La transparencia del tiempo, de Leonardo Padura
Sombría comedia policial
Pocos signos tan concluyentes del triunfo de una novela como su espesura; vale decir, la capacidad del autor para crear la ilusión de que las peripecias que nos obliga a seguir son apenas el recorte de un mundo más amplio. Pero alguien como Leonardo Padura (La Habana, 1955) no solo es dueño de esa ductilidad hija tanto del afán como del oficio, sino que además posee la voluntad de compartir ese imaginario, el gesto de volver a él ampliándolo, la generosidad de no adormilarse y escarbar en sus pliegues como si pensara en voz alta o invitara al lector a pensar con él. Está claro que narrar, para Padura, no consiste solo en desplegar un itinerario sino también en utilizar la historia -con minúsculas- para reflexionar sobre un sinnúmero de temas. Entre otros para interrogarse sobre el devenir de la Historia (con mayúscula) en esa continua contienda que es Cuba.
Hace algunos años, el propio autor señalaba -en el prólogo de una contundente antología del género- que América Latina era, por lógica, el espacio privilegiado para un renacimiento del relato policial a partir de la naturalización de la violencia, la inestabilidad social y algunos otros indiscutibles condimentos. Del mismo modo que el incomparable Rubem Fonseca se ha revolcado como pocos en el fango de la realidad brasileña, lo más valioso de la serie del detective Mario Conde -protagonista de buena parte de la obra de Padura- es el modo en que el escritor cubano dialoga con su contexto, el de Cuba en general y La Habana en particular. Lo hace siempre con un tono a la Manuel Vázquez Montalbán: Conde parece a veces hijo putativo de Pepe Carvalho, el detective creado por el escritor español.
La transparencia del tiempo transita por los carriles acostumbrados: Conde, policía retirado hace ya años y convertido en circunstancial detective privado, recibe el encargo, esta vez de un viejo amigo, de recuperar un botín que le robaron, pero muy en especial una misteriosa Virgen negra, cuyo valor real y simbólico establece una puja que atraviesa todo el relato. Esa misión arrastra a Conde a escenarios que le son ajenos y que hacen reverdecer en su conciencia las innumerables contradicciones que le ofrece a cada momento una realidad como la cubana. Padura, que al margen del suceso creciente de sus libros -incluido el Premio Princesa de Asturias que le concedieron en 2015- eligió permanecer en su país, habitando su casa de siempre, ha sido con frecuencia crítico de ciertos aspectos de la vida en la isla, reclamándole a la Revolución los sueños que supo ofrendarle, pero a la vez se ha cuidado de que no ser manipulado aun cuando esa batalla, qué duda cabe, estaba perdida de antemano. Una mirada más amplia, menos tendenciosa, debería rescatar el hilado a través del que Padura pone cada tanto las cosas en su lugar, refiriéndose a "un país en el cual, con mucho esfuerzo y voluntad, se había hecho retroceder la miseria", y en el que todos habían ascendido y tenido sus oportunidades, "ganando si no en confort, al menos en dignidad".
Con todo, dos ejes persisten en el desarrollo de esta última entrega de la serie, y ambos se encuentran nucleados en el título: La transparencia del tiempo. Por un lado, Conde está a punto de cumplir sesenta años -entre otras coincidencias o juegos metaliterarios, el detective y su creador nacieron el mismo día-, algo así como "la cuarta edad", lo que acentúa su ya célebre escepticismo y le hace replantearse a cada rato los términos en que ha vivido, además de las circunstancias históricas que a él y los suyos les han tocado en suerte. Por otro, el tiempo es -digámoslo así para no revelar la trama- un interrogante mayor en la novela, una promesa que se desanuda y enreda a la vez, una pregunta que no halla necesariamente una respuesta inequívoca.
Padura es un comediante sombrío, un delicioso radiógrafo de la ambivalencia de los vínculos humanos. La transparencia del tiempo es uno de los puntos más altos de su obra, uno de esos libros que recuerdan que el mundo es a veces más ancho y profundo de lo que las mesas de novedades suelen mostrarnos.
LA TRANSPARENCIA DEL TIEMPO
Por Leonardo Padura
Tusquets. 440 págs. $ 449
J. M. B.
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