sábado, 27 de octubre de 2018

LA PÁGINA DEL MORDAZ,


UNA PLAZA PARA LESSEPS
Me enteré que en Barcelona hay una plaza a la memoria de Ferdinand de Lesseps, es hermosa, grande y centro neurálgico de la ciudad donde confluyen 10 calles, una estación de subterráneo y la rodean varios edificios clásicos, entre ellos las Casas Ramos que, por su creativa arquitectura, forma parte de los patrimonios históricos de España. Sabía que Lesseps era el artífice del Canal de Suez, pero ¿cuál era la razón para que en esa ciudad de España se lo homenajeara con semejante plaza?, porque si era por el canal y no siendo español, una calle con su nombre hubiera sido suficiente. Sin embargo, hay una historia que lo justifica, todo comenzó cuando un tío suyo lo inició en la carrera diplomática. Lesseps se desempeñó como cónsul y vicecónsul en varias capitales de Medio Oriente y finalmente se lo designó como embajador en Barcelona.

Casas Ramos
Hacía poco tiempo que estaba ejerciendo su función en esa ciudad cuando en diciembre de 1842, se produjeron graves disturbios en la población. El estallido fue consecuencia de la impopularidad del General Baldomero Espartero, quien habiéndose transformado en un dictador, reprimía violentamente cualquier manifestación popular en rechazo a sus medidas.
La gota que colmó el vaso, además de un aumento en los impuestos, fue un convenio librecambista de Espartero con Gran Bretaña, mediante el cual se reducían los aranceles a la importación de productos textiles provenientes de ese país, con el consecuente daño a la industria local. Las barricadas y las manifestaciones populares superaron a las fuerzas del orden que debieron retroceder. Entonces Espartero tomó la decisión descabellada de bombardear la ciudad en forma indiscriminada desde el castillo de Montjuic.

Ferdinand de Lesseps (1805-1894)
Lesseps organizó un servicio de asistencia para la numerosa colonia francesa, pero cuando se dio cuenta de la gran cantidad de víctimas, lo hizo extensivo a todo aquél que tuviera necesidad. Poniendo en práctica su habilidad diplomática, se entrevistó con el comandante de las fuerzas españolas, y consiguió de éste que cesaran los bombardeos, pero además logró que fueran liberados muchos de los detenidos y se amortiguara la multa que se iba a imponer a la ciudad. Los catalanes nunca olvidarían su comportamiento.
Lesseps tenía enemigos, y estando en Roma, lo acusaron de excederse en sus funciones diplomáticas debiendo renunciar a esta función. Se retiró de la actividad política, adquirió una granja y se dedicó a la fruticultura. Estaba convencido de que había quedado atrás la parte más importante de su vida, ahora se dedicaría a gozar de los productos de su predio y terminar los años que le quedaban por delante llevando una vida pacífica y descansada como en el poema de Fray Luis de León. No imaginó que lo más trascendental de su existencia estaba por suceder, algo que lo haría pasar a la posteridad como el artífice de una de las obras de ingeniería más grandiosas y más útiles para el mundo en el terreno de las comunicaciones.
En uno de sus momentos de descanso, se puso a hojear documentos de los años como diplomático en Alejandría. Fue entonces que encontró una carpeta que contenía estudios hechos por el ingeniero J.M. Le Pere sobre la posibilidad de un pasaje marítimo que uniera el Mar Mediterráneo con el Mar Rojo y de allí, la salida hacia el Mar Arábico, una extensión del Océano Pacífico.
Este proyecto, solicitado por Napoleón a sus ingenieros y que databa de 1799, se quedó en los papeles, junto con un nuevo estudio realizado 48 años después por Linant de Bellefonds que lo bautizó con el nombre de “Canal de los dos mares”.
También se enteró que en el antiguo Egipto se había construido una vía entre el río Nilo y el Mar Rojo, llamada “Canal de los Faraones”. “Si hace 2000 años los egipcios pudieron hacerlo, yo también”, reflexionó Lesseps.
En 1854, ascendió al poder en Egipto Mehmet Said, un antiguo amigo suyo de su época de cónsul en Alejandría. Hacia allá se trasladó con su proyecto bajo el brazo y después de varias reuniones, logró entusiasmar a Said quien firmó el acta de concesión para la construcción y utilización del futuro canal. De esta manera, Lesseps se transformó en el flamante director de la empresa que se llamó Compagnie Universelle du Canal Maritime de Suez.

