miércoles, 2 de agosto de 2023

ODER GALOR Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL




Oded Galor: “La inteligencia artificial podría impulsar algo tan fenomenal como lo que ocurrió durante la industrialización”
Oded Galor
El economista, profesor en la Universidad de Brown, confía en la resiliencia humana, incluso en una época tan crítica como la actual: “la humanidad tiene un gran poder para avanzar”, asegura
Lucila Pinto
En miles de oficinas y laboratorios alrededor del mundo, académicos y científicos diseccionan unidades pequeñas del universo: observan datos para encontrar relaciones, construyen teoría sobre piezas minúsculas de la realidad. Sus contribuciones hiper especializadas forman la trama del conocimiento científico. Y ese conocimiento es cada vez más hiperespecializado. En una oficina en la Universidad de Brown, en Providence, Estados Unidos, un científico renacentista realiza el gesto contrario: Oded Galor busca explicar toda la historia de la humanidad. Busca crear un modelo, una teoría, que explique la trayectoria desde el estancamiento —ese 99,9% de la historia en la que las condiciones de vida se mantuvieron a un nivel más o menos constante– hacia el crecimiento repentino y explosivo hace unos doscientos años. ¿Por qué se produjo ese cambio? ¿Qué hizo que saliéramos de lo que llama “la trampa de la pobreza”, que hacía que a cada aumento de la productividad le siguiera un crecimiento poblacional proporcional, que generaba un contrapeso a ese crecimiento inicial? ¿Y por qué, a pesar del salto que dimos hace dos siglos, las regiones del mundo no convergieron a la misma velocidad hacia el desarrollo?
“Cuando intentamos entender el recorrido de la humanidad, la evolución en las sociedades humanas en los últimos 300.000 años desde la aparición del homo sapiens en África, es bastante evidente que una parte significativa de la desigualdad en todo el mundo hoy en día se pueden rastrear hasta fuerzas que operaron en el pasado distante”, dice a La Nación. A diferencia de otros divulgadores de las grandes explicaciones de la historia de la humanidad —la referencia obligada es el historiador y autor de bestsellers Yuval Harari—, Galor construye su propia teoría. En concreto, la “teoría del crecimiento unificado”, que luego llevó a una versión apta para un público no necesariamente académico en el libro El viaje de la humanidad. El big bang de las civilizaciones: el misterio del crecimiento y la desigualdad, editado en la Argentina por Planeta (2022). Galor es tanto un productor de conocimiento –en el sentido de que él mismo es un científico, y las explicaciones que produce toman la forma de modelos económicos y se crean dentro del marco del sistema científico— como un divulgador.
El economista Oded Galor
“Hace solo unas décadas, el campo del desarrollo económico se centraba en cada fenómeno individual de forma aislada. Estos modelos predijeron que las sociedades convergerían entre sí con el tiempo y, como resultado, la desigualdad disminuirá entre las naciones. Pero lo que vimos en los últimos 200 años es una increíble divergencia de los niveles de vida en todo el mundo. Como resultado, se convirtió en una necesidad desarrollar teorías que sean más amplias, que puedan capturar el proceso de desarrollo en su totalidad. Esto me llevó en las últimas tres décadas a desarrollar lo que se conoce como ‘teoría del crecimiento unificado’, es decir, una teoría que captura el proceso de desarrollo en su totalidad, en lugar de centrarse en cada episodio individual asociado con este proceso”, explica.
-Estamos hablando acerca de producción de conocimiento, y de hecho las innovaciones tecnológicas y el aumento del conocimiento tienen un lugar importante en tu teoría del crecimiento.
