Con la belleza de Kawabata
LOS AÑOS TRISTES DE KAWABATA
Miguel Sardegna
Odelia Editora 172 páginas
$ 820
El narrador hace un paralelismo constante entre la obra del premio nobel de literatura de 1968 y su propia vida. “Desde la muerte de papá, las referencias a Kawabata me asaltaban en todo momento. Era como si lo hubiera silenciado por tanto tiempo, asociándolo con mamá, que ahora, liberado el recuerdo de mis años de infancia, volvía con una potencia desatada”, escribe. Sardegna hace así de la “presencia de muerte”, clave de los textos del escritor, el quid de su novela. En la escritura, se nota la lectura minuciosa de otros autores japoneses: Yukio Mishima, Kenzaburo Ōe o el nipón adoptivo laf ca dio he arn. losaños tristes de Kawabata es una ficción metaliteraria, en la que, al igual que Kawabata, se busca la belleza aún en los sucesos más tristes.
“Me interesaba leer a Kawabata atendiendo solo a su juventud huérfana. atender pistas en esa clave”, dice Facundo, el protagonista de Los años tristes de Kawabata, de Miguel Sardegna (Buenos aires, 1978). Es que la orfandad es lo que marca al personaje principal y motor de la novela. Facundo es profesor de literatura japonesa de la Universidad de Buenos aires. En mitad de una clase, se entera por un llamado telefónico que su padre ha muerto. Si bien había perdido el contacto con él, su deceso lo hará rememorar su infancia y los silencios alrededor del suicidio de su madre.
Dividida en tres partes, la historia transcurre entre Buenos aires y Kioto, entre el presente y el pasado. la primera y la última son narradas por el propio Facundo; mientras que la del medio, más breve, relata en tercera persona su niñez y el episodio de la muerte de la madre. algo en ese alejamiento de la voz hace que el dolor de los recuerdos sea más inteligible.
la primera sección transcurre en Buenos aires y se centra en la relación con el padre, su funeral y unas cartas. la última, sucede en Kioto. Facundo viaja a Japón con la excusa de escribir una biografía del gran escritor Yasunari Kawabata, pero la travesía esconde una búsqueda de respuestas sobre su madre. por un lado, el desafío de comprender su muerte, pero también el de descubrir quién era esa mujer enigmática marcada por el desarraigo. Kumiko era una niña solitaria. Facundo se entera en su viaje que en las obras del escritor japonés había encontrado un refugio. Él rememora su niñez, donde leía esos tomos amarillentos a escondidas. Es en ellos donde empieza a distinguir los primeros kanjis (la madre nunca comparte su lengua) y a adentrarse en el mundo onírico del Japón.
Dividida en tres partes, la historia transcurre entre Buenos aires y Kioto, entre el presente y el pasado. la primera y la última son narradas por el propio Facundo; mientras que la del medio, más breve, relata en tercera persona su niñez y el episodio de la muerte de la madre. algo en ese alejamiento de la voz hace que el dolor de los recuerdos sea más inteligible.
la primera sección transcurre en Buenos aires y se centra en la relación con el padre, su funeral y unas cartas. la última, sucede en Kioto. Facundo viaja a Japón con la excusa de escribir una biografía del gran escritor Yasunari Kawabata, pero la travesía esconde una búsqueda de respuestas sobre su madre. por un lado, el desafío de comprender su muerte, pero también el de descubrir quién era esa mujer enigmática marcada por el desarraigo. Kumiko era una niña solitaria. Facundo se entera en su viaje que en las obras del escritor japonés había encontrado un refugio. Él rememora su niñez, donde leía esos tomos amarillentos a escondidas. Es en ellos donde empieza a distinguir los primeros kanjis (la madre nunca comparte su lengua) y a adentrarse en el mundo onírico del Japón.
El narrador hace un paralelismo constante entre la obra del premio nobel de literatura de 1968 y su propia vida. “Desde la muerte de papá, las referencias a Kawabata me asaltaban en todo momento. Era como si lo hubiera silenciado por tanto tiempo, asociándolo con mamá, que ahora, liberado el recuerdo de mis años de infancia, volvía con una potencia desatada”, escribe. Sardegna hace así de la “presencia de muerte”, clave de los textos del escritor, el quid de su novela. En la escritura, se nota la lectura minuciosa de otros autores japoneses: Yukio Mishima, Kenzaburo Ōe o el nipón adoptivo laf ca dio he arn. losaños tristes de Kawabata es una ficción metaliteraria, en la que, al igual que Kawabata, se busca la belleza aún en los sucesos más tristes.
N. J.
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