De Pedro-Manzur, la fórmula que eligió Cristina para competir en las PASO
El ministro, junto al gobernador de Tucumán, enfrentará a Scioli en la interna
Jaime Rosemberg
El ministro del Interior y referente de La Cámpora, Eduardo “Wado” de Pedro, fue finalmente el precandidato a presidente elegido por Cristina Kirchner para competir en las PASO. Su compañero de fórmula será Juan Manzur, el gobernador de Tucumán, exjefe de Gabinete de Alberto Fernández.
El anuncio se demoró como consecuencia de los fuertes tironeos internos que ayer atravesó el oficialismo por el reparto de los lugares en las listas.
De Pedro y Manzur tendrán que competir en la interna contra Daniel Scioli y su compañero de fórmula, que todavía se mantiene sin definir. Ayer, Scioli volvió a ser blanco de fuertes presiones del kirchnerismo y de los gobernadores para que retirara su candidatura. Por el contrario, el embajador ratificó su postulación en un acto y dijo que Hugo Moyano será su primer candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires.
La espera, que amenazaba extenderse hasta la noche del sábado, finalmente terminó ayer. El ministro del Interior y referente de La Cámpora, Eduardo “Wado” de Pedro, será finalmente el candidato a presidente elegido por Cristina Kirchner. Su compañero de fórmula será Juan Manzur, el gobernador de Tucumán, exjefe de Gabinete, quien el miércoles pasó por el Senado para reunirse con la vicepresidenta.
Las horas finales de la definición estuvieron cargadas de convulsión interna en Unión por la Patria.
El anuncio lo hizo por las redes el propio De Pedro, en donde resaltó: “Amo profundamente a mi país. Es necesario volver a representar y defender al país federal. Recuperemos la esperanza y el orgullo de ser argentinos. Quiero ser tu presidente, el presidente de todas las familias argentinas”.
Después, a lo largo de más de dos minutos de video, se presenta (“soy Wado de Pedro y quiero ser presidente”, dice al final) y explica las razones por las que se decidió a ser candidato. Resalta su vocación de trabajo, su historia difícil y su relación con los gobernadores y los sectores de la producción.
De Pedro y Manzur tendrán que competir contra Daniel Scioli y su compañero de fórmula, que todavía se mantiene sin definir. Eso, siempre y cuando la presión que ejerce el kirchnerismo para bajarlo no surta efecto.
Cerca del ministro del Interior, que llegó ayer muy temprano a su despacho en la Casa Rosada, mantuvieron el misterio durante toda el día y el anuncio se demoró varias horas. “La candidata es Cristina”, bromeaban en el entorno de De Pedro, aunque la chanza no podía esconder una realidad: fue el “dedo” de la vicepresidenta el que definió que fuera él, y no Axel Kicillof ni Sergio Massa, el candidato a presidente del oficialismo, al menos del sector que aglutina a los leales a Cristina y al massismo.
La definición fue rodeada de una gran agitación, ya que la falta de acuerdo en el reparto de candidaturas entre los diferentes sectores demoraba el anuncio. El primero en hablar ayer en favor de la fórmula fue el intendente de Ensenada, Mario Secco. “Es la fórmula que le gusta a la militancia”, dijo Secco en FM La Patriada, en una anticipación inesperada de la oficialización. El miércoles, y como referente del Frente Grande, Secco, que conduce el municipio de Ensenada desde 2003, compartió una foto con Máximo Kirchner, Martín Sabbatella y Carlos Castagneto, que conducen otros partidos de Unión por la Patria. Fue un anticipo de la cocina donde se definía la fórmula. Cristina Kirchner se mantuvo en silencio. No fue la única. Sergio Massa, quien también sonaba como candidato, negoció en privado, pero calló en público.
Los anuncios extraoficiales
Sin embargo, después se sumaron el gobernador electo de Tucumán, Osvaldo Jaldo, y el senador de la misma provincia Pablo Yedlin. También difundieron fotos con De Pedro, que se hicieron durante la grabación del spot de anuncio y la foto oficial.
Sin embargo, la confirmación oficial se demoraba por las dificultades para cerrar el esquema de listas dentro de Unión por la Patria.
