"Gato encerrado", de William S. Burroughs
Uno de los más influyentes escritores norteamericanos del siglo XX - miembro de la llamada Generación Beat - , fue William S. Burroughs.
Fue muy prolijo como novelista, poeta y ensayista, y por muco tiempo México fue su lugar preferido para estudiar y trabajar.
Se mudó a la capital en el verano de 1949, con su esposa Joan, su hijo Will y Julie, la hija de su esposa, y entró ese mismo año su ingreso al Mexico City College, mejor conocida como la Universidad de las Américas.
“Voy al México City College con una GI Bill. (beca)..." - escribió a su colega Allen Ginsberg,y confirmó: "... Pagan mis libros, colegiatura y me dan 75 dólares para vivir. Estoy aprendiendo a hablar maya y tomo un curso en códices. México es mi lugar. Quiero vivir y criar a mis hijos aquí. No regresaría a EE.UU. bajo ninguna circunstancia”.
Burroughs, sin embargo, volvió a su natal Estados Unidos, tras un accidente que le costó la vida a Joan, y que tuvo como escenario su apartamento de la calle de Orizaba 210, donde vivió en al Colonia Roma Norte.
Pero... y ¿dónde está el gato encerrado en esta historia...?
Está en que Burroughs escribió un libro que es considerado como "un discurso conmovedor e inteligente sobre los gatos, esos elegantes animales de compañía".
Este libro de Burroughs y que hoy recomendamos narra la relación que estableció con muchos gatos que formaron parte de su vida y de sus sueños.
En el mismo, también hace una reflexión sobre la relación misteriosa y duradera entre los felinos y los seres humanos, y según el autor - que murió a los 83 años de edad, en 1997 - inició en el culto egipcio a la parte animal de las personas.
Gato encerrado, es arcano, pero su prosa es fácil de comprender.
Seguro gustará a los fans de Burroughs y a los amantes de los gatos
¿De dónde viene el dicho “Aquí hay gato encerrado”?Suele usarse para expresar desconfianza; su origen es difícil de adivinar y bastante cruento.
"Aquí hay gato encerrado", un dicho que todos usamos en la actualidad para señalar duda o sospecha, por los siglos XVI y XVII era una especie de contraseña que utilizaban los ladrones para avisar a sus secuaces que había dinero para robar.
Sucede que en aquellos años, las monedas se guardaban en especies de bolsas o sacos hechos de pellejos de gatos desollados.
Como es de esperar en cualquier época, esos talegos eran cuidadosamente escondidos por sus dueños en sus cuerpos o en sus casas; y como también es de esperar, era virtud de los ladrones descubrir los recónditos pliegues del sayo o los secretos recovecos de la morada donde el "gato" se hallaba bien oculto.
Solo bastaban tres cosas para hacerse del botín: descubrir el lugar, elegir el momento y lanzar la consabida contraseña: "Aquí hay gato encerrado". Podemos inferir entonces que la clave para evitar perder las monedas estaba en encontrar un lugar absolutamente secreto para ocultarlas.
De allí el sentido de sospecha en general que fue adquiriendo la frase a lo largo del tiempo y que se alejó del primitivo, referido concretamente al "encierro" o escondite de la bolsa de gato.
"Aquí hay gato encerrado", un dicho que todos usamos en la actualidad para señalar duda o sospecha, por los siglos XVI y XVII era una especie de contraseña que utilizaban los ladrones para avisar a sus secuaces que había dinero para robar.
Sucede que en aquellos años, las monedas se guardaban en especies de bolsas o sacos hechos de pellejos de gatos desollados.
Como es de esperar en cualquier época, esos talegos eran cuidadosamente escondidos por sus dueños en sus cuerpos o en sus casas; y como también es de esperar, era virtud de los ladrones descubrir los recónditos pliegues del sayo o los secretos recovecos de la morada donde el "gato" se hallaba bien oculto.
Solo bastaban tres cosas para hacerse del botín: descubrir el lugar, elegir el momento y lanzar la consabida contraseña: "Aquí hay gato encerrado". Podemos inferir entonces que la clave para evitar perder las monedas estaba en encontrar un lugar absolutamente secreto para ocultarlas.
De allí el sentido de sospecha en general que fue adquiriendo la frase a lo largo del tiempo y que se alejó del primitivo, referido concretamente al "encierro" o escondite de la bolsa de gato.
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