lunes, 13 de noviembre de 2023

ESPIONAJE ILEGAL


Crece el malestar del peronismo con La Cámpora por el caso de espionaje ilegal
Hay preocupación por el alcance interno que pueden tener las revelaciones; acusan al kirchnerismo duro de comprometer a toda la coalición
Cecilia Devanna
Fabián "Conu" Rodríguez al salir de los tribunales de Comodoro PY
Si La Cámpora se llamó a silencio para proteger a Fabián “Conu” Rodríguez, funcionario de la AFIP y con línea directa con Máximo Kirchner dentro de la organización, el peronismo en general y gran parte del kirchnerismo en particular lo hizo para proteger la campaña electoral y a su candidato, Sergio Massa. Pero la bronca compartida contra la agrupación que data de tiempo atrás, se exacerbó casi con furia esta semana. Fue luego de que se conociera públicamente el caso por presunto espionaje ilegal que involucra a Rodríguez con el expolicía Ariel Zanchetta, investigado inicialmente por el espionaje a jueces de la Corte. “Si nadie sale a decir nada públicamente es porque no queremos hacer un quilombo antes de las elecciones y joderlo a Sergio, pero lo que pasó es una barbaridad y no va a quedar acá”, sintetizó ante  un importante dirigente oficialista en coincidencia con otros miembros del espacio.
El caso impacta de lleno en un peronismo que cifra las expectativas en lo que puede pasar el próximo domingo 19, con un eventual triunfo de Massa, que sumado a la performance que dejó Axel Kicillof en octubre a nivel provincial, confían que puede abrir un nuevo mapa de poder interno, por encima de los movimientos del ala más dura del oficialismo. Massa fue, además, uno de los espiados en el caso, en momentos en que era opositor al kirchnerismo.
Máximo Kirchner y Sergio Massa
“Otra más, no paran”, fue la forma que usó un ministro para referirse al escándalo judicial que se sumó al protagonizado por Martín Insaurralde con su lujoso viaje a Marbella y al de las tarjetas en la Legislatura bonaerense, al mando de su delfín, Federico Otermin. “Todas de ellos”, sintetizó en sintonía un gobernador al enumerarlas. “Esto es crónica de otro quilombo anunciado”, completó. El único consuelo era que entienden que el caso no impactará electoralmente.
En todos esos casos a nadie sorprendió que La Cámpora haya elegido el silencio sobre el tema, ni los trascendidos cercanos a la organización que buscan vincular lo sucedido con “un vuelto por (otro escándalo de espionaje) Lago Escondido” o por “el juicio político a la Corte Suprema de Justicia de la Nación”. “Un vuelto, ¿en serio? Cuando en un allanamiento encuentran unos 10 discos de 2 Teras de información que va a llevar meses procesar, la realidad choca con el relato de los vueltos”, dijo uno de los consultados, con terminal en el Norte Grande. “Acá hay dos escenarios: el político y el judicial. Todo lo que puedan decir como defensa colisiona de frente con una causa que tiene alto nivel probatorio y recién va por menos de un 20% de lo que tiene por procesar y a la que hay que sumar todos los teléfonos (12) y notebooks que le encontraron al Conu”, completó.
En el peronismo todavía ironizan con un intento de miembros de La Cámpora por despegarse de Rodríguez en privado y ante interlocutores afectados por las maniobras de espionaje. “Estaban desesperados por decir que el Conu era un líbero, cuando todos saben que es Cámpora y Máximo”, explicó una de las voces consultadas. “Generan más irritación. Te espían y después te toman de boludo”, completó otro al tanto del planteo. Desde allí tampoco dudaban en ver una estricta relación entre el cargo en el que se ubicó en 2022 a Rodríguez en AFIP y la posibilidad de acceder a datos sensibles de figuras de interés. Se comunicó con la organización, pero rechazaron de plano hablar del tema.
Lo que ya se conoce del caso, aunque en rigor todo descuenta que será mucho más, vino a confirmarle a varios oficialistas lo que ya era para ellos era casi una certeza: que eran espiados y “operados” internamente por la agrupación. Hasta ahora el caso más resonante fue el de la ministra Victoria Tolosa Paz, sobre la cual Zanchetta ofrece información a Rodríguez. “Necesitas una parte. O armo algo para el portal. De esta tengo todo”, dice Zanchetta en una de las conversaciones.
Ariel Zanchetta
“El espionaje ilegal funcionó como herramienta para conseguir los objetivos políticos de la organización”, describió un peronista del interior. “No hay que extenderse mucho para ver lo que hicieron en distritos que tenían objetivos, como Olavarría, Hurlingham o Lanús, sin importar si eran oficialistas u opositores”, completó uno de los consultados. Tras lo que apuntó a los argumentos cercanos a la organización en busca de explicar lo que sucede. “Parecen Los Pumas que siempre buscan una derrota digna”, agregó.
