Los martes, orquídeas: el consagratorio debut en el cine de la diva máxima del espectáculo argentino
Mirtha Legrand y Juan Carlos Thorry en Los martes, orquídeas
Con el film de 1941 se inició la notable carrera en la pantalla de Mirtha Legrand, que disfrutó hace unos días de un gran reconocimiento por esa trayectoria durante la celebración de los 90 años de Argentina Sono Film
Marcelo Stiletano
Por si todavía le falta algo para coronar su extraordinaria vida artística como estrella máxima del espectáculo argentino, Mirtha Legrand recibió en la noche del lunes 7 el reconocimiento definitivo como figura fundamental de nuestro cine.
En esa velada, cumbre de la celebración por los 90 años de Argentina Sono Film, Legrand volvió a ver una de las grandes actuaciones de su vida, que también resultó decisiva en la etapa final de su trayectoria en la pantalla grande. Con todo, La patota (1960) no fue la última película que protagonizó antes de anunciar un prematuro y voluntario retiro. Luego, en una veloz secuencia, llegarían Sábado a la noche, cine (1960), Bajo un mismo rostro (1962), La cigarra no es un bicho (1963) y Con gusto a rabia (1965).
Pero La patota adquiere una significación especial para su gran figura. Cierra de manera inmejorable el gran arco interpretativo que Legrand fue configurando con sus apariciones en el cine a lo largo de dos décadas y media. La profesora de una escuela nocturna que es violada por sus alumnos es, seguramente, el papel más destacado de su última etapa como actriz de cine, caracterizada por la gran complejidad de sus papeles dramáticos.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/734MJUQP5NH7TKRTWVLZVBWKPU.jpeg)
Pero también se habló mucho en cada revisión de La patota (obra clave de la notable obra como director de Daniel Tinayre) de la pérdida definitiva de la inocencia que experimenta Paulina Vidal, el personaje encarnado por Legrand. Esa figura ingenua, soñadora e idealista es la que encontramos en los albores de su carrera y sobre todo en aquella primera aparición consagratoria, estrenada en 1941: Los martes, orquídeas.
En Cien años de cine argentino (Biblos, 2012), el investigador, docente y coleccionista Fernando Martín Peña nos recuerda que el estrellato de Mirtha, iniciado en esa película de Francisco Mugica, quedó ratificado “en variantes del mismo personaje durante algunos años”. Lo hizo a través de títulos tan recordados como El viaje, Cinco besos, La casta Susana, La pequeña señora de Pérez, Un beso en la nuca, El retrato, 30 segundos de amor y Como tú lo soñaste, entre otros.
Mirtha hizo buena parte de esos trabajos (empezando por Los martes, orquídeas) bajo el sello de Lumiton, la primera productora autónoma del cine sonoro argentino, según nos recuerda Peña en ese mismo libro. Luego, sobre todo en su gran etapa final, se convertiría en la gran estrella de Argentina Sono Film. “Los chistes incorrectos que diría en este momento José, que era fan de Lumiton”, recordó Peña durante la presentación de La patota en el auditorio del Malba evocando a otra gran figura, el director José Martínez Suárez, hermano mayor de Mirtha.
En ese mismo escenario, La patota podrá ser recuperada por el público en una función programada para la medianoche del sábado 26. Esta proyección forma parte de un vasto ciclo retrospectivo de 26 películas argentinas de distintas épocas, organizado para conmemorar las nueve décadas de Argentina Sono Film. Tal vez en el futuro una de las grandes apariciones en el cine de Mirtha Legrand encuentre una audiencia mucho más amplia a través del streaming si se cumplen los planes que tiene el actual propietario del estudio, Luis Alberto Scalella, promotor de un trabajo de rescate y puesta en condiciones de todo este histórico patrimonio fílmico.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/DP2T67J6VFEZBJ2NCCRJFUZVS4.jpg)
Lo que sí es posible recuperar ahora mismo a través del streaming es Los martes, orquídeas, disponible en la plataforma gratuita Cine.ar Play, cuyo catálogo está íntegramente conformado por producciones de origen nacional. En esa película empezó de verdad la colosal carrera artística de Mirtha Legrand, que por entonces era apenas una adolescente de 14 años. “No me pregunte por qué la elegí, porque no sé. Creo que fue lo mismo que le pasó al público. Me atrapó su ángel”, recordó el director de la película, Francisco Mugica, en uno de los dos tomos de Cien años de cine, colección elaborada y publicada por LA NACION.
Esta amable comedia romántica llegó a los cines cuando no había pasado un año de la aparición de Hay que educar a Niní y Novios para las muchachas, primeras apariciones en el cine (como extras) de las hermanas gemelas Rosa María Juana y María Aurelia Paula Martínez Suárez, que desde allí y para siempre, a instancias del productor y representante artístico Ricardo Cerebello, se convertirían en Mirtha y Silvia Legrand.
