Un artefacto breve y original
Oscar Taborda (Rosario, 1959) logró un considerable estatus de culto con su novela Las carnes se asan al aire libre (1996),`
en la que jugaba a desestructurar el estilo narrativo de Juan José Saer y hacía un uso original y poderoso de la ciudad de Rosario y sus islas.
Los poemas de 40watt (1993)
y La ciencia ficción (2018),
sus otros dos libros, aportaron a la causa, pero es en su forma de relatar donde se vuelve más evidente su voluntad laberíntica de construir y destruir a la vez todo el tiempo.
Sumisión es una narración breve, hecha de numerosos fragmentos de extensión pareja. con un guiño muy teórico, el protagonista no se llama cristian o aurelio, sino U. Desde el comienzo hay varios ganchos narrativos. En un mundo barrial, consumista, popular y decaído, el personaje se decide a comprar un casco barato al que le ha echado el ojo y que sirve para viajar en el tiempo. Esa línea ficcional aparece y desaparece, mezclándose con otras decenas, en que aparecen varias mujeres y el travestismo seco (casi podría decirse hardboiled) que ejerce para volver a un momento del pasado en que visitará a (o será) su madre.
El epílogo se titula “Siete claves ligeramente autobiográficas”. Si bien las claves son tan personales que resultan impenetrables, el texto sirve para definir lo hecho en Sumisión. Taborda explica que, aunque breve, comenzó el libro hace unos quince años. lo retomó en 2017 con la voluntad de escribir alrededor de mil caracteres para cada párrafo y lograr que cada uno de ellos tuviera algún elemento que propulsara el párrafo siguiente. no hay estrictamente una línea narrativa, aunque sí funciona como aglutinante el muy económico casco temporal.
El vocabulario emplea a menudo términos del mundo industrial. También se acude más de una vez una telenovela, que se convierte en nuevo elemento de la trama. En ese sentido, el autor parece entrar y salir de su propia “novela” sin parar. Si el lector está interesado en ejercer un derecho semejante con la lectura, sin exigir continuidades o climas, disfrutará del libro. Si se sigue el hilo de la lectura, pronto descubrirá que el complejo aparato, hecho casi con la intención furiosa de que no despegue, misteriosamente, como el histórico avión de los hermanos Wright, termina al final por levantar vuelo. El volumen se completa con un prólogo de Selva Almada y varios excelentes dibujos de Victoria Ruiz Días.
E. E. G.
Sumisión es una narración breve, hecha de numerosos fragmentos de extensión pareja. con un guiño muy teórico, el protagonista no se llama cristian o aurelio, sino U. Desde el comienzo hay varios ganchos narrativos. En un mundo barrial, consumista, popular y decaído, el personaje se decide a comprar un casco barato al que le ha echado el ojo y que sirve para viajar en el tiempo. Esa línea ficcional aparece y desaparece, mezclándose con otras decenas, en que aparecen varias mujeres y el travestismo seco (casi podría decirse hardboiled) que ejerce para volver a un momento del pasado en que visitará a (o será) su madre.
El epílogo se titula “Siete claves ligeramente autobiográficas”. Si bien las claves son tan personales que resultan impenetrables, el texto sirve para definir lo hecho en Sumisión. Taborda explica que, aunque breve, comenzó el libro hace unos quince años. lo retomó en 2017 con la voluntad de escribir alrededor de mil caracteres para cada párrafo y lograr que cada uno de ellos tuviera algún elemento que propulsara el párrafo siguiente. no hay estrictamente una línea narrativa, aunque sí funciona como aglutinante el muy económico casco temporal.
El vocabulario emplea a menudo términos del mundo industrial. También se acude más de una vez una telenovela, que se convierte en nuevo elemento de la trama. En ese sentido, el autor parece entrar y salir de su propia “novela” sin parar. Si el lector está interesado en ejercer un derecho semejante con la lectura, sin exigir continuidades o climas, disfrutará del libro. Si se sigue el hilo de la lectura, pronto descubrirá que el complejo aparato, hecho casi con la intención furiosa de que no despegue, misteriosamente, como el histórico avión de los hermanos Wright, termina al final por levantar vuelo. El volumen se completa con un prólogo de Selva Almada y varios excelentes dibujos de Victoria Ruiz Días.
E. E. G.
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