En el oficialismo destacan que en la elección de De Pedro jugó un papel central su diálogo con los gobernadores, los sindicatos, la militancia camporista y los artistas.
En ese paciente trabajo de instalación desde el desconocimiento total de gran parte del electorado, cerca del ministro distinguen sus vínculos con sectores del empresariado (visitó a las empresas norteamericanas agrupadas en la Amcham, el foro de empresarios del Hotel LlaoLlao, Expoagro), relaciones que incluso le trajeron ruidos en la propia tropa kirchnerista. “Wado, lobista de Israel”, lo calificó días atrás el expiquetero Luis D’Elía, enojado por los vínculos que establecieron De Pedro y un grupo de gobernadores durante su viaje al Estado hebreo en abril de 2022.
De Pedro tuvo una relación conflictiva con el presidente Alberto Fernández, pero se mantuvo en el gabinete. Desde la planta baja de la Casa Rosada, en la cual De Pedro renunció a su cargo en 2021, pero el presidente Alberto Fernández no lo aceptó, agregan como puntos adicionales a favor del ministro su historia de militancia por los derechos humanos, desde la agrupación HIJOS, de la que es miembro fundador.
El ministro también protagonizó ataques contra la Justicia, una defensa acérrima de Cristina Kirchner pese a su condena por corrupción y críticas a los medios y a la oposición
De Pedro y Manzur sostienen, según comentan cerca de ambos, una relación fluida. El ministro del Interior, por caso, estuvo en Tucumán la noche del domingo 11, cuando Osvaldo Jaldo ganó las elecciones en esa provincia. “Quiero felicitar al pueblo tucumano por la valentía y la insistencia de seguir acompañando gobiernos peronistas. Y por no caer en la tentación de discursos únicos y de la intervención judicial”, dijo De Pedro en esa noche victoriosa. La instantánea con Manzur cobró mayor relevancia en estas horas, cuando el tucumano retomó su agenda nacional y –según fuentes oficiales– habría sido recibido por la vicepresidenta.
La decisión de ungir a De Pedro, que desde el viernes restringió su raid de recorridas y apariciones mediáticas, también se relaciona con la continuidad de Kicillof como candidato a la reelección en la provincia de Buenos Aires, algo que el gobernador bonaerense pretendía desde el inicio del año electoral.
En sus primeras actividades como candidato, De Pedro se reunió ayer con la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA) y a las 18, con la CGT, en la sede de Camioneros, con los Moyano como anfitriones. Los gobernadores peronistas presionaron hasta último momento para que el oficialismo llevara un candidato “de unidad”. Hubo gestiones ayer mismo de algunos mandatarios provinciales con el presidente Alberto Fernández, el gran promotor de unas PASO y el impulsor en las sombras de la candidatura de Daniel Scioli y Victoria Tolosa Paz como desafiantes del kirchnerismo.
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Los motivos que inclinaron la balanza a favor de un “puro”
Cristina optó por un soldado fiel para intentar ponerle fin a la discusión acerca de quién manda
Maia JastreblanskyPablo Moyano con De Pedro, ayer, en el gremio de camioneros
Nunca lo había hecho. Hasta acá, cuando Cristina tuvo que elegir candidatos a presidente que no fueran de apellido Kirchner, siempre echó mano a nombres más moderados y menos identificados con su núcleo duro. Pero esta vez, la vicepresidenta optó por dar la batalla electoral con un K puro, un soldado fiel a ella.
Cristina Kirchner eligió a Eduardo De Pedro –el “hijo de la generación diezmada”– como candidato presidencial. Lo hizo, en parte, condicionada por el escenario de internas que empujó Daniel Scioli. El embajador en Brasil no se amedrentó hasta ahora ante las presiones políticas de intendentes, gobernadores y partidos políticos oficialistas que intentaron desalentar su participación. Con Wado como heredero, la vice intentará ponerle fin a la discusión interna acerca de quién manda en el peronismo y ratificar la hegemonía del kirchnerismo.
