En cincuenta obras, el pop y la escultura conviven con la fotografía y el afiche
"In-Continente" es como darse una zambullida en el archivo de un artista inquieto
027 de marzo de 2018
"In-Continente" es el resultado de una investigación sobre el archivo del fotógrafo y artista Marcos López puesto en diálogo con sus obras más conocidas, otras inéditas y más creadas especialmente para la muestra.
Desde la entrada, hacia la derecha (más bien ya desde la calle, a través de la vidriera de la galería Rolf que da a Esmeralda), la Suite bolivariana, de 2009, es la pieza más grande de toda la exhibición: una cita al muralismo mexicano en la que el artista amalgama a los principales personajes históricos de América Latina en un barroquismo burlón, que en esta ocasión se completa con una pieza escultórica del presidente Mauricio Macri.
Hacia la izquierda se despliega una serie de obras alrededor de los mitos religiosos y paganos. Fotografías y piezas escultóricas conviven junto a dibujos e intervenciones directas sobre las paredes. La primera de ellas es Altar de santos, una biblioteca de dos metros de altura pintada de varios colores brillantes en cuyas estanterías conviven el equeco boliviano, una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, Evita, un Gauchito Gil con cuchillo, un Niño Dios fuera de su pesebre. Debajo de todo, una gran Difunta Correa y coronando el conjunto una máscara mexicana del diablo. Familia de sastres es una fotografía grupal compuesta por la combinación de más de veinte negativos, es el centro gravitatorio de esta pared, dando paso hacia el fondo a una dupla de recreaciones hechas por el artista sobre su conocida obra Amanda, de 2005.
Al fondo, sobre un florido empapelado, hay una serie de fotografías y algunos dibujos. La más grande es el retrato Jazmín, de 2008. Una joven adivina que nos mira como si fuera una Alicia albina en el espejo. Esta foto es el inicio de una serie que podríamos llamar "las mujeres y Marcos López". Entre las fotos está el conocido retrato de María realizado por Humberto Rivas en 1979, propiedad de la galería. Esa imagen es la que dispara una sucesión de citas, apropiaciones y reapropiaciones que se multiplican en los más diversos formatos y técnicas. "Es un homenaje a quien considero mi maestro", asevera López. La serie se completa con retratos femeninos en blanco y negro (también hay algunos inéditos) y un autorretrato del artista frente al espejo, en los años ochenta.
El recorrido continúa con dos grandes paredes plagadas de obra, "la sección de los pósteres", define; uno, hecho días antes de la inauguración, es una apropiación de un póster del inglés David Hockney donde el artista pinta e interviene a modo de collage con varias fotografías en pequeño formato y hasta un diminuto chanchito de plástico.
ROLF ART
Directora
Florencia Giordana Braun
Esmeralda 1353, C1007ABS
Buenos Aires, Argentina.
Tel./Fax: +5411 4326 3679
info@rolfart.com.ar
www.rolfart.com.ar
Facebook: rolf.art.productora
Twitter: @rolf_art
Instagram: @rolf_art
Hashtag: #rolfart
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Cansado del pop latino, critica la hipercomunicación y se define como decorador de interiores; "si hay que ir a un cóctel, voy; el arte es mi trabajo"
Esta es una entrevista en dos momentos. El primero, en diciembre pasado, cuando todavía retumbaban en los ojos los hechos violentos de las manifestaciones frente al Congreso y esta muestra, "In-Continente", era apenas un proyecto en el calendario del año que viene. El otro momento fue la tarde previa a la apertura de la exposición de Marcos López en la galería Rolf Art, hace exactamente una semana.
En los dos meses que mediaron entre estas conversaciones, el artista fue gestando una exhibición que, como ya es costumbre en él, lo encuentra produciendo obras en forma simultánea con el proceso de montaje; su equipo, la galerista y demás colaboradores emprenden así una carrera contra el tiempo que se convierte en energía creativa y que puede modificar obras aun la misma tarde del opening.
Primer momento: Marcos, en su casa, acaba de levantarse de una siesta. Se repantiga en un sillón y contesta preguntas.
-¿Cómo te parás frente al fenómeno de la hipercomunicación virtual en que vivimos?
-Me despierto a la mañana, veo una luz que me gusta. Agarro una mandarina, le clavo un cuchillo y le arrimo un pajarito chino picando. Hago una foto y la subo a Instagram. Eso me corre por cinco minutos de mi angustia existencial. Estoy vivo, me voy a morir, mis padres están grandes, me pregunto a dónde nos lleva la economía, para qué vivo... en fin. En Instagram uno les dice a los demás: "Acá estoy, no se olviden de mí. La vida no es tan horrible". Creo que todo va para mal con la hipercomunicación. No tiene sentido. Yo a mis alumnos les digo: "Respiremos, tomemos nuestras manos y cantemos. No hagamos fotos, cantemos y vayamos hacia el amor". Me he convertido en una especie de predicador.