Desde el 9 de octubre del año pasado, cuando el nombre de Tolosa Paz empezó a sonar como posible reemplazante de Juan Zabaleta en Desarrollo Social, el portal de Zanchetta publicó 11 notas, a razón de dos por mes, atacando a la hoy funcionaria. La abrupta interrupción de las publicaciones se dio a fines de abril, cuando Tolosa Paz fue invitada por Cristina Kirchner al Teatro Argentino de La Plata junto a su marido, el exsecretario de Medios de Néstor Kirchner Enrique “Pepe” Albistur. Esta semana, tras conocerse lo sucedido Tolosa Paz se limitó a decir, ante la consulta en una visita en Tucumán, que “la justicia investigue y por supuesto avance en esa causa”. Luego de eso tanto ella como su marido se mantuvieron en silencio.
Lo sucedido con ella podría replicarse en espejo con otros funcionarios que sufrieron embates similares en otras publicaciones parecidas a la de Zanchetta, que también recibían un alto número de pauta publicitaria de la provincia de Buenos Aires, cuando Rodríguez era funcionario allí. El convencimiento extendido, frente a una investigación en la que aún restan una alta cantidad de dispositivos a analizar y más de 1100 carpetas por abrir, es que las derivaciones del caso son aún insospechadas. También creen que el nombre de Rodríguez no será el único que acumule novedades del ámbito judicial en los próximos meses.
“Sea que gane Sergio o que gane (Javier) Milei, estas cosas se les van a acabar. Sergio no va a frenar a la justicia para que ellos no tengan problemas y esto no va a terminar acá”, evaluó uno de los consultados con visible molestia. En el peronismo ven cada vez más cerca la posibilidad de que con Massa como nuevo líder del peronismo y el fortalecimiento de la figura de Kicillof, la posible renovación frente a un kirchnerismo duro que no pudo ofrecer un candidato nacional competitivo tras más de dos décadas, abre un nuevo mapa de poder.
Un estudio exitoso y la continuidad en el cargo
La presentación de Rodríguez en Comodoro Py, este viernes al mediodía para entregar su celular, cuatro días después de los allanamientos, fue con el acompañamiento de los abogados del estudio del excamarista, Gabriel Cavallo. Un detalle que tampoco pasó desapercibido en el peronismo que vio allí otra contradicción de la propia organización. Recordaban que Cavallo fue quien defendió a Ernestina Herrera de Noble, la fallecida propietaria de Clarín, cuando enfrentó la causa por supuestas irregularidades en la adopción de sus dos hijos durante la última dictadura militar. Causa que fue agitada con vehemencia por el kichnerismo en plena pelea con ese grupo mediático. “Es simple. Cuando tenés problemas serios, buscas abogados serios y exitosos”, agregó uno de los consultados.
Entre los cuestionamientos también está que Rodríguez siga ejerciendo como funcionario, con acceso a información sensible de la propia AFIP, en la que tiene a su cargo la subdirección general de servicios al contribuyente. “Que se mantenga en el cargo habla más de La Cámpora que de Massa. La propia organización le tendría que haber hecho pedir licencia. Por donde lo mires no se sostiene que un tipo que tiene acceso a información sensible y está involucrado en una causa por espionaje, siga ahí”.

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Espionaje ilegal. Una tercerización caótica que abrió opciones nuevas de negocios
El detenido Ariel Zanchetta es el último exponente de una matriz de operaciones y carpetazos que lleva años; los expertos revelan que esta etapa se intensificó a partir de la presidencia de Kirchner
Texto Hugo Alconada MonFabián Rodríguez, cuando era gerente de Télam en 2014, al recibir al embajador de China, Yang Wanming, junto con el entonces gerente general Esteban Orestes Carella
La intervención y el desmantelamiento de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante el gobierno de Alberto Fernández no erradicaron las tareas de espionaje ilegal: solo las tercerizaron en el sector privado, de manera caótica y hasta torpe. Y abrieron oportunidades de negocios para agentes –ya fueran activos o retirados– de la propia AFI y de Fuerzas Armadas y de seguridad que trabajan para el mejor postor. En ese contexto, Ariel Zanchetta es apenas el último exponente de una matriz de operaciones y “carpetazos” que lleva años y abarca de Jaime Stiuso y Fernando Pocino a César Milani y Gustavo Arribas, entre otros.
La tercerización del espionaje ilegal comenzó en tiempos de Néstor Kirchner, cuentan los expertos y veteranos de la AFI que dialogaron con la nacion bajo reserva estricta de sus nombres. Se agudizó con Cristina Fernández de Kirchner. Se propaló con Mauricio Macri. Y, como en muchas otras áreas de la gestión, la realidad pasó por encima o por un costado al presidente Alberto Fernández, que arrastra una sucesión creciente de filtraciones y escándalos.