-En efecto, la creación de conocimiento es muy importante en el proceso de desarrollo, pero con algunos reparos. Lo que definí en el libro como “el misterio del crecimiento económico” es el hecho de que las sociedades pasaron el 99,9% de la historia humana en un estado de estancamiento y luego, en los últimos 200 años, vemos esta metamorfosis dramática de los niveles de vida. Esto es un subproducto de la formación del conocimiento. Pero, curiosamente, durante ese 99,9% de la existencia humana la formación de conocimiento y el progreso tecnológico se tradujeron en más cantidad de personas pero no en más prosperidad para las personas. En el curso de la historia, cuando la tecnología avanza y los recursos se expanden, gran parte de estos recursos se utilizan para mantener a más niños y más niños sobreviven. Como resultado de ello, el tamaño de la población humana se expande. Y con el tiempo, a pesar del progreso tecnológico, hay un aumento proporcional en el tamaño de la población humana que lleva el ingreso per cápita a la posición de equilibrio anterior. Entonces, durante la mayor parte de la existencia humana, vemos este ciclo en el que el progreso tecnológico genera un aumento temporal de la renta per cápita. Pero después la población se ajusta y devuelve el ingreso per cápita a donde solía estar. En consecuencia, durante este período de 300.000 años, las sociedades se encuentran en lo que definimos como una trampa malthusiana o de pobreza, sin apenas cambios en los niveles de vida. Y luego algo muy dramático ocurre en los últimos 200 años, que tiene que ver con los cambios en el ritmo del progreso tecnológico.
"La igualdad de género es un elemento importante en la transición del estancamiento al crecimiento. No es necesariamente un bien de lujo que surge una vez que la sociedad es próspera y comienza a ceder más derechos y más poder a las mujeres
-¿Qué es entonces lo que cambió hace dos siglos para que ese salto en los niveles de vida se produjera?
-Más cantidad de personas implica más innovadores potenciales, más demanda de innovaciones y, en consecuencia, más progreso tecnológico. En el curso de la historia humana, el progreso tecnológico, el tamaño de la población humana y luego la adaptación de la población humana giran inicialmente muy, muy lentamente. Pero poco a poco van ganando impulso y luego, en cierto punto, el progreso tecnológico se vuelve tan rápido que las personas deben comenzar a invertir en la educación de sus hijos para equiparlos con herramientas para navegar este entorno tecnológico que cambia rápidamente. Entonces, los padres comienzan a invertir en la educación de sus hijos, pero los padres son demasiado pobres para pagar esta educación sin economizar en algún otro elemento. No pueden economizar en su propio consumo porque ya está muy cerca del nivel de subsistencia y, como resultado de ello, reducen el número de hijos. Cuando las sociedades llegan al siglo XIX en Europa Occidental, el progreso tecnológico se acelera. La demanda de capital humano aumenta, los padres comienzan a invertir en la educación de sus hijos y la fecundidad cae. El incremento de productividad de la tecnología deja de ser compensado por el aumento de la población. Y en consecuencia empezamos a ver un crecimiento sostenido de la renta per cápita. Entonces, sí, el progreso tecnológico es fundamental, pero es muy importante comprender que durante la mayor parte de la existencia humana hubo progreso tecnológico pero no cambios en el nivel de vida. Y es solo cuando este progreso tecnológico alcanza hasta un punto crítico es que vemos esta dramática mejora en los niveles de vida que el mundo experimentó en los últimos 200 años.
-En la manera en la que aprendemos la historia, la Revolución Industrial es muchas veces la explicación a ese crecimiento en los niveles de vida. Pero al leer tu libro, la Revolución Industrial parece ser en realidad una consecuencia de muchas otras variables, que llevaron al incremento de los niveles de vida, y no una causa.
-Sí. En gran medida, la revolución industrial es una pista falsa. --No es la fuente del cambio. Es la aceleración tecnológica la que provocó la demanda de capital humano, la disminución de la fertilidad y la transición al crecimiento moderno. Pero no está necesariamente asociado con la tecnología industrial. No hay nada sagrado en la tecnología industrial. Es simplemente una etapa en el proceso del progreso tecnológico. Si mirás las sociedades contemporáneas, las regiones que se industrializaron primero no son necesariamente las más prósperas de sus países. ¿Por qué? Porque la industrialización condujo a la especialización en la producción de bienes intensivos de baja calificación. Inicialmente, generaron cierta demanda de capital humano, pero a la larga, tuvieron una difusión tecnológica limitada y una demanda limitada de capital humano. El catalizador del crecimiento económico son industrias muy intensivas en educación, en capital humano, en derrame tecnológico. Es la era del cambio y del progreso la que provocó esta transición del estancamiento al crecimiento, no la industrialización per se.
-Existe esta narrativa muy conservadora, particularmente en países con muchos problemas económicos como Argentina, que dice que todavía no debemos concentrarnos en políticas destinadas por ejemplo a la igualdad de género porque primero tenemos que resolver esos problemas económicos estructurales. Pero en tu libro el aumento de la igualdad de género es de hecho uno de los factores que explican el desarrollo.