“Ha nacido una estrella”, tituló el diario El Mundo al día siguiente del estreno de Los martes, orquídeas. La película inauguró una corriente espontánea de unión entre la actriz y el público, que enseguida la adoptó como una de sus favoritas. En Los martes, orquídeas, la jovencísima Mirtha interpreta a “Elenita” Acuña, la menor de cuatro hermanas que comparten el sueño de enamorarse y encontrar al hombre de su vida.
De todas ellas, el personaje de Legrand es el menos agraciado de todos. No tiene la suerte de sus hermanas para encontrar novio y la sensación de que nunca podrá ser cortejada la llena de tristeza y resignación. Preocupado por la situación, su padre (Enrique Serrano, impar comediante de ese tiempo) inventa un plan para levantarle el ánimo convenciendo a un desconocido (el impecable Juan Carlos Thorry) para que se transforme en Efraín, su galán, el hombre que una vez por semana deja en sus manos un primoroso ramo de orquídeas.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/KNAXHCXEHVGQJDXQ3WD5ZKV4RY.jpg)
Revisada hoy, a ocho décadas de su estreno, la película queda a la vista claramente como el fruto artístico de un tiempo muy lejano. De hecho, en su aspecto formal, la película muestra con claridad los efectos del paso del tiempo. Con ese aire idealista, cándido y soñador propio de las heroínas románticas más puras, Legrand transforma allí a su Elenita en una figura completamente transparente que expresa sus sentimientos con estrofas poéticas frente al hombre que primero simula cortejarla y luego termina perdidamente enamorado de ella.
La interpretación de Mirtha Legrand “está en perfecto ajuste con el espíritu de la realización”, dijo la crítica en el momento de su estreno. La precoz actriz no necesita casi esforzarse para darle a su personaje todos los matices que necesita. Aquella primera aparición revela en Legrand su mayor virtud, una naturalidad admirable y asombrosa para transformarse en una gran heroína romántica, capaz al mismo tiempo de identificarse inmediatamente con el espectador.
Dos de los grandes críticos de cine de aquella etapa, Calki (Raimundo Calcagno) y Roland (Rolando Fustiñana), al dejar expresas sus impresiones sobre la película, también contribuyeron a la construcción temprana de ese gran mito llamado Mirtha Legrand. Esos testimonios quedan a la vista en el primer tomo de Un diccionario de films argentinos, monumental investigación de María Alejandra Portela y Raúl Manrupe. “Sus actores se limitan a dibujar a trazos rápidos y breves una comedia familiar, risueña y fácil de corte popular, pero extraordinariamente diáfana”, escribió Roland. “Es la comedia superamable donde ni siquiera hay que adivinar lo que va a pasar”, apuntó Calki.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/KDWNPJW7U5BNLFZ57Y4OM2GYHQ.jpg)
A excepción de una escena filmada en exteriores con un remate muy gracioso, en la que vemos a Legrand montar un caballo, el resto de la película transcurre en las clásicas escenografías hogareñas armadas en los estudios. Es tan admirable la soltura con la que se desplaza Legrand en ese tipo de ámbitos (no olvidemos que Los martes, orquídeas es su debut en un papel protagónico) que esa actuación es considerada virtualmente como fundacional, junto a la película, del gran ciclo de comedias brillantes del cine argentino en su época dorada.
Tan fuerte resultó el impacto provocado por el estreno de Los martes, orquídeas, y tan atractivos sus principales atributos, que la película logró un nuevo triunfo a través del inesperado camino que la llevó a Hollywood. Nada menos que uno de los grandes estudios, Columbia Pictures, tomó el argumento original de Carlos Olivari y Sixto Pondal Ríos para transformarlo, a modo de remake, en uno de los grandes musicales de Fred Astaire y Ginger Rogers, Bailando nace el amor (You Were Never Lovelier, 1942), de William Seiter.
Un año antes, cuando Los martes, orquídeas se estrenó en los cines de la Argentina, nadie percibió que en ese momento Mirtha Legrand era una figura sin la más mínima experiencia. Lo que se veía en pantalla mostraba todo lo contrario. El gran personaje de toda su carrera en el cine, la joven mujer llena de ilusiones románticas que padecía más de un sufrimiento durante esa búsqueda del amor ideal nunca tuvo secretos para ella.
Era tanto su aplomo y tan poderosa la seguridad que transmitía en la interpretación que esa chica adolescente que apenas iniciaba su carrera ya mostraba, en ese primer y revelador papel, que podía ser una actriz consumada. Y también una intérprete con enorme talento y perspicacia para la comedia, estimulada también por el talento de grandes compañeros de elenco como Serrano y Thorry, dotados de una vis cómica absolutamente natural.
En 1941 todavía estaban lejos de la perspectiva de Legrand los personajes más densos y exigentes encarnados en las películas de Tinayre, con quien se casaría en mayo de 1946. Los martes, orquídeas fue el primer hito de una carrera notable, reivindicada una vez más en la celebración de los 90 años de Argentina Sono Film.
Los martes, orquídeas, está disponible en Cine.ar Play
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.