Delegar las tareas de espionaje ilegal en “consultores” del sector privado, también coincidieron los expertos y veteranos consultados, les ofreció dos ventajas a los distintos gobiernos: les permitió mantener una pátina de legalidad y negar todo conocimiento o responsabilidad sobre lo que ocurre en los sótanos, donde se trasiegan las cámaras ocultas, las interceptaciones telefónicas y de correos electrónicos, y los chantajes sexuales, entre otros.
Algunos de esos episodios, sin embargo, salieron a la luz y permiten atisbar cómo funciona la maquinaria del espionaje ilegal, sean protagonizados por “consultores” o por agentes de la AFI u otras fuerzas de seguridad que monetizan sus conocimientos en el sector privado, lejos de cualquier supuesto control de la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia del Congreso.
Los primeros atisbos de ese doble juego de agentes del Estado que delinquen en el sector privado surgieron durante el renacer mismo de la democracia. El entonces presidente Raúl Alfonsín llegó a denunciar la presencia de “mano de obra desocupada” de las Fuerzas Armadas, de seguridad y de inteligencia abocada, por ejemplo, a secuestros extorsivos. Agentes de la entonces Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), como Raúl Guglielminetti, representaban una amenaza real y cotidiana en aquellos años iniciales de la democracia recuperada.
Ya en tiempos de la presidencia del peronista Carlos Menem, los agentes de la SIDE comenzaron a engordar sus ingresos con otra veta laboral: espiar para empresas. Así fue como, por ejemplo, el secuestro de Macri salió a la luz en 1991. Una célula de la SIDE había “chupado” los teléfonos de su padre, Franco, a pedido del grupo rival Soldati mientras competían por la privatización de Obras Sanitarias, y se toparon con un llamado de los secuestradores.
Néstor, el iniciador
El doble juego del espionaje, sin embargo, se convirtió en una decisión de las máximas autoridades del Estado cuando Néstor Kirchner llegó a la Casa Rosada. El patagónico recurrió a un grupo especial de la EX-SIDE para tareas de espionaje doméstico: desde escuchas a políticos como Macri, Eduado Duhalde, Daniel Scioli, Gustavo Beliz y Roberto Lavagna, empresarios como Eduardo Eurnekian, Aldo Roggio y Eduardo Costantini, jueces, fiscales y periodistas hasta infiltrar manifestaciones, además de operetas como la que padeció Enrique Olivera durante una campaña electoral. Y eso, en tiempos de Francisco “Paco” Larcher, mientras que les pagaban a “buches” para que hicieran ciertos “trabajos”.
Muchas de esas tareas de inteligencia se camuflaron como parte de una operatoria que les permitió legalizarlas y volcarlas en informes reservados de “seguridad nacional”. Otras quedaron en manos de agentes como Iván Velázquez y Pablo Carpintero, o se delegaron en consultoras como Dark Star Security, que quedó bajo la lupa judicial, se ordenaron escuchas telefónicas y aparecieron indicios de todo tipo de operatorias ilegales. Desde sobornos a jueces, amenazas de carpetazos entre funcionarios, seguimientos a periodistas, vínculos ocultos con barrabravas y hasta el rol de Milani en tareas de inteligencia interna, además de datos sobre el entonces titular de la Corte Suprema y cruces de facturas dentro de la EX-SIDE.
Ya durante el mandato de la presidenta Cristina Kirchner, continuaron los aprietes –como el que padeció Norberto Oyarbide para que cerrara su investigación por enriquecimiento ilícito de los Kirchner– y las operetas, como la que afrontó Francisco de Narváez en otra campaña electoral. Pero también aconteció un punto de inflexión. El pacto con Irán colocó en un andarivel a Alberto Nisman, Stiuso y numerosos agentes que investigaban al régimen de Teherán y a Hezbollah. La presidenta se abrazó entonces al sector antagónico de la EX-SIDE que lideraba Pocino, potenció la inteligencia militar de Milani y, por último, creó la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), con Oscar Parrilli, Juan Martín Mena, Rodolfo Tailhade y Pocino como figuras.
Ese proceso llevó a la salida de cerca de 80 agentes, al ingreso de decenas de militantes de La Cámpora y a la expansión de una red de espionaje que abrevó en personal de inteligencia del Ejército, la Gendarmería –que contaba con su Proyecto X–, y de las policías de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Federal –donde revistaba el ahora detenido sargento Ariel Zanchetta– y bonaerense. También, al crecimiento de consultoras como C3 Consulting, cuyo rostro visible era otro expolicía federal, Leonardo Scaturrice, bajo el ala de Pocino.