-La igualdad de género es un elemento importante en la transición del estancamiento al crecimiento. No es necesariamente un bien de lujo que surge una vez que la sociedad es próspera y comienza a ceder más derechos y más poder a las mujeres. El proceso de desarrollo es el proceso de mecanización y el reemplazo de la fuerza física por la fuerza mental, lo que de alguna manera le dio gradualmente un papel más importante a las mujeres. Cuando pensamos en el tipo de estrategias que pueden impulsar el crecimiento a largo plazo, ciertamente una de ellas debería apuntar a la igualdad de género, porque aumenta la participación de las mujeres en la fuerza laboral. Y esta es una fuerza fundamental para incrementar la productividad laboral promedio. En segundo lugar, la igualdad de género es una fuerza importante en la disminución de la fecundidad, lo que libera al proceso de crecimiento del efecto compensador del incremento de la población.
-Con respecto a las raíces de la desigualdad, el libro desarrolla un abanico de variables que pueden explicarla. Si tuvieras que centrarte en el caso de América Latina, ¿qué variables creés que tienen más peso en la explicación?
-Mi mirada sobre la desigualdad en el mundo en su conjunto es holística. Creo que todos los factores son importantes. Las instituciones, las fuerzas culturales, la geografía y la diversidad humana son todas importantes. Pero cuando me concentro en América Latina en particular, creo que hay ciertas fuerzas que parecen mucho más importantes que en otros lugares. Un elemento tiene que ver con la geografía del lugar, específicamente la dotación geográfica que llevó en gran medida a una concentración relativamente grande de plantaciones y propiedad de tierras, y en última instancia, a la creación de instituciones que inicialmente fueron diseñadas para sostener la desigualdad y mantener el statu quo. Así, se formó un legado geográfico que permitió que la desigualdad se mantuviera. Naturalmente, los propietarios de tierras tienen un incentivo limitado para invertir en la educación de los trabajadores, porque la educación es un vehículo que permite pasar del sector agrícola al sector industrial, donde se demanda más educación. Es decir que, en el contexto de América Latina, entran en juego dos elementos importantes. Uno de ellos es la geografía, que en gran medida condujo a la concentración de la propiedad de la tierra y a instituciones extractivas. Y el otro son las instituciones en sí mismas, que persistieron con el tiempo y llevaron a la situación actual en la que la corrupción es prevalente y hay una falta de confianza en los gobiernos, lo cual perjudica el desarrollo económico en su conjunto
"El medioambiental es quizás el desafío más importante y significativo al que se ha enfrentado la humanidad. Creo que estamos afrontando este desafío preparados en muchas dimensiones"
-Otro elemento fundamental en su teoría son las revoluciones tecnológicas. ¿Clasificarías al momento de explosión de la inteligencia artificial que estamos viviendo hoy como una revolución tecnológica? ¿Creés que tiene el potencial de aumentar la productividad exponencialmente o solo marginalmente?
-Creo que la inteligencia artificial representa un cambio tecnológico potencialmente transformador en lugar de incremental. Será un cambio importante que requerirá grandes ajustes y un período de transición. Desplazará a una gran cantidad de trabajadores de ocupaciones tradicionales. Sin embargo, a largo plazo, las personas que se adapten gradualmente desarrollarán habilidades que puedan complementar estas tecnologías. Esto implicaría que las sociedades deberán invertir más en garantizar la igualdad de oportunidades, para que cada individuo tenga la posibilidad de invertir plenamente en sí mismo y poder disfrutar de esta lotería tecnológica. Además, las sociedades deberán estar abiertas a la posibilidad de crear redes de contención para aquellos individuos que serán desplazados a corto plazo por estas nuevas tecnologías. Dicho esto, creo que sí podemos dar otro gran salto adelante, pero quizás en una dimensión ligeramente diferente al que vivimos hace 200 años. Por ejemplo, actualmente, la semana laboral es de aproximadamente 35 o 40 horas. No me sorprendería que, especialmente con las tecnologías de inteligencia artificial, podamos realizar nuestras tareas en un período mucho más corto, lo que resultará en una gran mejora en nuestra calidad de vida al permitirnos dedicar mucho más tiempo al ocio que antes. Sin embargo, no descarto tampoco la posibilidad de que haya un despegue tremendo en la prosperidad económica en todo el mundo. Podríamos presenciar algo tan fenomenal como lo que ocurrió durante la industrialización. Este es un período transformador.
