El Palacio San Martín por dentro: un monumento con secretos de familia
Fue construido por los Anchorena a comienzos del siglo XX para albergar a la Infanta de Borbón, pero nunca ocurriría. Aquí, un recorrido que va desde la historia de sus supuestos orígenes en una pulpería hasta los encargos del Salón Dorado y un violento óleo sobre la Conquista.
Visita. Al Palacio San Martín, sede de la Cancillería. Es deslumbrante.
La historia de una de las familias más ricas, aristocráticas e influyentes del país podría haber comenzado detrás del mostrador de una pulpería. En torno al 1750 -años más años menos, dependiendo de quien cuente la historia- Juan Esteban Anchorena llega desde España junto a su familia. Aquí el hombre formó parte de un estrato social que hoy podría definirse como de "clase media", integrado por profesionales y comerciantes. Hábil, el hombre tenía un despacho de mercadería y comienza a tejer relaciones con hacendados y terratenientes; justo en un momento delicado para una clase social que se encontraba endeudada y en crisis. Sin alcurnia, pero con dinero, se casó con Ramona López de Gainza. Un matrimonio que sirvió a unos y otros. Iban a pasar casi 150 años hasta que una nieta política de Juan Esteban pusiera en marcha el fastuoso proyecto para construir el Palacio Anchorena, en Retiro, hoy Palacio San Martín, sede protocolar de la Cancillería.
Portal. Imponente, da la bienvenida.
Para renovar el interés por este edificio, que es Monumento Histórico Nacional (MHN) desde 1994 y destacarlo entre tantas opciones culturales y patrimoniales que tiene la Ciudad, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto produjo el documental "Miradas sobre el Palacio San Martín". Esta primera temporada está compuesta por ocho capítulos, siete ya fueron publicados en YouTube y en las redes sociales.
El palacio, que se puede visitar martes y jueves, se construyó en solo cuatro años, entre 1904 y 1909. Es que Mercedes tenía apuro en alojar a la Infanta Isabel de Borbón, quien habría de estar presente en los festejos por el Centenario. Sin embargo, esto no sucedió. Y aunque los planos se mandaron a diseñar a Europa, aquí fueron modificados por Alejandro Christophersen. "Mercedes iba a habitar este sitio con tres hijos, Aaron, Emilio y Enrique. Por eso, la distribución está muy bien planteada y el palacio, conformado por tres casas, con ingresos individuales, con halls, a tal punto que dos de ellas tienen timbres", contó Mercedes Castruccio, una de las dos guías que tiene el palacio. El timbre es en rigor un tirador pequeño, que se jala y hace sonar una campana.
La escalera monumental de la "casa dos". El revestimiento, tanto de paredes como de la escalera, es estuco, que simula mármol.
El dron que la Cancillería utiliza en la filmación del documental muestra la distribución y permite entender la dinámica del palacio. El gran portón de hierro forjado que da sobre Arenales era, y continúa siendo, la entrada principal: hacia la izquierda se encuentra la casa uno, en el medio la casa dos y hacia la derecha, la tres. El gran patio central era además el ingreso de los carruajes.
El palacio, conformado por tres casas, con ingresos individuales, con halls, a tal punto que dos de ellas tienen timbres", contó la guía Mercedes Castruccio.
A diferencia de otros palacios de la época, aquí no hubo calefacción central, sino chimeneas. Se ven muchas, muy distintas entre sí, en diferentes lugares de la casa, incluso en vanos de escaleras. Esta decisión explica también por qué predominan las paredes y columnas estucadas, y no el mármol, que no retiene el calor y es frío.
Patio central. A él dan las tres casas del palacio. Se ven las "escaleras malditas".
En la planta baja se encontraban las salas de máquinas, los servicios y era donde dormía el personal masculino. "En la mansarda del edificio funcionaban las salas de lavado y planchado y allí dormían las mujeres del servicio doméstico. Y como otras casas de la época, en las paredes se pueden ver pequeñas puertas disimuladas, por donde entraba y salía el personal", cuenta Castrucci. A través de pasillos eran conducidos hacia las áreas de servicios.
Como otras casas de la época, en las paredes se pueden ver pequeñas puertas disimuladas, por donde entraba y salía el personal", señala Castrucci.
La periodista Magdalena Ruiz Guiñazú habitó el palacio. Vivió en la "casa tres" entre 1941 y 1943, mientras su padre, Enrique, fue Canciller. "Eramos ocho hermanos, pero en el palacio nos instalamos las cuatro mujeres, las mas pequeñas de la familia. Había vivido toda mi infancia en Europa, en casas antiquísimas, pero nunca en un palacio. Yo comía temprano y luego me iba a mi cuarto, que quedaba en el primer piso; los techos altísimos, los pasillos, la sucesión de puertas, me daba mucho miedo", recuerda Magdalena. Durante el día, disfrutaba del parque, en el que jugaba con sus primos. "Volví al palacio mucho tiempo después, gracias a una invitación que me hizo el ex canciller Jorge Taiana. Fue un gesto que aprecié mucho", destacó.
Arte. La decoración, con óleos y relieves, maravilla a los visitantes.
La "casa tres" a la que hace referencia Magdalena está ubicada sobre la esquina de Arenales y Basavilbaso. "Y es distinta en relación a las otras. La habitó Emilio junto a su mujer, Leonor Uriburu, y dos hijos. Tiene triple altura, luz cenital y un trabajo escultórico muy importante en techos y paredes. Además, pisos de roble de Eslavonia", detalló Castrucci.
Una de las particularidades del palacios es su Salón Dorado, ubicado en la "casa uno". "Por la decoración, los relieves en la paredes y la simbología, entendemos que Mercedes lo utilizaba como salón de baile y fiestas. Y sin dudas la temática de la obra en el techo (sobre la Conquista de América, de Michelle Rondenay, de 1910) es lo que más llama la atención del lugar", cuenta Castruccio. No hay ángeles, ni nubes ni doncellas con poca ropa. Hay una representación sangrienta de la Conquista, que también marca la idiosincracia de estas familias y la admiración por todo lo vinculado al estilo europeo.
Por la decoración, los relieves en la paredes y la simbología, entendemos que Mercedes lo utilizaba como salón de baile y fiestas", cuentan sobre el Salón Dorado.
Mercedes habitó la casa algo más de diez años. Muere en 1920 y el palacio queda cerrado varios años. Hasta que en 1936 lo adquiere el Gobierno nacional
S. G.
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