¡Juana vive!
Dirigida por Rosa Celentano Jueves 16 al domingo 19, a las 21.30. Teatro Auditoium, Bvd. Marítimo 2280.
Luisa Kuliok. “Quisiera hacer una buena historia en TV donde la gente no tenga que pagar para ver”
Antes de hacer ¡Juana vive! en el Auditorium de Mar del Plata, reflexionó sobre el valor de la mujer, su rol en la ficción televisiva y su romance de más de cuatro décadas Pablo Mascareño | Fotos Mauro V. RizziLuisa Kuliok, la mujer que logró la fama internacional en la televisión, pero que hoy consagra su vida al teatro
Llegó a la ciudad para ofrecer ¡Juana vive!, la sentida pieza que traza una mirada sobre Juana Azurduy, la patriota guerrera que luchó por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata contra la monarquía española. “Las obras tienen que ser para todos los lugares y para todas las personas. Me encanta trabajar para el público y confío en que van a entender todo, no me gusta subestimar. A Mar del Plata siempre llegan obras que te hacen atravesar otros pensamientos y sensaciones, pero lo digo sin desmerecer a las comedias, género al que le tengo absoluto respeto, además, me parece lógico que la gente quiera divertirse”, reflexiona.
¡Juana vive! estará desde el jueves 16 hasta el domingo 19, en la Sala Piazzolla, del Auditorium. “Estar en este teatro significa poder ofrecer la obra a precios populares y sumarle a la gente otra propuesta diferenteparaquepuedaelegir.Me parece que las obras que llegan a Mar del Plata ofrecen una variedad muy amplia de posibilidades para todos”, reflexiona la actriz, quien ha cobrado una masividad mayúscula a partir de las numerosas telenovelas que protagonizó, pero que encuentra en el teatro ese reservorio para el pensamiento, lugar que nunca abandonó y que recupera siempre siguiendo aquel deseo iniciático cuando realizó, a los 21 años, aquella primera muestra en el estudio de Agustín Alezzo.
¡Juana vive! está basada en Proceso a Juana Azurduy, de Andrés Lizarraga, adaptado y dirigido por Rosa Celentano. Kuliok comparte la escena con Roberto Romano, su marido desde hace cuatro décadas. “La obra no es solo un drama porque también hay humor para contar la vida de esta mujer llena de coraje y arrojo. Además aparece su rol de madre y la pérdida de sus cuatro hijos en la guerra, aunque después tiene otra hija en quien depositar su amor”.
El feminismo encuentra en numerosas mujeres de la historia las raíces para un presente mucho más sólido y con derechos adquiridos. Juana Azurduy fue una de esas ilustres que marcaron el camino de la emancipación, ya no solo de las poblaciones de la América toda, sino también de sus mujeres. “Hice muchas heroínas en televisión, pero Juana es una mujer de carne y hueso que existió. Al principio no me animaba, tenía que indagar cómo ponía en mi cuerpo su emocionalidad, sus ideas, hasta que me animé al ver que estamos rodeados de ejemplos de grandes mujeres a lo largo de la historia, como las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”.
–El feminismo actual es una construcción histórica que se fue consolidando desde personajes como Juana Azurduy.
-Es una construcción de siglos y de tantas mujeres luchadoras. PenseTextos ¡Juana vive!
Kuliok plantea la necesidad de que “cada persona saque a la Juana que tiene adentro y esto no tiene que ver con empuñar armas, sino con la conciencia comunitaria para armarles un futuro mejor a las generaciones que vienen. Todos queremos dejar una huella, nadie se conforma con el hecho de morir”.
–Los artistas tienen la ventaja de la trascendencia.
–A mí me sucede habitualmente que me paran en la calle para contarme que veían las novelas con su madre o con sus abuelas, esas son experiencias emocionales muy fuertes. Me tocó hacer historias muy grandes, que son las que elegí porque a muchas propuestas les dije que no. Me gustaba contar esas historias donde las mujeres luchaban por la concreción amorosa, pero también por su propia identidad, por ser ellas.
–Gina Falcone o Sor Piedad, tu personaje de La extraña dama, iban detrás de eso.
–Se enfrentó a todo y se animó a romper las barreras. Hoy es un tiempo donde tenemos que volver a encarnar las rebeldías, salir de los estandarizado y a pensar por nosotros mismos.
Durante los años 80 y 90, Kuliok protagonizó algunas de las telenovelas más exitosas argentinas y con proyección internacional, lo que la convirtió en una estrella en toda Latinoamérica y en mercados europeos como España. Amo y señor, Venganza de mujer, Cosecharás tu siembra, Soy Gina, Más allá del horizonte y la ya mencionada La extraña dama. Eran tiempos donde Kuliok era la actriz más exitosa y estelar de la ficción televisiva. Sin embargo, y a pesar de ese éxito, jamás se involucró en líos mediáticos.
–¿Te arrepentís de las cachetadas que el personaje de Arnaldo André le propinaba al tuyo en Amo y señor? ¿Qué lectura hacés hoy, en otra sociedad?
–Hago la misma lectura. No era un drama, sino una comedia y no había sometimiento de una mujer, sino una lucha par entre los dos, no tenía nada que ver con violencia hacia la mujer. Si la volvieran a dar la vería. Mi personaje fastidiaba al otro, no quiere decir que estuviera bien, pero él le daba una cachetada y ella se la devolvía. Estaba hecho con humor, no era una historia sufriente. Sería bueno volver a darla para debatir sobre eso, pero no con la memoria de aquello, porque es una lectura fuera de contexto.
Cuando aquella ola de las telenovelas se fue calmando, la marea la llevó a algunos unitarios televisivos y, sobre todo, al teatro, su gran amor. Sobre los escenarios se puso al frente de algunas joyitas escénicas.
