No fue preocupación, sino decepción: ya era el segundo kiosco en el que le decían que no tenían las fichus del Mundial, y Nicolás seguía con las manos vacías. Al primero todavía no le habían llegado -le dijeron-; al segundo se le habían volado de las manos el mismo día. Cada kiosquero le daba el dato de otro colega que "probablemente" tendría los ansiados paquetitos, y así fue como el tercero puso sobre el mostrador tres sobres dorados que le permitieron llegar a Nicolás con las figuritas al... trabajo. "No junto figuritas siempre, pero sí las del Mundial. Me gusta llegar a ver los partidos con el álbum lo más lleno posible", cuenta Nicolás, de 35 años.
La pasión que despierta el Mundial tiene su correlato en el mundo de los cromos, pasión que al igual que el fútbol atraviesa generaciones y géneros. Así, las figuritas con los jugadores que se disputarán la copa en Rusia se intercambian por estos días en los recreos, pero también en las oficinas y en las reuniones familiares.
"Un grupo de directores de compañías armaron un grupo que se llama 'figus del Mundial' e invitaron a una degustación de vinos, que es en realidad la excusa para intercambiar figuritas", cuenta Santiago de 31 años, empleado de una compañía multinacional de reclutamiento. Del 98 en adelante, Santiago ha coleccionado los álbumes de todos los mundiales: "De chico juntaba figuritas y de grande solo lo hago con las de los mundiales de fútbol, que son como parte del folclore del Mundial. El de Sudáfrica está bastante lleno, el de Alemania lo llené y este calculo que voy a llenarlo", dice. En su oficina, son siete los que intercambian figus.
Javier , de 37 años, asegura que por estos días la reunión familiar de los domingos es tan esperada por su hijo, Bautista, de 10, como por su hermano, de 35: "Tío y sobrino aprovechan para intercambiar figuritas del Mundial", dice Javier, que cuenta que la meta de llenar el álbum ya es un trabajo de equipo: "Tengo varios compañeros de trabajo que están juntando figus, y les pregunto si tienen algunas de las que le faltan a mi hijo, para cambiarles. Una vez a la semana llevo el pilón de figus a la oficina".
"Un grupo de directores de compañías armaron un grupo que se llama 'figus del Mundial' e invitaron a una degustación de vinos, que es en realidad la excusa para intercambiar figuritas", cuenta Santiago de 31 años, empleado de una compañía multinacional de reclutamiento. Del 98 en adelante, Santiago ha coleccionado los álbumes de todos los mundiales: "De chico juntaba figuritas y de grande solo lo hago con las de los mundiales de fútbol, que son como parte del folclore del Mundial. El de Sudáfrica está bastante lleno, el de Alemania lo llené y este calculo que voy a llenarlo", dice. En su oficina, son siete los que intercambian figus.
Javier , de 37 años, asegura que por estos días la reunión familiar de los domingos es tan esperada por su hijo, Bautista, de 10, como por su hermano, de 35: "Tío y sobrino aprovechan para intercambiar figuritas del Mundial", dice Javier, que cuenta que la meta de llenar el álbum ya es un trabajo de equipo: "Tengo varios compañeros de trabajo que están juntando figus, y les pregunto si tienen algunas de las que le faltan a mi hijo, para cambiarles. Una vez a la semana llevo el pilón de figus a la oficina".
Pero la pasión por las figus del Mundial (y las de fútbol en general) no solo son un nuevo hábito en el público adulto. Así como cada vez son más las mujeres que hoy practican ese deporte con igual pasión que los varones, el entusiasmo se extiende al mundo de los cromos. "Colecciono con mi hermano desde el año pasado, y ahora estamos con las del Mundial -dice Fiorella de 17 años-. Tengo amigos que juntan, pero no son de mi curso, así que tengo que cambiar en el recreo. Trato de ir con los más chicos, que son los que más coleccionan (los de ciclo básico, los de primaria), y mi hermano cambia con sus amigos".
"Si bien nuestro público principal son los niños y niñas de entre 5 y 10 años, para colecciones como la del Mundial se rompe este límite para alcanzar diferentes segmentos etarios -cuenta Nicolás gerente de marketing de Panini Argentina-. En 2010, la colección de Mundial tuvo una adhesión enorme de niñas que empezaron con el hábito de coleccionarla. En 2014 notamos que un gran grupo de jóvenes adultos se sumaron al grupo previo. Hoy, en 2018, estamos detectando que a estos dos grupos se sumaron, y de manera muy participativa, los adolescentes y jóvenes universitarios, haciendo que la colección de Mundial se transforme en un fenómeno social muy particular y del cual todos quieren participar".