El ministro del Interior aprovechará haber sido el funcionario que le tiró flechas a Alberto Fernández desde el interior de la Casa Rosada para diferenciarse de su gestión, que llega a su tramo final con una pésima imagen. Por eso, el kirchnerismo se viene ocupando de machacar que, detrás de Scioli, está la mano del Presidente, aunque en el sciolismo lo nieguen sistemáticamente. De Pedro carga, como factor en contra, su falta de conocimiento y su escaso potencial electoral en las encuestas. Por eso, la vicepresidenta lo dejó que comenzara a caminar con el traje de presidenciable desde hace ya muchas semanas, para que acumulara políticamente solo antes de que llegara su espaldarazo. Se quemaron los manuales K que llevan como máxima el “factor sorpresa”.
La exigencia de los gobernadores y los intendentes para que hubiera lista de unidad parecía potenciar a Sergio Massa, principal abanderado de la fórmula única. Pero eso no logró cristalizarse en la práctica.
Hubiera sido inviable una interna entre el líder del Frente Renovador y el exembajador en Brasil, porque ambos arrastran una enemistad visceral de larguísima data. El kirchnerismo no podía terminar licuado detrás de esa guerra campal.
A De Pedro, en cambio, le había tocado en los últimos meses ser la voz K a favor de las PASO. En definitiva, esa era la hipótesis que más le convenía para graduarse como candidato presidencial. El ministro del Interior necesita juntar pergaminos, por eso ahora el kirchnerismo le pondrá todo el aparato para apalancarlo. Si llega a ganar la interna, podrá erigirse como el depositario del “trasvasamiento generacional” que necesita su sector, con una Cristina que prescindió de participar, al menos, en este turno electoral.
“Ganar las PASO del peronismo le daría el volumen político necesario. Pase lo que pase después, es todo ganancia”, decían sus colaboradores en los últimos días.
Wado consolidó en el último tiempo el respaldo cerrado de los partidos de Unidad Ciudadana, el ecosistema de partidos kirchneristas. Para esos sectores, hubiera sido muy difícil digerir una candidatura de Massa. Además, De Pedro neutraliza a Juan Grabois, que se mostraba intransigente con la idea de que se postule al ministro de Economía y que probablemente desista de participar.
En el precomando de campaña que De Pedro montó en la calle Estados Unidos al 700 vienen haciendo esfuerzos denodados por demostrar que el ministro tiene potencial electoral, pese a que todavía lidia con un alto nivel de desconocimiento. En los últimos días hicieron circular un dossier con 16 “argumentos” acerca de por qué el ministro es un “buen candidato”.
Entre otras cosas, el PDF indica que tiene mejor imagen que otros referentes y que el desconocimiento “es una oportunidad para seguir creciendo”. Además, asegura que puede “absorber” a buena parte del electorado de Massa. “Hay datos para pensar que sería capaz de absorber prácticamente todo el electorado que votaría por SM (el 91,9% tiene imagen positiva de Wado)”, dice el escrito elaborado en el búnker del ministro.
Además apunta a que “es el candidato con mejor historia de superación”. “Es bien considerado por sectores empresarios, gobiernos extranjeros y distintos credos religiosos que usualmente tienen una mirada distante y/o negativa de nuestro espacio”, agrega. El ministro viene haciendo esfuerzos por derribar el muro que el kirchnerismo construyó con el establishment.
Cristina, en tanto, eligió como candidato a vicepresidente a Juan Manzur. Antes lo había seleccionado como jefe de Gabinete, un puesto en el que el tucumano jamás pudo lucirse. Tucumán es el sexto distrito si se tiene en cuenta el padrón electoral y el peronismo viene de una victoria clave con la elección de Osvaldo Jaldo. Además, Manzur es conocido en los Estados Unidos, un claro déficit del kirchnerismo
Nunca lo había hecho. Hasta acá, cuando Cristina tuvo que elegir candidatos a presidente que no fueran de apellido Kirchner, siempre echó mano a nombres más moderados y menos identificados con su núcleo duro. Pero esta vez, la vicepresidenta optó por dar la batalla electoral con un K puro, un soldado fiel a ella.