La transición de la SI a la AFI conllevó, también, el rearmado de las estructuras. “Cuando asumió Parrilli, Tailhade quedó al frente del sector de Contrainteligencia, por lo que ‘heredó’ a Zanchetta”, rememoró un exagente ante la consulta de la nacion. Y el actual diputado nacional también era el jefe de Esteban Carella, quien venía de ser relevado como gerente general de Télam tras difundir información privada de Damián Pachter, el periodista que tuvo la primicia de la muerte de Nisman. En la agencia oficial de noticias, Carella había sido el superior del entonces gerente de Área de Periodismo, Fabián “Conu” Rodríguez. Hoy, Carella es el jefe de Cotrainteligencia de la AFI.
Las carpetas negras
Durante aquellos años, Zanchetta integró un “equipo de tareas” bajo el mando del entonces subcomisario de la Policía bonaerense, Ariel Difilippo, y Diego Raitano, alfil de Pocino, y Joaquín Conrado “El Verde” Pereyra, mano derecha de Milani, según surge de un archivo que la Justicia extrajo de la computadora del propio Zanchetta. Fueron años, también, en que Cristina Fernández recibió carpetas negras con datos de inteligencia y escuchas telefónicas. Dos fueron secuestradas en su casa de El Calafate durante el allanamiento que ordenó el juez federal Claudio Bonadio en 2018. ¿Mencionados? José Luis Manzano, el exjefe de la SIDE Miguel Ángel Toma, Stiuso y uno de sus hombres, Pedro “Lauchón” Viale, Nisman y su exesposa y jueza federal Sandra Arroyo Salgado, el Grupo Clarín, Repsol, HSBC, Barrick Gold y General Motors, entre otros.
El ingreso de Macri a la Casa Rosada acentuó las prácticas. Por entonces procesado en el escándalo de escuchas telefónicas ilegales junto a dos hombres provenientes de la Policía Federal –Ciro James y el comisario Jorge “Fino” Palacios–, Macri designó a Gustavo Arribas y Silvia Majdalani al frente de la AFI. Acumularon escándalos y denuncias penales. Entre otros, por la instalación de bases para el espionaje en el área metropolitana (AMBA) con más de 70 agentes que reclutó entre efectivos retirados o exonerados de la Policía bonaerense, como el exjefe Daniel Salcedo y el comisario general Vicente Melito, espías reactivados y oficiales retirados del Ejército, según reveló la nacion en mayo de 2019.
Ese fue, apenas, una de las varias manchas de una gestión que acumuló tropiezos. Entre otros, también por el espionaje ilegal al Instituto Patria, a los familiares del ARA San Juan y a los presos y detenidos en cárceles, además de la “Gestapo antisindical” y el Grupo Súper Mario Bros, con reclutados de, otra vez, las policías Federal y Metropolitana, que espiaron a políticos, empresarios, gremialistas, sacerdotes y periodistas.
Muchos de esos mismos y otros “objetivos” quedaron en la mira de “las Julietas”, un grupo de escorts que, al decir del extitular de la SIDE Juan Bautista “Tata” Yofre, se abocó a seducir víctimas para luego controlarlos, extorsionarlos o “cancelarlos”, una práctica en la que habría participado Natasha Jaitt y, en la actualidad, Sofía Clerici, entre otras, mientras que un integrante de la SIDE, Raúl Martins, regenteaba prostíbulos vip.
Zanchetta, el precarizado
La gestión de Alberto Fernández abarcó, en tanto, la intervención de la AFI con Cristina Camaño y, luego, la asunción de Agustín Rossi con colaboradores del Ministerio de Defensa que para la oposición conformaron una “mesa militar” abocada al espionaje con Milani en las sombras, algo que Rossi negó repetidas veces. Pero fue durante los últimos años que arreciaron los “Sim-swap”, un método que le permite a un hacker tomar el control de un teléfono ajeno y acceder a toda o parte de la información que contiene.
Así fue como salieron a la luz los mensajes que intercambiaron jueces, fiscales, funcionarios del Gobierno porteño y ejecutivos de Clarín tras un viaje a Lago Escondido. Y así fue como la Justicia investigó, llegó hasta el hacker Ezequiel Nuñes Pinheiro, quien confesó que desde Eldorado, Misiones, cobraba $15.000 por cada ataque. Entre sus víctimas figuraron desde ministros de la Corte Suprema a dos jueces del tribunal oral que condenó a Cristina Kirchner.
Al tirar de esa cuerda, el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi y el fiscal Gerardo Pollicita –los mismos que deben investigar por qué Cristina Kirchner tenía esas carpetas negras con información de inteligencia– lograron vincular a Nuñes Pinheiro con Zanchetta, el suboficial retirado de la Policía Federal que se definió como un “agente inorgánico” de la AFI hasta su detención, en junio de este año. Esa categoría no existe, ni en la legislación vigente ni en el escalafón interno del organismo. Pero es un eufemismo que engloba a los “precarizados” del submundo de los sótanos

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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