daniel Ortga y su esposa Rosario Murillo de acabar con la mínima muestra de oposición que pueda cuestionar las bases de su gobierno, que con total hipocresía definen como democrático. Esta deriva comenzó en 2018, cuando para silenciar las protestas sociales más de 300 manifestantes fueron asesinados en las calles por las llamadas fuerzas del orden.
Una de las derivadas más terribles de lo ocurrido en Nicaragua fue el casi unánime silencio o indiferencia de la izquierda latinoamericana, especialmente de los gobiernos autoidentificados con la misma y del progresista Grupo de Puebla. Este intento de ponerse de lado, no sea cosa de incomodar a los verdaderos revolucionarios, solo expresa complicidad con una dictadura empeñada en seguir huyendo hacia adelante.
Una de las respuestas más escandalosas es la de López Obrador, que en lugar de referirse claramente a los hechos apuntó a que estarán “atentos” a lo que ocurra en Nicaragua, como si con lo sucedido no tuviera bastante. Por su parte, el colombiano Gustavo Petro, tan rotundo en muchas ocasiones, se limitó a una tímida condena y como en el caso mexicano, tras mostrar su preocupación, también dijo que seguirá los acontecimientos con atención.
El cuadro se completa con el no pronunciamiento de Argentina y Brasil. Si algo así era esperable del gobierno kirchnerista/peronista de Alberto Fernández, es más incomprensible el silencio de Lula da Silva, cuyo regreso ha generado tantas expectativas en la comunidad internacional, pero que ya empieza a dar algunas señales contradictorias. La única honrosa excepción fue Gabriel Boric, que no solo llama dictador a Daniel Ortega, cosa que ninguno de sus colegas hace, sino también mostró su solidaridad con los perseguidos diciendo “que la patria se lleva en el corazón y en los actos, y no se priva por decreto”. A esta posición se sumaron los gobiernos de Ecuador y Uruguay.
De algún modo, esta deriva hacia la “neutralidad” en lo relativo a Nicaragua y a la violación sistemática de la legalidad y los derechos humanos es comparable a conductas similares de los mismos protagonistas para evitar condenar a Vladimir Putin y a la Federación Rusa por la invasión de Ucrania y la vulneración de la soberanía ucraniana.
Contrasta la falta de definición latinoamericana con las posiciones de Estados Unidos y España. Mientras la Administración Biden acogió a los 222 presos políticos liberados, el gobierno español, en una reacción rápida y acertada, ofreció conceder la nacionalidad española a todos quienes habían sido privados de la nicaragüense. Primero, al contingente de los 222 refugiados en Estados Unidos y luego a los otros 94, pero con la promesa de hacer extensivo el ofrecimiento a nuevos represaliados.
Lo importante en este momento es no olvidar a Nicaragua, no olvidar las atrocidades de la dictadura neosomocista de Ortega – Murillo, no olvidar a quienes siguen padeciendo la brutalidad de sus calabozos, como el obispo Rolando Álvarez, ni tampoco olvidar a los miles de nicaragüenses que viven en el exilio. Como apuntó Gioconda Belli en su poema Nicaragua: “Arranco de tu pelo a los que te venden te roban y te abusan/ te cuento cuentos en la esquina de mi almohada/ te arropo y te tapo los ojos/ para que no veas los verdugos que llegan a cortarte la cabeza”.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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