Conflictos entre amigos: consejos para encarar charlas que incomodan
Hay etapas en las que los vínculos pueden sufrir turbulencias; las causas de las diferencias y los lazos entre pares como refugio
Mariana Israel
Jorge Eduardo Catelli
◗ Licenciado y Profesor en Psicología (UBA). Psicoanalista
◗ Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), de la Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA) y de la Federación Psicanalítica de América Latina (FEPAL)
◗ Profesor adjunto de Psicoanálisis y educación y Psicología psicoanalítica; jefe de Trabajos Prácticos en Psicología General y Teorías Psicológicas de la Subjetividad
◗ Especialista en psicología institucional educacionalNinguna relación está exenta de rispideces, es importante dialogar con tiempo
Las postales del Día del Amigo muestran la mejor cara de los vínculos entre pares. Pero, como todas las relaciones, no están exentas de conflictos, y es clave tener herramientas para manejarlas.
Desde que nace, el ser humano se construye en relación con los otros, necesitamos a los demás para sobrevivir. En esos lazos que vamos forjando a lo largo de la vida, la amistad representa un vínculo especial de encuentro con un par. “La amistad se ubica en un territorio de horizontalidad. Supone un refugio ante los vínculos verticales e intentos de sometimiento en cada etapa de la vida y desarrollo humano”, describe el psicoanalista Jorge Eduardo Catelli.
La identificación con el otro, poder ponerse en su lugar, es uno de los pilares de las relaciones de amistad. Dentro de esta dinámica, plantear críticas o abordar asuntos delicados resulta una tarea difícil que suele causar angustia.
–¿Qué pasa si tenemos una crítica hacia un amigo por algo que está haciendo que no nos gusta o que sabemos que le hace mal?
–Con respecto a las críticas, tenemos que partir de la base de la identificación para discernir si es algo que puede ayudarlo o no. Ponerse en el lugar del otro es necesario porque, muchas veces, por más constructivas que sean las críticas, están basadas en una falsa idea de sinceridad que encubre hostilidad. Son, en realidad, opiniones personales que pueden causarle un dolor al otro. Entonces, la presunta sinceridad se convierte en un ataque y una herida. Hay un riesgo, de traspasar una frontera del cuidado del otro.
–¿Cómo deberíamos abordar el tema para evitar herir al otro?
–Es necesario plantearlo de un modo que se entienda que es un parecer subjetivo, algo que nosotros pensamos. No hablar desde una verdad absoluta, sino que hay que hacerse cargo de una mirada propia. Cuidar al otro y cuidar de sí mismo son condiciones básicas para que el otro reciba mejor lo que tengo para ofrecerle.
–¿Cómo encontrar el momento adecuado para conversar?
–Cuando puedan dialogar tranquilos, cuenten con tiempo y disponibilidad para compartir las ideas. A veces, es necesario esperar a que llegue ese momento.
–¿Cómo plantear temas incómodos entre amigos?
–Parte de un contrato básico más o menos inconsciente de la amistad es la confianza de que lo que proviene del otro está dicho de buena fe y está planteado con amor. De otro modo, será imposible emitir o recibir bien lo que provenga de los amigos. La importancia de lo que un amigo tenga para decirnos también se basa en su valoración. En psicoanálisis le llamamos la dimensión de la transferencia: una valoración que se le da al otro, donde se transfieren valores que inconscientemente representan escenas propias. La opinión de un amigo va a tener el valor de la transferencia que tenga esa amistad y el lugar de esa palabra.
–¿Por qué las amistades son importantes en la vida?
–Cada etapa está signada por pérdidas y el acompañamiento de los amigos es crucial para atravesarlas. La soledad se hace más soportable. En la infancia, en la escuela, en la adolescencia, en la madurez y en la vejez, la amistad se constituye como un oasis en medio del dolor que producen los vínculos con otros.
Muchas veces se habla de los amigos como la familia que se elige. Y vemos que, de hecho, contribuyen a una saludable salida de la endogamia de la familia para el encuentro con otros grupos, otras “tribus”.
-A veces, esas mismas etapas vitales nos separan de los amigos. ¿Cómo hacer para mantener el vínculo?