"Si bien nuestro público principal son los niños y niñas de entre 5 y 10 años, para colecciones como la del Mundial se rompe este límite para alcanzar diferentes segmentos etarios -cuenta Nicolás gerente de marketing de Panini Argentina-. En 2010, la colección de Mundial tuvo una adhesión enorme de niñas que empezaron con el hábito de coleccionarla. En 2014 notamos que un gran grupo de jóvenes adultos se sumaron al grupo previo. Hoy, en 2018, estamos detectando que a estos dos grupos se sumaron, y de manera muy participativa, los adolescentes y jóvenes universitarios, haciendo que la colección de Mundial se transforme en un fenómeno social muy particular y del cual todos quieren participar".
Mercado negro
El furor por las figuritas del Mundial que se palpita en la calle y que desemboca en los kioscos hace crisis a la salida del cole. "Simón sale todos los días preguntando '¿me compraste figus?' -cuenta Florencia mamá de Simón, de 7 años-. Yo trato de graduar un poco la compra: entre 2 y 3 paquetes, siempre que se haya portado bien. Aunque nunca falta un amigo que cae con 6 paquetes para regalarle, y entonces trato de moderar la entrega de la semana".
Es que no hay dudas de que las figuritas no dejan de ser un pasatiempo oneroso: el álbum se completa con 669 figuritas y cada paquete trae 5 y cuesta 15 pesos. Ernesto profesor en la maestría de Minería de Datos de la UBA, calculó que para llenar un álbum se necesita comprar aproximadamente 941 sobres. Esto es... más de 14.000 pesos. "Es un presupuesto", dice Natalia, mamá de dos chicos que todavía no han entrado en edad de figuritas. "Otras mamás me cuentan lo que gastan en figuritas y se me paran los pelos", agrega.
La mezcla de furor por la figus, el costo de las mismas y la necesidad imperiosa que viven algunos (grandes y chicos) de llenar el álbum han dado lugar a la aparición de un mercado negro que toma diferentes formas. "En el quiosco que está cerca de casa nos cambian 20 figuritas repetidas por un sobre nuevo, y después venden esas repetidas por unidad. Cada figurita tiene un precio distinto, según del equipo que sea, tienen distinto valor", cuenta Valeria mamá de Juan, de 12 años.
Internet es también un lugar de búsqueda para quienes quieren llenar el álbum sin abrir muchos paquetes. En MercadoLibre, por ejemplo, se puede conseguir la fichu de Ronaldo a 100 pesos, y 125 la N°664, que muestra a Maradona levantando la copa en el Mundial 86. ¿Y la de Messi? Entre 100 y 210 pesos, según el vendedor.
Pero, ¿qué es lo que mantiene el interés en un pasatiempo tan alejado de la tecnología y de las pantallas? "Creemos que los chicos se siguen 'enganchando' con las figuritas porque es una herramienta de socialización y entretenimiento en el patio del colegio. Juegan, se divierten, intercambian y aprenden, a través de un elemento tangible que puede unirlos en un mismo momento interactuando unos con otros, sin necesidad de acudir a la tecnología", sostiene Nicolás
Para Florencia "la figurita tiene ese efecto sorpresa que no lo tiene ningún otro juguete. Al abrir cada paquete no sabés qué figurita te va a tocar, y eso es único". Santiago coincide: "Hoy en día, que tengo 31 años, siento la misma emoción al abrir un paquetito y ver cuál me toca que la que sentía cuando era chico. Es la misma adrenalina extra cuando ves aparecer esa figurita". El otro día, cuenta, uno de los paquetes le sacó una sonrisa: estaba la foto de Maradona levantando la copa en el 86. Ahora, agrega, está esperando que le toque Messi.
Álbumes ¿solo para ellos?
A los varones les dieron álbumes del Mundial, ¿entendés? Solo a ellos, y a nosotras nada", le dijo Milagros, de 7 años a Soledad, su mamá, y agregó: "A las nenas también nos gusta el fútbol y pegar figuritas". En la fila, mientras esperaban el timbre que anunciaba la salida, personal de Panini repartió álbumes de regalo... a los chicos. "Me dio fastidio, porque siento que la marca atrasa (sé que pasó lo mismo en otros colegios), y por otro lado me molesta que el colegio fue permeable a hacer esa diferencia", comentó Soledad, que cuenta que aprovechó la queja de Milagros como disparador para charlar acerca de la igualdad de género.
La misma queja se hizo visible la semana pasada en redes sociales, donde muchas madres se quejaron sobre el trato discriminatorio durante la visita de Panini a algunos colegios: álbumes para ellos, para ellas, nada. "Hola, chicos de @PaniniArg. Quiero contarles una historia maravillosa. Ayer fueron al colegio de mi hija a regalarles A LOS VARONES álbumes de figuritas del Mundial en representación de la empresa", escribió @txxapu en Twitter. Las respuesta de @PaniniArg no se demoró: "Vamos a averiguar qué pasó y a hablar con el equipo de promociones ya que se deberían entregar los álbumes a todos los chicos por igual". Nicolás , de Panini Argentina, comentó: "El álbum del Mundial en el segmento infantil es coleccionado por varones y mujeres de manera muy similar, y por eso todas nuestras campañas de comunicación y marketing apuntan a alcanzar a todo el segmento etario".
S. A R.
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