-¿Cómo está tu alma?
-La libertad es una construcción permanente. Simone de Beauvoir decía que la libertad es una búsqueda, de un hasta dónde se puede ser libre. Ella lo pensaba en torno a la relación de pareja, pero también en un sentido de comunidad.
–Se te percibe una mujer empoderada, ¿cómo enfrentás tus miedos?
-Haciendo. Por eso siempre traté de elegir muy bien qué historia contar en ficción porque eso puede ser transformador.
La primera manifestación de libertad la percibió cuando hizo, en el estudio de Agustín Alezzo, Tiempo de vivir, de Thornton Wilder, con el Grupo Repertorio. En aquel ensayo general, que fue su debut en teatro, floreció su epifanía: “Aquel día pensé que nunca iba a ser más libre que en ese momento actuando porque nadie esperaba nada de mí, no me conocían. Obviamente, aspiraba a ser una buena actriz y Alezzo tenía confianza en mí, entonces hoy puedo decir que cada decisión implica una responsabilidad de estar a la altura de mi propio deseo y no de lo que los demás esperan de mí. Ese miedo no se va nunca, pero el deseo es seguir ese camino y, desde ya, también están los miedos de lo cotidiano”.
–¿A qué le temés en lo cotidiano?
–Tiene que ver con las pérdidas de los afectos, con la incertidumbre a la que hay que enfrentar confiados. Y también a las propias miserias porque, si bien me ven moderada, no significa que también no deba luchar con mis propias miserias, como también hizo Juana (Azurduy), en tanto somos seres humanos. –Más allá de los miedos, te has rebelado contra la industria y no seguiste un camino previsible. Estuvieron las ficciones con picos de rating hoy inexistentes, pero también el golpe de timón y la búsqueda en el teatro.
–Es cierto, me han ofrecido muchas historias que, luego de leerlas, decidí no hacerlas, a pesar que sabía que tenían todo para ser un éxito y que lo fueron con otra actriz, pero yo no quería contar eso.
–¿Alguna vez sentiste que el medio, por haber tenido la repercusión que tuviste en televisión, no te daba el lugar en otros espacios como el teatro o el cine?
–El éxito siempre tiene dos caras, pero no lo sufrí porque confié en mis elecciones y en mi camino y eso siempre es un riesgo para asumir.Lo que no se me dio aún es hacer una película con un gran personaje, contando una historia actual, diferente a lo que me vieron hacer en televisión, más allá que aquellos personajes eran de composición porque la monja de La extraña dama no era igual a la chica correntina de Venganza de mujer. Pienso en una película porque pienso en mi nieta, lo que se hace en televisión se va perdiendo, pero las películas quedan. Espero que la vida me lo conceda y, si no sucede, le dejaré otras cosas a Lara, con quien jugamos, leemos. Ella está muy orgullosa que yo sea actriz y hasta quiere ser actriz, pero es algo que no se puede violentar, tiene que surgir.
–Las plataformas son una buena opción para realizar ficción.
–Es cierto, y me encantaría, pero también me gustaría hacer una historia en televisión abierta, donde la gente no tiene que pagar para ver. Estamos pensando algo al respecto, pero no puedo adelantar nada.
–¿Sería una producción tuya?
–No, aún no está el productor. Está la idea
–¿Te pertenece?
–Algo pensamos con otra persona, a quien no puedo nombrar, no puedo adelantar nada más. Esperemos que aparezca un productor y que podamos hacer algo de mucha calidad, como eran aquellas historias donde había grandes actores, técnicos excelentes y todo salía a la perfección. Una ficción es un gran equipo, donde todos dependemos del otro.
–¿Qué tipo de historia te interesa contar?
–Pienso en historias donde la pareja joven tenga su lugar y su conflicto, pero donde también haya una historia principal con gente más grande y que los mayores dejen de estar como satélites de los más chicos. Hay tanto para contar sobre los mayores porque la potencia del ser humano es hasta el último suspiro. Podemos hablar de los miedos, la búsqueda del amor y la pérdida, la mirada y el clamor de la mujer.
–Tenés fama de muy exigente. La mitología dice que cuando ingresaba Luisa Kuliok al set de televisión donde rodaba sus telenovelas, no volaba una mosca. –Es una mitología.
–¿Volaba alguna mosca?
–Es mitología creada por los productores. Con los actores me llevaba muy bien, pero sí soy exigente. Pienso que cuando alguien está ocupando un lugar de trabajo, hace que no lo ocupe otra persona, entonces hay que ser muy respetuoso de eso, hay que hacerse cargo del lugar que se ocupa. Además, las cabezas marcan el color general. Si yo llegaba al estudio sin saber la letra, desconociendo a mi personaje, ¿cómo se sigue? Si yo no doy el ejemplo, qué puedo pedirle al otro. En mi casa se me formó en el respeto por el trabajo y eso es lo que hice siempre. Además, todos dependemos del otro. Si yo me arreglo, pero el fotógrafo no me cuida con la luz, la foto no va a salir bien.
–¿Algo te preocupa del paso del tiempo?
–Lo único que me preocupa es no poder ser autoválida. Desde muy joven hay que preparar el espíritu para aceptar la belleza del paso del tiempo. Se trata de un tránsito de toda la vida, no podés llegar a determinada edad y ponerte a pensar qué hacer con vos y cómo estar pleno. Y en cuanto a la disponibilidad física, tiene que ver con la danza, ya que hacer gimnasia me aburre. Estar entrenada me permite hacer lo que hago en el escenario.
¡Juana vive!
Dirigida por Rosa Celentano Jueves 16 al domingo 19, a las 21.30. Teatro Auditoium, Bvd. Marítimo 2280.
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