-El encuentro con las diferencias del otro no siempre es tolerado, en especial, en momentos de cambios rotundos o de crisis evolutiva. Después de los 40 años, suelen ser muchas las cosas que cambian para las amistades que llevan muchos años, que representan un desafío. Cambios profesionales, el crecimiento de los hijos .... El encuentro con el otro no es ajeno a estos ajetreos.
El reto es poder reencontrar, aun durante crisis vitales, la posibilidad del enriquecimiento mutuo a partir de las diferencias. En medio de esas diversidades, tener la satisfacción anhelada de reencontrarse con aquellas similitudes que calman por la identificación mutua.
–¿Qué cuestiones atentan contra una amistad?
–La susceptibilidad, la actitud refractaria y defensiva, así como la ofensa y la vivencia de injuria son los peores enemigos. Muchas veces, una ofensa resulta del narcisismo: esa tendencia a sentir que del otro tiene que venir lo que uno espera. No soportar lo diferente que viene del otro es una gran amenaza.
–¿Cómo se puede abordar una crisis en un vínculo de amistad?
–Ante el enojo, si desconocemos los motivos, es muy importante tener en cuenta dos factores. Uno es la espera. Hay momentos en que los amigos toman distancia y no sabemos por qué razón, y será necesario darles tiempo. Es parte de la amistad poder tener ese tiempo de espera para que el otro pueda mostrar lo que le está ocurriendo.
El segundo factores ir al encuentro, y que sea un encuentro basado en la franqueza, la confianza y la honestidad, pero expresado en primera persona: “Yo siento”, “Yo creo que”, junto con las afirmaciones como “Yo te extraño”, “Yo te quiero”. Partir de la idea de que hay algo que al otro le molestó y poner en palabras el desconocimiento: “No sé qué ocurrió, pero me gustaría comprender”.
Expresar ese no saber puede desarmar la ofensa narcisista que en general causa ese retraimiento del otro.
–¿Qué valor tiene la amistad en un contexto de vínculos “líquidos”?
–El gran valor de la amistad en tiempos de liquidez de los vínculos, como diría Zygmunt Bauman, es que sea un lazo constante donde las diferencias no se repudian, sino que se aceptan como parte de un enriquecimiento mutuo. La solidez en la amistad pasa por recibir al otro con sus cambios, tal cual es
Muchas veces, por más constructivas que sean las críticas, están basadas en una idea falsa de sinceridad que encubre hostilidad”
Jorge Eduardo Catelli
◗ Licenciado y Profesor en Psicología (UBA). Psicoanalista
◗ Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), de la Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA) y de la Federación Psicanalítica de América Latina (FEPAL)
◗ Profesor adjunto de Psicoanálisis y educación y Psicología psicoanalítica; jefe de Trabajos Prácticos en Psicología General y Teorías Psicológicas de la Subjetividad
◗ Especialista en psicología institucional educacionalNinguna relación está exenta de rispideces, es importante dialogar con tiempo
Las postales del Día del Amigo muestran la mejor cara de los vínculos entre pares. Pero, como todas las relaciones, no están exentas de conflictos, y es clave tener herramientas para manejarlas.
Desde que nace, el ser humano se construye en relación con los otros, necesitamos a los demás para sobrevivir. En esos lazos que vamos forjando a lo largo de la vida, la amistad representa un vínculo especial de encuentro con un par. “La amistad se ubica en un territorio de horizontalidad. Supone un refugio ante los vínculos verticales e intentos de sometimiento en cada etapa de la vida y desarrollo humano”, describe el psicoanalista Jorge Eduardo Catelli.
La identificación con el otro, poder ponerse en su lugar, es uno de los pilares de las relaciones de amistad. Dentro de esta dinámica, plantear críticas o abordar asuntos delicados resulta una tarea difícil que suele causar angustia.
–¿Qué pasa si tenemos una crítica hacia un amigo por algo que está haciendo que no nos gusta o que sabemos que le hace mal?
–Con respecto a las críticas, tenemos que partir de la base de la identificación para discernir si es algo que puede ayudarlo o no. Ponerse en el lugar del otro es necesario porque, muchas veces, por más constructivas que sean las críticas, están basadas en una falsa idea de sinceridad que encubre hostilidad. Son, en realidad, opiniones personales que pueden causarle un dolor al otro. Entonces, la presunta sinceridad se convierte en un ataque y una herida. Hay un riesgo, de traspasar una frontera del cuidado del otro.
–¿Cómo deberíamos abordar el tema para evitar herir al otro?
