jueves, 8 de octubre de 2020

LA FASCINACIÓN POR LOS 70....


Porque la década del 70 fascina a los argentinos y siempre está presente
Existen muchas respuestas posibles; muchas de ellas dependen del lado en el que cada uno se ubica en aquella época, ya sea por recuerdos propios o ajenos; pero la Década de los 70, es historia viva porque sigue involucrándonos en el presente, como núcleo del origen de las grietas que nos atraviesan. Las divisiones fratricidas en Argentina tiene un largo arraigo en nuestra historia, se comienzan a formar apenas iniciado el proceso de la Revolución de Mayo y las guerras civiles.
La historia de la Argentina no es un espiral de progreso, menos aún un encadenamiento de éxitos, pero nunca fue una historia gris, de gente aburrida, por más que la historia oficial bronceada lo intento hacer, pero esa es otra historia, valga la redundancia.
Los 70 atraen porque fueron una época en donde casi todos los argentinos se sintieron involucrados en diferentes grados y matices, básicamente lo hicieron en tres proyectos de país bien definidos, esos que se conoce en la historia como las tres patrias: la Patria Socialista, la Patria Peronista y la Patria Militar.
Cada una de ellas se encontraba mortalmente enfrentadas; el 25 de mayo de 1973, dos esas tres patrias fueron vivadas en la Plaza de Mayo por centenares de miles de argentinos felices debido a la vuelta del peronismo al gobierno; que de ese modo ponían fin a 18 años de proscripción.
¡Perón, Evita, la Patria Socialista! –coreaban los Montoneros, los más barullentos y numerosos, la replica de las columnas sindicales fue ¡Perón, Evita, la Patria Peronista!; mientras que los partidarios de la Patria Militar no cantaban nada, ni necesitaban hacerlo, asistían en silencio a los insultos de la muchedumbre contra todo aquel que tuviera uniforme, pero ese clima no auguraba nada bueno, se gestaba otra ola social, la de los contrarrevolucionarios, opuestos tanto a los guerrilleros como a los peronistas de Perón, era la Patria Militar que se sentaba a esperar el desgaste de las otras patrias, ya llegaría su momento de saldar cuentas y vengar agravios.
La Patria Socialista murió antes de nacer y la Patria Peronista se hizo añicos en muy poco tiempo, pero a turno la Patria Militar también fracasó; el sueño de los militares que dieron el golpe del 24 de marzo de 1976, montados en un consenso social difícil de olvidar, al gobierno constitucional de Estela Martínez de Perón sólo lo defendieron en la Plaza de Mayo unas 90 personas, que fueron mandados a sus casas tan rápido como llegaron, los militares venían a disciplinar a la sociedad como si fuera de plastilina; esa patria terminó desvaneciéndose no solo por los miles de detenidos-desaparecidos sino también por la crisis económica de principios de los 80 y debido a la estúpida guerra perdida de las Malvinas frente a Gran Bretaña y sus aliados, que ellos pusieron en movimiento para salvar un régimen que se desmoronaba.
Los protagonistas de las tres patrias eran todos idealistas y todos salieron a matar en nombre de sus ideales, animados por sus pasiones y doctrinas. Fue una tragedia social a la cual todos contribuyeron de manera tan activa, que los crímenes que cometieron se hicieron en función de un bien mayor, por hombres comunes que creían en una causa noble, pero la nobleza y las buenas intenciones nunca podrán disculpar los actos más impuros e innobles que se llevan adelante en su nombre.
Los 70 fueron una época de ideales grandiosos, vinculados nada menos que a la Liberación, la Revolución, Dios, la Patria, en esa efervescencia desembocaron los hombres de la izquierda como los de derecha, ambos eran capaces de acciones apocalípticas, que implicaban a veces el asesinato masivo o de una guerra sin restricciones donde todos eran culpables por acción u omisión. Una marcha hacia la locura donde los fines eran absurdos y desastrosos.
La insensatez social es independiente de la época, pero cuando esta se hace gobierno se vuelve sumamente peligrosa, por la influencia que irradia hacia las locuras individuales, porque se actúa de acuerdo a los deseos, haciendo a un lado los hechos.
Los 70 fueron una década vana, indecisa, noble, infame, llena de triquiñuelas, enconada, celosa y sólo ocasionalmente heroica, por eso nos sigue influenciando, hay una anécdota que es esclarecedora de la dinámica política de los 70, que cuenta que la última vez que Perón se encontró con los jefes montoneros en Puerta de Hierro les contó un chiste sin gracia. Al cumplir doce años, el padre de Jacobo le anuncia que dejó su regalo encima del ropero y que necesitará una escalera para alcanzarlo. El chico, lleno de ilusión, busca una, trepa los peldaños a la carrera y cuando llega arriba descubre que el techo del armario está vacío. "Papá, aquí no hay nada", grita, sorprendido. El hombre agarra entonces la escalera y se la quita de un tirón, y Jacobo se viene abajo y se da un golpe doloroso: "Hijo mío, mi regalo es que aprendas a no confiar ni en tu padre". Ellos nunca entendieron a Perón y así les fue.

D. M. 

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