Mehmet Said
El 25 de abril de 1859 se dio el primer golpe de pico dando inicio a la construcción. Diez años después se terminó la obra y durante ese lapso surgieron varios inconvenientes que pusieron en peligro el éxito de la misión. Los británicos y el Imperio Otomano ejercieron presiones para que no avanzara el proyecto, pero el problema más grave fue la muerte prematura de Mehmet Said quien había puesto al servicio del canal 20.000 obreros, que fueron retirados cuando asumió el nuevo gobernante de Egipto.
La falta de mano de obra fue solucionada con la construcción por parte de ingenieros franceses, de máquinas de vapor, dragas y excavadoras que reemplazaron eficazmente la pérdida de mano de obra. De paso también redujeron la mortalidad de obreros, que por enfermedades y accidentes había alcanzado cifras alarmantes, número que nunca fue precisado con exactitud.
Una vez finalizado, el canal tenía 163 kilómetros de longitud, 22 metros de profundidad y un ancho que oscilaba entre 80 y 200 metros. Lesseps lo recorrió en 15 horas desde su extremo norte en el Mediterráneo, entrada que se llamó Port Said (en honor a su amigo), hasta el extremo sur en Suez con salida al Mar Rojo. Se habían ahorrado 19.800 millas náuticas equivalentes a 8200 kilómetors de semanas de navegación bordeando la costa occidental del continente africano.
La inauguración de la obra fue monumental con grandes fiestas y presencia de testas coronadas como el príncipe de Gales, el emperador de Austria y la emperatriz Eugenia de Francia, parienta de Lesseps e invitada de honor.

Canal de Suez
Recibió diversas condecoraciones y fue aclamado como héroe nacional. Lleno de energía y entusiasmo volvió a casarse a los 66 años con una dama mucho más joven que le dio 12 hijos. Diez años después y sin perder el vigor que lo caracterizaba, inició un segundo emprendimiento faraónico, la construcción de un canal en el istmo de Panamá.
Pronto se vio que el enfoque técnico era incorrecto y a esto hubo que agregarle las dificultades de trabajar en la selva húmeda tropical donde el paludismo y la fiebre amarilla hicieron estragos. Los deslizamientos de tierra de los montes vecinos que volvían a cubrir las zonas excavadas, la corrupción y el presupuesto insuficiente, completaron el desastre e hicieron que la empresa quebrara. Esta vez el ganador fue Estados Unidos cuyo presidente Theodore Roosevelt se apoderó de la provincia de Panamá, la independizó de Colombia, la transformó en país y culminó con éxito la construcción del canal.
En Francia, la quiebra de la compañía produjo la peor crisis financiera de la Tercera República y perjudicó enormemente a los accionistas. Si en 1870, Lesseps era un héroe nacional, en 1891 se había casi transformado en traidor a la patria y el estado le inició juicio por fraude en el affaire conocido como “Escándalo de Panamá”.
Fue condenado a 5 años de cárcel, que quedaron en suspenso debido a lo avanzado de su edad. Cuando falleció a los 89 años, Francia le rindió un funeral con honores y un año después los catalanes, que no habían olvidado que gracias a él se evitó la destrucción de Barcelona, lo homenajearon con una de las mayores y más emblemáticas plazas de la ciudad.
Biografía insólita. Ferdinand de Lesseps, diplomático y emprendedor. Disponible en: https://www.portalsolidario.net/ocio/visu/biografia.php?rowid=10093
History. Ferdinand de Lesseps (1805-1894). Disponible en:http://www.bbc.co.uk/history/historic_figures/de_lesseps_ferdinand.shtml
Jaume Guillamet. El cónsul Lesseps. El País 08,12,2005.

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