Cristina Kirchner eligió a Eduardo De Pedro –el “hijo de la generación diezmada”– como candidato presidencial. Lo hizo, en parte, condicionada por el escenario de internas que empujó Daniel Scioli. El embajador en Brasil no se amedrentó hasta ahora ante las presiones políticas de intendentes, gobernadores y partidos políticos oficialistas que intentaron desalentar su participación. Con Wado como heredero, la vice intentará ponerle fin a la discusión interna acerca de quién manda en el peronismo y ratificar la hegemonía del kirchnerismo.
El ministro del Interior aprovechará haber sido el funcionario que le tiró flechas a Alberto Fernández desde el interior de la Casa Rosada para diferenciarse de su gestión, que llega a su tramo final con una pésima imagen. Por eso, el kirchnerismo se viene ocupando de machacar que, detrás de Scioli, está la mano del Presidente, aunque en el sciolismo lo nieguen sistemáticamente. De Pedro carga, como factor en contra, su falta de conocimiento y su escaso potencial electoral en las encuestas. Por eso, la vicepresidenta lo dejó que comenzara a caminar con el traje de presidenciable desde hace ya muchas semanas, para que acumulara políticamente solo antes de que llegara su espaldarazo. Se quemaron los manuales K que llevan como máxima el “factor sorpresa”.
La exigencia de los gobernadores y los intendentes para que hubiera lista de unidad parecía potenciar a Sergio Massa, principal abanderado de la fórmula única. Pero eso no logró cristalizarse en la práctica.
Hubiera sido inviable una interna entre el líder del Frente Renovador y el exembajador en Brasil, porque ambos arrastran una enemistad visceral de larguísima data. El kirchnerismo no podía terminar licuado detrás de esa guerra campal.
A De Pedro, en cambio, le había tocado en los últimos meses ser la voz K a favor de las PASO. En definitiva, esa era la hipótesis que más le convenía para graduarse como candidato presidencial. El ministro del Interior necesita juntar pergaminos, por eso ahora el kirchnerismo le pondrá todo el aparato para apalancarlo. Si llega a ganar la interna, podrá erigirse como el depositario del “trasvasamiento generacional” que necesita su sector, con una Cristina que prescindió de participar, al menos, en este turno electoral.
“Ganar las PASO del peronismo le daría el volumen político necesario. Pase lo que pase después, es todo ganancia”, decían sus colaboradores en los últimos días.
Wado consolidó en el último tiempo el respaldo cerrado de los partidos de Unidad Ciudadana, el ecosistema de partidos kirchneristas. Para esos sectores, hubiera sido muy difícil digerir una candidatura de Massa. Además, De Pedro neutraliza a Juan Grabois, que se mostraba intransigente con la idea de que se postule al ministro de Economía y que probablemente desista de participar.
En el precomando de campaña que De Pedro montó en la calle Estados Unidos al 700 vienen haciendo esfuerzos denodados por demostrar que el ministro tiene potencial electoral, pese a que todavía lidia con un alto nivel de desconocimiento. En los últimos días hicieron circular un dossier con 16 “argumentos” acerca de por qué el ministro es un “buen candidato”.
Entre otras cosas, el PDF indica que tiene mejor imagen que otros referentes y que el desconocimiento “es una oportunidad para seguir creciendo”. Además, asegura que puede “absorber” a buena parte del electorado de Massa. “Hay datos para pensar que sería capaz de absorber prácticamente todo el electorado que votaría por SM (el 91,9% tiene imagen positiva de Wado)”, dice el escrito elaborado en el búnker del ministro.
Además apunta a que “es el candidato con mejor historia de superación”. “Es bien considerado por sectores empresarios, gobiernos extranjeros y distintos credos religiosos que usualmente tienen una mirada distante y/o negativa de nuestro espacio”, agrega. El ministro viene haciendo esfuerzos por derribar el muro que el kirchnerismo construyó con el establishment.
Cristina, en tanto, eligió como candidato a vicepresidente a Juan Manzur. Antes lo había seleccionado como jefe de Gabinete, un puesto en el que el tucumano jamás pudo lucirse. Tucumán es el sexto distrito si se tiene en cuenta el padrón electoral y el peronismo viene de una victoria clave con la elección de Osvaldo Jaldo. Además, Manzur es conocido en los Estados Unidos, un claro déficit del kirchnerismo
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