Luis Felipe Noé: “La pandemia no es el caos en sí mismo, es una forma de manifestación del eterno caos”
Único acto de socialización universal”. Esa es la definición de “pandemia” que Luis Felipe Noé, uno de los grandes protagonistas de la escena del arte en la Argentina, acaba de incluir en una compilación de sus propias acepciones de palabras. “Lo único que está socializado en el mundo es una enfermedad”, agrega en diálogo “Yuyo”, activo como siempre a sus 87 años, más de una década después de haber representado al país en la Bienal de Venecia y a casi sesenta del nacimiento del grupo Nueva Figuración, que integró con Ernesto Deira, Rómulo Macciò y Jorge de la Vega.
Días atrás presentó el libro El arte entre la tecnología y la rebelión: en torno al ’68 (Argonauta), que comenzó a escribir en 1967 y que se suma a la larga lista de los que lleva publicados.
Entre ellos, el célebre Antiestética (Van Riel, 1965) y Mi viaje. Cuaderno de bitácora (El Ateneo, 2015), autobiografía que pesa cinco kilos.
En su casa de Monserrat, ubicada a pasos de San Telmo y Constitución, ya trabaja en el próximo dedicado al caos, tema que atraviesa toda su obra. Pero además está pintando el decimotercer cuadro iniciado desde que comenzó la cuarentena —varios de ellos inspirados en la pandemia, como el que ilustra la tapa de este suplemento—, poco después de haber presentado una muestra en el Palacio Duhau. —Igual que vos, que vivís en el límite entre tres barrios, ¿creés que también estamos viviendo una época límite? ¿Habrá algún cambio de paradigma?
—Creo que siempre estamos viviendo en épocas límite, pero no nos damos cuenta. En algunos momentos nos damos cuenta del límite cuando el límite ya aconteció. Cuando hay algo definitivo, por ejemplo una declaración de guerra. ¿En qué límite estamos ahora? La gente tiene la sensación de que el futuro va a ser distinto después de esta experiencia. Y veremos… Creo que los intereses económicos van a ser los mismos, la falta de conciencia moral de los que no la tienen va a ser la misma, las dificultades van a ser las mismas o mucho más graves… Tal vez, todo agravado pueda poner un límite a ciertas cosas y hacer que terminen, pero creo que es difícil. Es evidente que en algo se va a poder decir “antes y después de la pandemia”, pero no sé cómo será ese después.
En su casa de Monserrat, ubicada a pasos de San Telmo y Constitución, ya trabaja en el próximo dedicado al caos, tema que atraviesa toda su obra. Pero además está pintando el decimotercer cuadro iniciado desde que comenzó la cuarentena —varios de ellos inspirados en la pandemia, como el que ilustra la tapa de este suplemento—, poco después de haber presentado una muestra en el Palacio Duhau. —Igual que vos, que vivís en el límite entre tres barrios, ¿creés que también estamos viviendo una época límite? ¿Habrá algún cambio de paradigma?
—Creo que siempre estamos viviendo en épocas límite, pero no nos damos cuenta. En algunos momentos nos damos cuenta del límite cuando el límite ya aconteció. Cuando hay algo definitivo, por ejemplo una declaración de guerra. ¿En qué límite estamos ahora? La gente tiene la sensación de que el futuro va a ser distinto después de esta experiencia. Y veremos… Creo que los intereses económicos van a ser los mismos, la falta de conciencia moral de los que no la tienen va a ser la misma, las dificultades van a ser las mismas o mucho más graves… Tal vez, todo agravado pueda poner un límite a ciertas cosas y hacer que terminen, pero creo que es difícil. Es evidente que en algo se va a poder decir “antes y después de la pandemia”, pero no sé cómo será ese después.
Ahora estoy escribiendo un libro sobre la asunción del caos. La idea que tengo del caos es que hay tantas cosas que interfieren entre sí, que hacer una presunción sobre el futuro es imposible. Que hay una cantidad de cosas que están latentes, por formularse, es evidente. Ahora, cuál de todas esas cosas va a ser la prioritaria, eso depende de la dinámica de los hechos que se producen.
—¿Por qué tu libro se llama Asunción del caos?
—Se trata de asumir esa vaguedad. ¿De qué hablamos cuando se habla del caos? Asumir es tomar conciencia de cómo convivimos con el caos. —¿Asumir el caos podría ser una de las claves de esta nueva era?
—¿Por qué tu libro se llama Asunción del caos?
—Se trata de asumir esa vaguedad. ¿De qué hablamos cuando se habla del caos? Asumir es tomar conciencia de cómo convivimos con el caos. —¿Asumir el caos podría ser una de las claves de esta nueva era?
—No tiene que ver con la actualidad; tiene que ver con la historia del mundo, del universo. El caos tiene más que ver con el verbo “ser” que con el verbo “estar”. Es en sí mismo, no es una circunstancia. Lo que pasa es que en algunos momentos es más evidente. Hay momentos en que está disfrazado de tranquilidad y orden, pero está sucediendo latentemente siempre. Porque es un juego de estructuras que se intercambian y se interrelacionan. La pandemia no tiene que ver con esto, sino que simplemente es una cosa inesperada en ese acontecer caótico. Pero no es el caos en sí mismo, es una forma de manifestación del eterno caos. Lo que sorprende, simplemente, es que es absolutamente universal. Y en el mismo momento. El caos no es un concepto, es una vaga concepción que no tiene contrario. No asocio caos a desorden. Caos tiene algo que ver con la totalidad de lo inasible. Es la vida que nos constituye, en cierto modo, desde siempre. —¿Cuál es el rol del artista en este momento?
—No creo que el artista tenga un rol especial. Lo que sí creo es que el rol lo tiene el espíritu del ser humano. El arte es otra forma de manifestarse del espíritu. El rol no es del artista, sino de la sensibilidad humana. Tomar “consciencia” —la palabra que se escribe con s y tiene que ver con la subjetividad y el sí mismo, no la “conciencia” más general— de la responsabilidad que existe para todo el mundo de superar los problemas que son cada vez más terribles. Como el hambre, la guerra y la peste.
C. CH.
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