–Es necesario plantearlo de un modo que se entienda que es un parecer subjetivo, algo que nosotros pensamos. No hablar desde una verdad absoluta, sino que hay que hacerse cargo de una mirada propia. Cuidar al otro y cuidar de sí mismo son condiciones básicas para que el otro reciba mejor lo que tengo para ofrecerle.
–¿Cómo encontrar el momento adecuado para conversar?
–Cuando puedan dialogar tranquilos, cuenten con tiempo y disponibilidad para compartir las ideas. A veces, es necesario esperar a que llegue ese momento.
–¿Cómo plantear temas incómodos entre amigos?
–Parte de un contrato básico más o menos inconsciente de la amistad es la confianza de que lo que proviene del otro está dicho de buena fe y está planteado con amor. De otro modo, será imposible emitir o recibir bien lo que provenga de los amigos. La importancia de lo que un amigo tenga para decirnos también se basa en su valoración. En psicoanálisis le llamamos la dimensión de la transferencia: una valoración que se le da al otro, donde se transfieren valores que inconscientemente representan escenas propias. La opinión de un amigo va a tener el valor de la transferencia que tenga esa amistad y el lugar de esa palabra.
–¿Por qué las amistades son importantes en la vida?
–Cada etapa está signada por pérdidas y el acompañamiento de los amigos es crucial para atravesarlas. La soledad se hace más soportable. En la infancia, en la escuela, en la adolescencia, en la madurez y en la vejez, la amistad se constituye como un oasis en medio del dolor que producen los vínculos con otros.
Muchas veces se habla de los amigos como la familia que se elige. Y vemos que, de hecho, contribuyen a una saludable salida de la endogamia de la familia para el encuentro con otros grupos, otras “tribus”.
-A veces, esas mismas etapas vitales nos separan de los amigos. ¿Cómo hacer para mantener el vínculo?
-El encuentro con las diferencias del otro no siempre es tolerado, en especial, en momentos de cambios rotundos o de crisis evolutiva. Después de los 40 años, suelen ser muchas las cosas que cambian para las amistades que llevan muchos años, que representan un desafío. Cambios profesionales, el crecimiento de los hijos .... El encuentro con el otro no es ajeno a estos ajetreos.
El reto es poder reencontrar, aun durante crisis vitales, la posibilidad del enriquecimiento mutuo a partir de las diferencias. En medio de esas diversidades, tener la satisfacción anhelada de reencontrarse con aquellas similitudes que calman por la identificación mutua.
–¿Qué cuestiones atentan contra una amistad?
–La susceptibilidad, la actitud refractaria y defensiva, así como la ofensa y la vivencia de injuria son los peores enemigos. Muchas veces, una ofensa resulta del narcisismo: esa tendencia a sentir que del otro tiene que venir lo que uno espera. No soportar lo diferente que viene del otro es una gran amenaza.
–¿Cómo se puede abordar una crisis en un vínculo de amistad?
–Ante el enojo, si desconocemos los motivos, es muy importante tener en cuenta dos factores. Uno es la espera. Hay momentos en que los amigos toman distancia y no sabemos por qué razón, y será necesario darles tiempo. Es parte de la amistad poder tener ese tiempo de espera para que el otro pueda mostrar lo que le está ocurriendo.
El segundo factores ir al encuentro, y que sea un encuentro basado en la franqueza, la confianza y la honestidad, pero expresado en primera persona: “Yo siento”, “Yo creo que”, junto con las afirmaciones como “Yo te extraño”, “Yo te quiero”. Partir de la idea de que hay algo que al otro le molestó y poner en palabras el desconocimiento: “No sé qué ocurrió, pero me gustaría comprender”.
Expresar ese no saber puede desarmar la ofensa narcisista que en general causa ese retraimiento del otro.
–¿Qué valor tiene la amistad en un contexto de vínculos “líquidos”?
–El gran valor de la amistad en tiempos de liquidez de los vínculos, como diría Zygmunt Bauman, es que sea un lazo constante donde las diferencias no se repudian, sino que se aceptan como parte de un enriquecimiento mutuo. La solidez en la amistad pasa por recibir al otro con sus cambios, tal cual es
Muchas veces, por más constructivas que sean las críticas, están basadas en una idea falsa de sinceridad que encubre hostilidad”
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