sábado, 17 de octubre de 2020

OCTUBRE NUBOSO Y CON PRONÓSTICO DE TORMENTAS




El peronismo quiere dejar de ser virtual

Francisco Olivera

El Gobierno necesita que el acto de hoy por el 17 de octubre sea, pese a los discursos oficiales y a los spots de creativos neoperonistas, lo menos virtual posible. Lo admiten desde los Moyano, que impulsaron la alternativa de la caravana de autos y camiones, hasta los kirchneristas. No importa, a estas alturas, que abrir la puerta y bajarse al asfalto los equipare a quienes ellos mismos les vienen endilgando irresponsabilidad ante posibles contagios. Pablo Moyano lo publicó anteayer en su blog: "Para mí es imprescindible volver a las marchas, y revertir la imagen mediática que quiere imponer la oposición, gracias al gran apoyo de sus medios de comunicación, que pretenden generar un clima de crítica y descontento hacia el Gobierno como única postura y, así, volverse la minoría mejor vendida".
Esa necesidad de recuperar protagonismo involucra primero a Alberto Fernández, que celebrará el acto en la CGT con 25 personas y a quien se le ofrecerá además la jefatura del PJ para las próximas elecciones partidarias, previstas para el 20 de diciembre
Ya habrá tiempo de explicar la contradicción. Esa necesidad de recuperar protagonismo involucra primero a Alberto Fernández, que celebrará el acto en la CGT con 25 personas y a quien se le ofrecerá además la jefatura del PJ para las próximas elecciones partidarias, previstas para el 20 de diciembre. Y es también una urgencia sindical. No bien terminen los discursos en la sede de Azopardo, a eso de las 10, Moyano espera ganar las calles con entre 5000 y 8000 camiones en derredor de la Plaza de Mayo, donde se hará una ofrenda simbólica frente a la pirámide. Se supone que la manifestación será deliberadamente caótica y trabará el tránsito. "Masiva en cuanto al quilombo", la imaginaba ayer ante este diario un dirigente sindical. Los organizadores pretenden canalizar así el descontento de una militancia que votó a Alberto Fernández y lo ve ahora enredado y perdiendo energía con las prioridades de la vicepresidenta. Apuestan también a darle volumen para apurar cambios de gabinete en algún momento, acaso en diciembre, con nombres que respondan al PJ tradicional. "Gente que sepa jugar a la política: si vuelve Aníbal Fernández, nos olvidamos de las declaraciones diarias de Patricia Bullrich", dijo uno de los que estarán en la plaza.
Todo un dilema para el Instituto Patria, donde definen la convocatoria y la posibilidad de que el jefe del Estado presida el PJ con una antigua metáfora de Jorge Asís: es, dicen, un caramelo de madera ligeramente espolvoreado con azúcar impalpable. En algún momento, esos ensayos de autonomía llegaron a inquietar a Máximo Kirchner. Hay intendentes que recuerdan su reproche cada vez que aparecía en algún diario una referencia a eso que en el principio de la gestión llamaban albertismo. Pero la preocupación pasó. El kirchnerismo avala también el trabajo por una base electoral que últimamente ha tenido que resignarse viendo crecer desde la casa el protagonismo de la oposición.
 Dufour
Los empresarios contemplan el cuadro y la situación económica sumidos casi en la depresión. Comparten, no obstante, el planteo de la CGT: un Alberto Fernández débil dejará espacio a lo más radicalizado del Frente de Todos. Es el espíritu que se percibió esta semana en el Coloquio de IDEA. Es cierto que no se pueden alinear todos los discursos. Y que el miércoles, mientras Alberto Fernández lo inauguraba por teleconferencia, algunos ejecutivos aprovecharon para criticarlo como nunca antes: en simultáneo con las palabras presidenciales y sin la obligación de sobreactuar. Ventajas del forista. O la paradoja del empresario: desde la óptica del discurso, el primer coloquio virtual terminó siendo el más real. "Soy optimista de largo plazo, y a la vez, realista: hoy no quisiera que nos engañemos: todos sabemos que se puede estar peor", empezó Roberto Alexander, presidente del foro, momentos antes de que el jefe del Estado citara a Serrat con la idea exactamente opuesta: "Bienaventurados los que están en el fondo del pozo porque, de ahí en adelante, solo cabe ir mejorando". Lo que piensa el empresario argentino podría resumirse en realidad en un párrafo que, según consignó en la crónica de este diario Francisco Jueguen, escribió frente a la pantalla en ese momento Héctor Alfredo Poli, director de Pluspetrol: "El Presidente dice cosas que Cristina contradice. El problema de desconfianza es que él no se planta frente a Cristina Fernández. Parece que manda ella. Por eso no le puedo creer".
Pero todos valoraron el gesto de Alberto Fernández: haber sido el primer líder de un gobierno kirchnerista en participar. Hace varias semanas que se viene reuniendo con varios de ellos. En el fondo también coinciden: de un shock de oferta, que es lo que provocó el Covid en el mundo, se sale con inversión privada. El problema es que la idea no parece estar tan clara en todo el Gobierno. O al menos no en el Frente de Todos, desde cuya cuenta oficial salió el 22 de junio un tuit difícil de olvidar para los desconfiados: "Cuando todo esto haya pasado, vendrá una economía básicamente motorizada por el Estado, que, a través de la inversión pública, movilice los recursos necesarios para poner a la Argentina nuevamente de pie".
El fantasma de Vicentin no termina de disiparse. En las empresas dicen que algo se quebró a gran escala desde aquel proyecto de expropiación. Que empezó entonces una discusión ideológica y que la cerealera, hasta ese momento muy cuestionada en el sector agropecuario por haber incumplido, recabó adhesiones impensadas. El acto reflejo persiste hasta hoy: lo expuso la encuesta de la consultora D'Alessio Irol en el Coloquio. "Cuáles son los principales factores para aumentar la competitividad en el país" fue la consigna, y entre las primeras cinco respuestas de 250 socios de IDEA apareció esta: "Garantía de resguardo de la propiedad privada". Una demanda que, si se la compara con los resultados de julio, mes del último sondeo, y pese a la cancelación del proyecto sobre Vicentin, subió en adherentes. ¿Cuántas democracias occidentales tienen todavía el tema en un debate empresarial?
El origen del problema es ya un lugar común del establishment: "Falta de confianza". Consultados sobre el porqué, los más cuidadosos caen en un eufemismo: no es tan sencillo con una coalición gobernante. Pero la historia refuta el prejuicio. "Cardoso y Lula en Brasil, Lagos y el primer gobierno de Bachelet en Chile... hasta Angela Merkel encabeza en este momento un gobierno de coalición -enumeró a este diario el politólogo Ignacio Labaqui-. Los parlamentarismos suelen ser gobiernos de coalición. Y hay teóricos que afirman que, al contrario, son los presidencialismos los que generan iestabilidad en la democracia".

La palabra que los empresarios prudentes prefieren evitar es en realidad otra. Liderazgo. El teorema de Poli, el petrolero. Y el reclamo de la CGT. ¿Participará Cristina Kirchner del acto del 17 de octubre aunque sea de modo remoto? Imposible saberlo. La incógnita dobla la urgencia en el PJ: aun sin ella, cuantos más salgan a la calle, mayor respaldo tendrá el Presidente. ¿Y los contagios? Tal vez preocupen menos. Otra ironía de la pandemia: como los "anticuarentena", el peronismo pide a gritos salir de la virtualidad.

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