Oded Galor confía en las ventanas de oportunidad ligadas a la IA
-Y para hablar sobre otro tema muy actual, escribís sobre el cambio climático y planteás esta pregunta: ¿esta crisis nos va a destruir? ¿O, debido al conocimiento y al declive en la fertilidad, vamos a encontrar las soluciones y las innovaciones tecnológicas necesarias para hacer la transición? Da la impresión de que tendés a inclinarse hacia la segunda opción.
-Sí, creo que tiendo a ser un poco más optimista que la mayoría sobre el futuro de la humanidad en el contexto del desafío medioambiental, aunque sí considero que el medioambiental es quizás el desafío más importante y significativo al que se ha enfrentado la humanidad. Creo que estamos afrontando este desafío preparados en muchas dimensiones. Cuando pensamos en el cambio climático y las emisiones de carbono, el comienzo del proceso se remonta a la Revolución Industrial. Observamos la contaminación industrial, el aumento gradual de las emisiones de carbono y el impacto final del cambio climático. Pero la Revolución Industrial está asociada con tres tendencias adicionales. Y en gran medida, contienen la solución al problema del cambio climático. Una de ellas es el aumento de la educación. La segunda es el enorme incremento en la capacidad de las personas para innovar. Y la tercera es la transición demográfica, el declive en la fertilidad. Cada una de ellas es muy importante para la resolución, la mitigación y, en última instancia, la reversión del cambio climático.
-Existe esta idea, aunque quizás ya superada, de que la historia ha terminado, porque al menos en el mundo occidental los problemas materiales y las grandes guerras están en gran medida resueltos. Pero ahora parece que la historia volvió. Tenemos guerras, Ucrania y Rusia, tuvimos una pandemia, cambio climático. Tenemos todos estos grandes problemas históricos en marcha. ¿Creés que hay un crecimiento en el interés del público en estos productos de conocimiento sobre la historia de la humanidad?
-Sí, así lo creo. Los episodios que estamos viviendo actualmente, con el conflicto actual alrededor de Ucrania, el COVID-19 y la crisis climática, nos obligan a mirar hacia atrás y ver cómo hemos logrado superar catástrofes similares en el pasado. Y el pasado de la humanidad es simplemente notable. Si revisás el viaje de la humanidad en los últimos 300.000 años, es muy claro que ha habido ataques devastadores a la humanidad a lo largo de la historia humana, pero la humanidad se ha recuperado de cada una de ellas con mayor determinación y fuerza. Y de hecho, la humanidad no se desvía de esta trayectoria a largo plazo debido a estas catástrofes. Si pensás en el mundo hace 12.000 años, es un momento en el que la humanidad comenzó a poblar el mundo. Y de hecho, todos los ecosistemas fueron ocupados por humanos hasta un punto en el que la humanidad estuvo casi al borde de la extinción, en el sentido de que las personas no podían continuar vagando y esperando encontrar plantas y animales salvajes que se pudieran cazar y recolectar porque otras tribus aparecían ahí antes que ellos. Y esto llevó a la innovación asociada con la revolución agrícola y obligó a las personas a pensar en cómo domesticar plantas y animales y, en última instancia, cómo generar cien veces más recursos por cada hectárea de tierra que antes. Esto generó una enorme expansión de la población humana en lugar de una extinción masiva. Y a mediados del siglo XIV la Peste Negra diezmó el 40% de la población europea. Es una tragedia inusual, trágica e inimaginable. Y sin embargo, sí, la población humana fue diezmada, pero en un período de 300 años volvió exactamente a la misma posición y la larga tendencia de la humanidad permaneció inalterada. El comienzo de la primera mitad del siglo XX estuvo asociado con atrocidades increíbles, catástrofes, guerras. Cualquiera que haya vivido estas catástrofes quedó dañado de por vida y más allá, pero la trayectoria de la humanidad persistió. Cuando estamos enfrentando crisis y cuestionando si la humanidad sobrevivirá, mirar hacia atrás nos permite entender que la humanidad tiene un gran poder para avanzar y no desviarse, incluso ante grandes catástrofes.

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