Dieta cultural: el menú preferido de los argentinos a la hora del entretenimiento
Los porteños lideran el uso de plataformas de streaming como Netflix (cine, series) y Spotify (música); Facebook es la red social más popular seguida por Instagram y el rock argentino aparece como el género musical más escuchado durante el año pasado
La mesa está servida. Hay para elegir: desde recitales en vivo a Netflix, de programas de televisión al consumo de teatro, de la supervivencia del típico aparato de radio frente a Spotify, de los programas de chimentos a la ópera. Quien analiza los alimentos y su distribución en esta especie de canasta familiar es el Sistema de Información Cultural de la Argentina (Sinca), algo así como el Indec cultural. El año pasado, esa dependencia realizó una encuesta nacional de la cual surgen las particularidades de esta mesa sobre los usos y costumbres del argentino frente al universo del entretenimiento.
Rock y tradición. Según la encuesta, el argentino escucha por día 2 horas y 45 minutos de música. El teléfono celular es el principal soporte de escucha y casi todos los jóvenes de entre 12 a 29 disfruta de música a diario. Eso sí, casi la mitad de los argentinos sigue consumiendo música a través de soportes tradicionales como el CD, el estéreo del auto, la radio o la computadora. Entre los géneros más escuchados el "rock nacional" va a la delantera un 68 por ciento.
Spotify, Twitter y Netflix. El combo más nuevo aún no domina la mesa. Aunque Spotify pareciera ser la plataforma preferida para escuchar música, lo cierto es que YouTube lleva la delantera con 47,5 de la encuesta. Spotify se queda apenas con el 13 por ciento de esa torta.
En la ciudad de Buenos Aires esa franja trepa al 18 por ciento aunque, rareza, es en el NEA donde más se usa este servicio de streaming. En los registros del 2013 Spotify, que se lanzó en 2006, ni aparecía consignada como dato medible.
Algo similar sucede con el uso de Netflix o plataformas similares. Aunque desde la perspectiva porteña pareciera estar ligada a la canasta básica del entretenimiento, apenas el 25 por ciento de los argentinos las usan. En Buenos Aires ese registro trepa al 36 por ciento. En NOA y Cuyo los que afirman emplear Netflix o servicios similares no superan el 6 por ciento.
Más del 35 por ciento de los consultados afirman participar de las redes sociales para comentar, compartir y opinar contenidos ligados a la televisión, el cine, la música y el resto de los ingredientes que componen este menú. Por amplio margen, el más empleado es Facebook (64%). Le sigue Instagram (27%). El podio se completa con Twitter, un peso pesado que no pesa tanto en las generales de esta ley ya que apenas alcanza el 13%. Facebook amplía su margen en capital aunque los patagónicos son los ganadores por regiones. En comparación de lo que sucedía en 2013, la red creada por Mark Zuckerberg creció en estos años mientras que la red del pájaro se mantuvo estable.
Recitales, un menú con menos comensales. Año tras año viene tal megarrecital y otro y otro y uno nuevo. Sin embargo, la asistencia a recitales en vivo tiene una tendencia a la baja. En 2013, el 34 por ciento decía haber ido a lo largo del año. En 2017 la asistencia disminuyó al 22 por ciento. Consultados por los motivos aparecen dos: la falta de interés y de tiempo, y cuestiones económicas, precio de las entradas o falta de dinero. A contramano de esos megaeventos que se realizan principalmente en Buenos Aires y sus alrededores en los que el line up está poblado de artistas extranjeros, el 65 por ciento de la población consultada admite preferirlos a los recitales protagonizados exclusivamente por artistas nacionales. Claro que, como en todos los parámetros, de un lado o del otro de la General Paz la mesa de las preferencias da cuenta de paladares distintos. Así es que si en la ciudad capital solo 8 de cada 100 encuestados prefieren los recitales protagonizados por artistas nacionales (y algo más de la mitad prefiere los protagonizados por extranjeros), en Cuyo la preferencia es ver en vivo a los músicos nacionales.
Ingredientes antagónicos y complementarios. En radio, el 24 por ciento de los consultados dice escuchar música electrónica. Una franja similar sostiene que escucha música clásica que, a priori, parece ser un nicho como menos aparato promocional. Un porcentual similar de preferencia que ronda el 3 por ciento escuchan programas de radio culturales como ciclos de chimentos. Eso sí, hay que hacer una aclaración: las categorías sobre qué se considera programa de chimento o música electrónica, por tomar estos dos parámetros, son categorías que el mismo encuestado define al momento de responder. O sea, no hay manual de estilo.
La tele en vivo: un clásico entre los clásicos. Fueron llegando YouTube, las redes sociales, los portales de los canales y todo ese combo de propuestas. Sin embargo, la audiencia televisiva parece ser presa y fanática de la emisión en vivo. Solo 8 de cada 100 personas miran su programa favorito a través de una página de Internet.