-Tu trabajo "Pop Latino" fue interpretado como una crítica a la era menemista. ¿Te considerás un artista político?
-Prefiero llamarme decorador de interiores. Porque si vas a la Bienal de Venecia, donde están todos con Gucci, ¿qué vas a denunciar? En el mundo del arte funciona muy bien el oportunismo, como en la moda. Me pregunto: ¿cuál es el compromiso del señor Cartier o del señor Getty con los inmigrantes que llegan a Italia y se mueren por miles por semana en las barcazas? Yo interactúo con el mundo del arte porque tengo un ego importante. Si no, me tengo que hacer monje budista y exiliarme en las sierras de Córdoba a meditar. Si hay que ir a un cóctel, voy porque tengo que pagar la luz y el gas. El arte es mi trabajo. Tengo un escasísimo margen de libertad y me gano la vida desde un lugar de cierto escepticismo. No me creo la del arte político. Todos son círculos de curadores que buscan tendencias: "Necesito un provinciano acomplejado y resentido, con cierto humor, que hable mal inglés. Ah, ¡entonces pongamos a Marcos López!"
-¿Dónde está el verdadero arte?
-El otro día me escribe en Facebook una maestra de niños de 5 años en Mar del Plata para contarme que los chicos habían hecho un cuento sobre el pato y el lobo [dos personajes emblemáticos en la obra de Marcos López]. Me tomé un colectivo, alquilé una casa de 400 pesos, porque no tengo plata, y me fui a filmar a esos chicos con su maestra. Eso es tener compromiso con el otro, con una comunidad y en total anonimato. Mis respetos a esa maestra. Si me tengo que tomar un Jack Daniel's con Marina Abramovich, está todo bien. Pero... ¿cuánto gana esa maestra de Mar del Plata? ¿Cuánto valen el cariño y la responsabilidad sobre la salud emocional de esos chicos?
Segundo momento: son las cuatro de la tarde del martes 20 de marzo, faltan menos de veinticuatro horas para la inauguración de "In-Continente". Marcos López no llegó todavía a la galería. Su equipo ocupa literalmente todas las paredes disponibles. Las obras se desparraman en el piso esperando ubicación. Cuando llega, lo primero que dice López es: "Lo sacamos a Macri. Macri no va". Todos se dan vuelta hacia él, incrédulos. En un ángulo de la sala, un Mauricio Macri de plástico, hecho a escala humana, observa sentado sobre una tumbona; tiene los pies desnudos, dentro de una palangana roja. Detrás, sobre dos paredes enteras, del piso al techo, se despliega la Suite bolivariana, una de las obras más controvertidas, donde asoman los grandes líderes políticos latinoamericanos de la última década, más nuestros próceres más importantes. El equipo detiene el trabajo y se improvisa una breve asamblea en la que todos opinan. López se distrae y nos muestra su Altar de santos, obra en colaboración con Yanina Moroni. "Le quiero agregar un ángel, que estaba por algún lado, y esta foto de mi papá, que falleció hace unos meses".
-¿Tenés un método para trabajar todos los días?
-No, ninguna metodología. Si voy a ordenar los negativos blanco y negro y, cuando voy hacia la caja, encuentro un lápiz, me pongo a dibujar, en el medio hago una foto para Instagram, enseguida sigo escribiendo el prólogo para un libro sobre la patria que todavía no se escribió. Se me ocurren cincuenta ideas en diez minutos. Entonces tiene que venir alguien a decirme: "No no, Marcos, los cocodrilos colgados en la galería de arte no, que se van a quejar de la Sociedad Protectora de Animales". Ese alguien que me ordena es el que pone la plata. El que pone la plata es el que manda.
-¿Vos sos o te hacés el Marcos López?
-Ahora estoy teatralizando un personaje de Marcos López, que es a la vez Marcos López y que se genera en un espacio escénico como puede ser el living de mi casa. Soy como Calabró o Juan Verdaguer, un actor cómico que vive del aplauso de su público. Actúo en esta efervescencia teatral. El psicólogo me dice: "Marcos, dejá al provocador afuera y en tu casa encontrá un refugio". Así que soy, me hago y me parezco en mi desesperada soledad.
D. M.
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