Yo no sé que me han hecho tus ojos, canta Ada Falcón por primera vez y para siempre en 1933. Francisco Canaro escribió este tema al borde del amor, del embelesamiento y de la eternidad para Ada Falcón, para que Ada Falcón lo cante y para que Ada Falcón lo sienta vibrar en su cuerpo como si el mismísimo Canaro estuviese abrazándola en cada interpretación. El resto es puro abismo enamorado. El resto es el perfume que habría de quedar en el aire de los tiempos como un olvido sin fondo.
A Canaro, desde su Uruguay hasta su Argentina, le decían Pirincho y de este lado del río, algunos solían decirle Pancho, como a casi todos los Francisco: es que Francisco Canarozzo nació en San José de Mayo y de muy chico se vino para nuestro país con el río de la Plata entre los brazos y se hizo tango en los conventillos del violín de lata hasta su famosa gira por Europa, allá por el 25, en la que se embarcó junto a su esposa y sus hermanos para lograr un éxito que todavía se recuerda en el dancing Florida, aquel vestíbulo del teatro Apollo, de París.
Ada Falcón, a Francisco Canaro, le decía Canaro, a secas, en la brevedad del dulzor de la boca y en el dulzor del amor entre los labios. Canaro, así. Tal vez lo haya llamado por el apellido por una costumbre de respeto, ya que Ada Falcón conoció a Canaro en el 29, cuando ella tenía 22 años y él ya pisaba los 40, o, tal vez, para mantener una distancia insostenible. Nuestra cercanía se estrecha aún más en el fuego de nuestras miradas cuando se cruzan, cierta vez le dijo Canaro al oído. Y es que, según se cuenta, en las tantísimas veces que Ada Falcón interpretó Yo no sé que me han hecho tus ojos, junto a la orquesta de Canaro, ella nunca dejó de mirarlo a los ojos mientras su boca se hacía vals en el perfume de la melodía.
Francisco Canaro, a Ada Falcón no la llamaba Ada, como casi todo el mundo, sino que la llamaba por su primer nombre: Aída. Aída Elsa Ada Falcone nació en Buenos Aires en 1905 y debutó como artista a los cinco años, siendo apodada la Joyita, y lo tuvo todo. Supo ser la gran cantante de su época y supo pasearse, en un descapotable rojo, envuelta en pieles y con un glamour inigualable. Fue exquisita, excéntrica, tal vez arrogante, tal vez vanidosa y, sin duda alguna, inmensamente bella. Tenía los ojos verdes más maravillosos que se hayan visto. Se jactaba de usar Arpège de Lanvin, el carísimo perfume francés, quemándolo en la chimenea de la gran sala de su casona sólo para perfumarla. Fue amiga de Gardel, quien caminando con ella por la costa del río le dijo piba, piba preciosa, enseñame a cantar. Fue amiga de Discépolo y el mismísimo marajá de Kapurtala, encandilado por su hermosura, le regaló un enorme e insospechado anillo de brillantes. Ada Falcón lo tuvo todo. Ada Falcón lo tuvo todo, inclusive, cuando terminaba de ensayar, se sentaba en las rodillas de Canaro.
Yo no sé que me han hecho tus ojos se grabó en pleno apogeo de Ada Falcón y en un punto alto de la extensa y altísima carrera artística de Francisco Canaro. Ada Falcón lo tuvo todo pero Francisco Canaro fue todo. De canillita, con vida de conventillo, pasó a ser el gran hombre del tango. Paseó su música por el Royall, Pigall y el Armenonville. Enmudeció a París, deslumbró a New York y, sobre el final de su carrera, maravilló a Japón. Fue músico, director de orquesta, actor aficionado, productor de teatro y de cine. Fue un gran impulsor de la radiofonía. Gardel, quien llamaba cariñosamente Cana a Pirincho, interpretó y grabó sus tangos y juntos caminaron las calles de Buenos Aires y de Madrid. Fue el primero en incorporar el contrabajo en una orquesta de tango. Fue pionero fundador de Sadaic. Fue el primero en tener una orquesta con 32 músicos. Por él se hizo popular la vieja frase tiene más plata que Canaro. Por él, por Francisco Canaro, que fue todo, Ada Falcón, que lo tuvo todo, abandonó todo.
¿Qué es abandonar todo? ¿De qué se trata la cuestión de dejar todo atrás? ¿Es posible tenerlo todo y, en un abrir y cerrar de ojos —esos ojos—, no tener nada? ¿Es posible irse tan simple como sigilosamente para que solo quede un aroma perfumando el aire? Buenos Aires fue una extensa alfombra roja a los pies de Ada Falcón. El 28 de septiembre de 1938, después de 10 años de acompañamientos, Ada Falcón dio por finalizada su carrera laboral con Francisco Canaro y, desde ese momento y por propio deseo, fue diluyéndose como un humo frágil.
Se dijo que Canaro no quiso dividir su fortuna con la Francesa, su esposa, y que por este motivo nunca se separó de ella. Se dijo que la Francesa encontró a Ada Falcón, al finalizar un ensayo de la orquesta de su esposo, sentada en la falda de Canaro y la amenazó con un revólver que llevaba en la cartera. Se dijo que Canaro anduvo en amoríos con Adhelma Falcón, cantante y hermana de Ada Falcón. Se dijo que Ada Falcón se vio inclinada al misticismo. Se dijo que se dijo y se dijo que se contaba que alguien contó lo que sucedía sin saber nada de nada a ciencia cierta. Se dijeron muchas cosas. Se siguen diciendo muchas cosas. Sin embargo hay ciertas certezas: Canaro fue Canaro, Ada Falcón brillo como nadie, Canaro escribió Yo no sé que me han hecho tus ojos y Ada Falcón tenía los ojos verdes más hermosos jamás vistos.
En 1942, Ada Falcón grabó su último disco y poco después malvendió parte de sus bienes y repartió, entre sus allegados, los restantes. Y así comenzó a diluirse en el aire como en una espiral descendente y final. Se mudó a una casa, junto a su madre, en la localidad cordobesa de Salsipuedes y no se supo nada más de ella. A los 37 años, Ada Falcón, la gran diva que supo brillar más que ninguna, se dejó abrazar por esas lejanas sierras tan alejadas del Buenos Aires que cayó de rodillas, una y mil veces, a sus pies. Su madre murió en 1981 y ella se internó en un convento como Tercera Franciscana.
Los fríos datos finales son los siguientes: el 14 de diciembre de 1964, a los 76 años, falleció Francisco Canaro en Buenos Aires y el 4 de enero del 2002, Ada Falcón, la emperatriz del tango, falleció, a los 96 años, en un hogar de ancianos de la localidad de Molinari. Pero hay otros datos regidos por la pasión enamorada: sesenta años antes, Ada Falcón, había grabado su último disco. Sesenta años antes, Ada Falcón, había cantado por última vez una última canción. Sesenta años antes, Ada Falcón cantó por última vez un hermosísimo vals cuyo autor es Francisco Canaro. Sesenta años antes, Ada Falcón cantó por última vez Viviré con tu recuerdo.
¿Es la inmensidad una especie de fin? ¿El tiempo del amor tiene algún tipo de medida posible? ¿Es posible medir el tiempo de la intensidad del huracán encerrado en la mano que acaricia? No lo sabemos, solo podemos recostarnos en una última certeza: el primer verso de la letra de la última canción cantada por Ada Falcón dice "Recordaré de tu pasión la inmensidad"
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