Nouvelle cuisine vs. platos tradicionales. Si bien casi el 68 por ciento escucha música por celular, la mitad de los encuestados siguen oyendo a su banda favorita mediante un reproductor de CD. A su modo, la vieja y entrañable radio también resiste. El 62 por ciento escucha radio gracias a ese equipo que tuvo sus primeras versiones a fines del siglo XIX. El aparato de televisión como tal también tiene sus años (es de 1927). En sus distintas versiones sigue liderando batallas frente a la mutiplicidad de pantallas que fueron surgiendo. El 95 por ciento mira televisión (o la prende como telón de fondo del cotidiano) frente a las diversas versiones tecnológicas (de una tablet al celular). Y aunque parezca cosa del pasado y de mundos ajenos, el 21 por ciento mira contenidos audiovisuales por DVD o VHS, aunque a un millennial habría que explicarle qué es eso del Sistema de Video Casero. Otra rareza entre las rarezas de este menú en el que entran en tensión los clásicos y los nuevos soportes: casi el 7 por ciento sigue escuchando música en los viejos casetes. Es casi la misma franja que escucha música usando la tablet, un producto que a nivel masivo lleva la marca de este siglo frente al otro creado en los setenta.
Cosa de millennials. Si en 2013 más del 70 por ciento de los chicos entre 12 y 17 años escuchaban radio, el año pasado esa franja disminuyó casi a la mitad. De esa franja, el 80 por ciento de esos adolescentes la sintonizan para escuchar música. Son, a la vez, los que más usan las redes sociales mientras ven algo en la televisión. Alrededor del 85 por ciento de este segmento hiperconectado escucha o descarga música por Internet y son lo más consumidores de cine.
El cine que vemos y nos vemos. Según datos de 2017, 35 de cada 100 habitantes asistió al menos una vez al cine. En 2013 eran 40 sobre 100. En términos de preferencia por género las películas de acción pican en punta con algo más del 30 por ciento seguidas por las de suspenso y las de aventuras. Los films internacionales también pican en punta con el 55 por ciento. Cuando se indaga en las razones para ir a ver tal o cual película aparece un dato que puede poner en crisis a las grandes campañas promocionales: solo un 12 por ciento decide ver una película por la publicidad frente al casi 30 por ciento que elige por la simple recomendación de un amigo.
El teatro, otro menú en problemas. Como si fuera algo marginal, la encuesta del Sinca dedica muy pocas preguntas al consumo de este tipo de expresión. En el menú de preguntas pone de un lado al teatro separándolo de otras áreas de las artes escénicas como la danza y la ópera a las que agrupa en la dudosa categoría de "patrimonio" junto a expresiones como las fiestas religiosas, la kermés y las exposiciones de artesanías.
Sea como sea, si hace 5 años entre 100 consultados 19 decían haber asistido al teatro en el último año, en la temporada pasada solo 11 personas vieron una obra de teatro. Y las mujeres son amplia mayoría en la platea: 24 por ciento más que los hombres el año pasado. Como es imaginable, en la ciudad de Buenos Aires es donde se produce la mayor concurrencia a salas superando en 8 puntos a la media nacional. Le sigue la región central compuesta por Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.
En este particular menú, la ópera juega un papel acotado en términos cuantitativos: 8 de 100 personas dice que fue a ver una propuesta operística en el último año. A los espectáculos de danza (desde expresiones experimentales a folclore) le va un poco mejor: 12 de cada 100 dicen haber visto una obra de arte en movimiento.
Billeteras digitales y analógicas. En televisión paga, películas y series el argentino gasta (o invierte, como se prefiera) 210 pesos mensuales. En música en vivo, 110; en cine, 95; en teatro, 67; y así las cosas. En síntesis, todos gastos menores frente al costo que implica sostener las prácticas digitales (que incluye Internet, Spotify, cable, Netflix y el pago de abonos de celulares). En esas cuestiones el gasto mensual es de 1124 pesos mensuales. Lo cual, en la comparativa con 2013, el gasto digital pasó de ocupar el 33 por ciento al 50 por ciento de este mapa sobre el consumo cultural argentino.
Rareza
La resistencia de los formatos tradicionales Aunque parezca extraño, hay más gente en todo el país que escucha música apelando al viejo casete que a la tablet.
Altas, bajas y tendencias
Curva descendente
El año pasado hubo menos público de teatro, de recitales en vivo y de cine que en 2013.
Particularidades
Para escuchar música, YouTube le gana a Spotify. Apenas un 25 por ciento de los argentinos usa Netflix. Y en lo que hace al rebote de los contenidos de esta canasta en las redes, Facebook es quien domina el mercado.
De pibes y mujeres
Así como los chicos entre los 12 y 17 años son los que más concurren al cine, las mujeres son las grandes consumidoras de teatro.
Horas y minutos
4 horas 29 minutos
Es el tiempo promedio diario de conexión a Internet.
3 horas 15 minutos
Es el tiempo promedio diario de consumo de música.
2 horas 35 minutos
Es el tiempo promedio de consumo de televisión
A. C.
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