jueves, 6 de febrero de 2020

LECTURAS Y AUTORES RECOMENDADOS,


Ecos de Proust. Distintas formas del amor


No es fortuito que un especialista en la obra de Marcel Proust como André Aciman (Alejandría, 1951) haya elegido escribir novelas donde el amor que un hombre siente por hombres y mujeres a lo largo del tiempo transforme la vida de ese personaje incluso cuando aquellos a los que amó no estén junto a él, salvo en la memoria y en el lenguaje áspero de las cosas que pueden haber dejado. Después de la consagración internacional que obtuvo con su primera novela, Llámame por tu nombre, de 2007, donde el narrador nacionalizado estadounidense seguía el ritmo de los días de Elio y Oliver en un pueblo del norte de Italia durante el verano, Aciman escribió otras dos novelas, que fueron traducidas como Ocho noches blancas (con Henry y Clara en el dúo erótico protagónico), y Harvard Square, en la que otra vez dos hombres jóvenes asumen los papeles principales. En Variaciones Enigma, su novela más reciente, Aciman intenta condensar en cinco partes (o movimientos, en el sentido musical de la palabra) el anhelo que perseguían aquellos dos personajes de su debut literario: volver a sentir amor como la primera vez. "Amamos una sola vez en la vida, me había dicho mi padre, a veces demasiado pronto, otras demasiado tarde; las demás veces son un poco premeditadas", se lee en el "primer movimiento" de Variaciones Enigma, que comparte título con una composición que el músico Edward Elgar dedicó a sus íntimos. La nueva novela de Aciman se publica en la Argentina después del éxito de la versión cinematográfica de Llámame por tu nombre, dirigida por Luca Guadagnino.

En "Primer amor", el segmento más logrado de Variaciones Enigma (tanto que algunos críticos señalaron que si se hubiera publicado solo esa parte el texto se hubiera vuelto un clásico de inmediato), Paul, un chico que veranea con sus padres en la isla de San Giustiniano, se enamora de Giovanni, un ebanista que restaura para la familia de Paul unos muebles antiguos. El relato de Paul se desdobla. Por un lado, cuando desembarca en la isla, diez años después del descubrimiento de la pasión, con la excusa de visitar el terreno donde se levantaba la casa familiar. "Nada había cambiado. Quizá fuese yo quien no había cambiado. No sabía si me decepcionaba o me gustaba no haber superado nada de aquello", piensa Paul mientras recorre la isla. Por otro lado, la historia se sumerge en el pasado y despliega la fascinación del chico por un hombre diez años mayor que él. "Era alto, esbelto, de veintimuchos, no lo había visto nunca tan de cerca. Ojos, labios, mejillas, mentón. Tardaría años en saber qué me había impactado exactamente de cada rasgo", recuerda. En secreto, sin que sus padres lo sepan, Paul visita con regularidad el taller de Nanni, que le permite trabajar con él y con su hermano menor en el arreglo de los muebles de la familia. Ese será el mayor grado de intimidad que alcanzarán juntos. Hacia el final, el autor reserva para Paul y los lectores el develamiento de un triángulo sentimental que también se insinuaba en Llámame por tu nombre.

Las estrategias literarias de Aciman no siguen las líneas de otros narradores que dedicaron páginas al amor entre hombres. De hecho, a diferencia de lo que pasa en las novelas de David Leavitt y Michael Cunningham (por nombrar a otros dos escritores estadounidenses), no hay ninguna referencia a la identidad gay o bisexual del protagonista. Paul ama a hombres y mujeres, si no por igual, con una intensidad similar. Puede sentir celos de un hombre que se acerca a su mujer y timidez ante el cuerpo desnudo del hombre que desea. En una novela argentina reciente, Fuimos, de 2018, Daniel Tevini deshace el camino hacia el pasado para reconstruir un romance entre dos adolescentes varones, con el trasfondo de la dictadura militar. Damián, el protagonista de Fuimos, comparte con el Paul niño el carácter furtivo de su devoción por el cuerpo de otro hombre. "Esos sentimientos que nos sucedían debían coronarse, alcanzar su cima, y no habría forma de lograrlo si no eran puestos en palabras sobre el mundo. Pero nombrarlos era generar un cerco, izar límites, vaciarlos de la libertad de lo no dicho. Y eso no lo sabíamos", evoca el narrador.


En las partes siguientes de Variaciones Enigma, Paul no es un niño ni un joven de barba rojiza, graduado en Letras clásicas. Es un profesional establecido, que vive en Nueva York, da clases de literatura, traduce a George Orwell al griego y escribe y edita artículos académicos. No obstante, los paseos, encuentros y esperas que se daban en la isla italiana aún moldean sus recorridos por bares, restaurantes, pastelerías, salas de cine y de conciertos, que reemplazan los atajos y umbrales de San Giustiniano. "Amé cada minuto del camino", piensa Paul luego de una salida con una mujer mucho más joven que él. Porque los amantes son otros ahora. Maud, su pareja que parece hechizada por un colega en "Fiebre primaveral"; Manfred, un robusto tenista con el que tarda varios meses en acostarse; Chloe, una excompañera de Harvard con la que mantiene una relación paralela mientras convive con Manfred, y una joven escritora interesada en la tempestuosa vida de María Malibrán, una cantante de ópera española, en "Abingdon Square". En el capítulo final de la novela ensaya una suerte de canto de cisne a la capacidad de Paul de despertar el deseo erótico en otros. Así y todo, la música de Aciman sigue siendo la misma. Ante la imposibilidad de recuperar los mundos perdidos, la vida siempre ofrecerá oportunidades (o espejismos) que podrían aliviar el creciente peso de la nostalgia a medida que se envejece.


VARIACIONES ENIGMA
ANDRÉ ACIMAN
ALFAGUARA
TRAD.: INMACULADA C. PEREZ PARRA
320 PÁGINAS, $799

Libro FUIMOS
FUIMOS
DANIEL TEVINI
CONEJOS
246 PÁGINAS
$450


D. G.

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